.Hora 11.

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Ante último capítulo.

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—¿Por qué soy importante para los anarquistas?— Interpeló Claire, sin contener mas su necesidad de respuestas.

—No es algo que debas enterarte— Contestó Justin con parsimonia.

Estaban realizando su recorrido por las veredas, donde la luz de los faroles no llegaban a alumbrar su máxima potencia. Podían pasar desapercibidos en la penumbra si alguien venía en esa dirección. Cuando Justin puso su brazo alrededor de los hombros de Claire y la atrajo hacia él para caminar mas cerca de su cuerpo, ella dedujo que era también un truco de protección, mas pronto descubrió que el muchacho lo había hecho de forma casual. Su otra mano estaba dentro del bolsillo de sus vaqueros y su andar era despreocupado, como si se encontraran en un paseo. Sus labios no podían deshacer la curva ligera que formaba una sonrisa discreta. Él estaba feliz y ella estaba obnubilada por la confusión.

Era consciente de que se habían besado minutos antes y trataba de no pensar demasiado en ello. Lo definía como un acto consolador, un gesto para apaciguar las emociones intensas del momento. Adjudicarle cualquier otro significado era inverosímil. El beso no podía tener mayor importancia teniendo en cuenta el contexto en el que se encontraban. Al sentir los dedos de Justin acariciar su mejilla, dudó que él pensara lo mismo.

—Pero ¿Qué planean conmigo? ¿Por qué siquiera es conmigo? Jamás había hablado directamente con un anarquista antes de ti— Interrogó, ansiosa por esclarecer la conmoción en su interior.

—Eres un elemento para los planes anárquicos, pero no eres el fin de ellos, linda— Puntualizó él, deteniendo su andar y girando su cuerpo para enfrentarlo con la chica. Hicieron contacto visual. —Te dije que te mantendría a salvo y así es. Me creíste ¿cierto? Por eso te quedaste conmigo en lugar de huir con esas perras. Confiaste en mí.

—Oh, sí. Me quedé contigo por nuestra maravillosa confianza, no porque ellas intentaban incendiarme viva, por supuesto— Atizó ella con sarcasmo.

Los dientes de Justin quedaron al descubierto cuando su sonrisa se expandió.

—Me elegiste incluso antes de que nos atacaran... El caso es que es real y lo sabes. Cuidaré de ti, Claire. No te preocupes— Afirmó.

Besó la frente de la muchacha durante unos segundos. Ella admitía que se sentía segura junto a él y eso la hacía desconfiar de su propio juicio, pero había estado despierta toda la noche viviendo experiencias que ningún ser humano debería vivir, por lo que posiblemente sí, estuviera perdiendo la razón. Retomaron la marcha y avanzaron varios metros hasta que Claire volvió a hablar:

—Quisiera saber en lo que estoy metida. Es como si no supiera siquiera donde estoy parada. Dices que hay una lucha incontenible en la que estoy involucrada pero solo estamos aquí, yendo hacia mi casa. No tiene sentido...

—¿Es esa tu casa?— La interrumpió Justin.

Él señaló un chalet que se ubicaba tres cuadras por delante. Aunque los ventanales de éste estuvieran en ese momento obstruidos por gruesas capas de hierro al igual que las puertas y cada orificio que podría constituir una entrada, seguía siendo impetuosamente hermoso. Claire sostuvo el aire en sus pulmones en cuanto lo vio. La difusa y suave luz, producto del sol naciente que empezaba a cortar la oscuridad de la noche, se proyectaba detrás de su hogar. Después de una larga y tortuosa jornada, aquella imagen era el mas alegre alivio.

—Sí, lo es. Allí están mi mamá, mi papá, Kurt...— Empezó a decir, desbordada por la emoción. —¡Vamos!— Exclamó, tomando la mano de Justin y tirando de ella.

Mas el chico no se movió. Su expresión delataba lo turbado que estaba. Ver a Claire reaccionar de esa manera había removido la compasión que nunca creyó tener. Él no solía sentir apego por la gente hasta que tuvo a Claire en sus brazos por primera vez. Entonces entendió que uno podía sufrir por el dolor de otra persona, y aun más con su perdida, como le quedó claro cuando ella huyó de la furgoneta. Y Claire ya conocía ese sentimiento, por lo tanto si él llevaba a cabo la misión que debía, la lastimaría de todas formas, la dañaría por mucho que él se hubiese convencido a sí mismo de lo contrario.

Él había prometido mantenerla a salvo. En ese momento descubrió que había mentido.

—¿Qué haces?— Se quejó ella, ya que Justin estaba tirándola hacia el lado contrario.

—Debemos irnos de aquí, Claire— Urgió él, empleando mas fuerza para impulsar a la muchacha, quien se resistía a moverse.

—¡No! Mi casa está por allá...

—¡Lo sé! Lo sé. Escúchame...— Posicionó sus dos manos sobre las mejillas de ella y acercó sus rostros para murmurar: —Lo siento. Debemos huir ahora mismo, los anarquistas no deben vernos, ellos...

—¡Anarquista!

El grito desaforado sobresaltó a los dos jóvenes. Se giraron en la dirección de donde provenía y encontraron un grupo cinco muchachos corriendo hacia ellos. Todos poseían armas de fuego y los rodearon enseguida.

—Claire ¿Qué haces con él?— Espetó uno de ellos.

La aludida tardó un segundo en reaccionar debido a la estupefacción, luego jadeó:

—Michael.

Su novio la tomó por el codo y la resguardó detrás de su cuerpo, dirigiendo la mirada colmada de enojo hacia Justin. Éste observó el agarre de Michael sobre la piel de la chica hasta que estuvo fuera de su vista. Luego levantó su cabeza y lo miró fijamente a los ojos, con un resplandor amenazante en sus pupilas. Michael lo apuntó con la pistola.

—¡¿Qué crees que...?!— Claire se alarmó, mas en cuanto se movió, dos de los otros chicos la detuvieron.

—Te dije que saldría a cazar anarquistas, mi amor...— Le recordó su novio, sin romper el contacto visual con Justin. —...Y esta rata es uno de ellos ¿Eres Justin, no? Otro soldado de Saúl, otra basura. Otra mierda que eliminar. Voy a meterte una bala en los sesos, y juro que voy a disfrutar viéndote morir, traidor a la nación. Voy a hacerte agonizar, vas a terminar suplicándome mientras sufres como te mereces, ya que tu maldita vida no vale absolutamente nada— Le quitó el seguro al arma y agregó: —¿Tienes algo que decir a eso?

Aunque las desagradables palabras eran meras provocaciones, la expresión de Justin no se alteró de ninguna forma.

—Sí...—Dijo, dando un paso mas cerca de Michael y mostrando una sonrisa falsa. —No vuelvas a llamarla 'mi amor'.

Inesperadamente lanzó el puño contra la cara de su contrincante, cuyos pies se desestabilizaron por el impacto y se tambaleó, desviando el cañón de la pistola que sostenía. Los dos hombres restantes se precipitaron a ayudar a su secuaz. Atraparon los brazos de Justin y los doblaron en su espalda, sujetándolo como lo hacían los otros con Claire. Michael recobró la compostura, incorporándose y limpiando la sangre que fluía de su labio herido. Volvió a apuntar a Justin y esa vez parecía mucho mas dispuesto a asesinar.

Claire estaba perpleja, viendo la escena que transcurría frente a ella. El cañón fue posicionado justo en la cabeza de Justin, quien se agitaba con furia, intentando liberarse de aquellos que lo aprisionaban.

—No mancharas este país ilustre— Dictaminó Michael, apretando el gatillo.

Siguiendo su impulso, Claire levantó una pierna y pateó el brazo de su novio, haciendo que la bala saliera disparada hacia arriba.

—¡¿Qué rayos, Claire?!— Bramó él.

A causa de la confusión, la fuerza que inducían en Justin se aflojó y él se soltó de sus captores, atacando de nuevo al que antes pretendió matarlo. No pudieron socorrerlo a prisa en esa ocasión, pues antes de que pudieran hacerlo se oyeron otros disparos y los dos hombres cayeron al suelo, con sus ropas empapadas de sangre. Los que retenían a Claire se alejaron de ella, mirando con pavor a otro grupo de personas que se aproximaba, portando armas de calibres mayores. Tyler estaba entre ellos, por lo que acertadamente se podía afirmar que eran los anarquistas.

Al final, la guerra había llegado.


-TatianaRomina

The Purge: 12 horas para sobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora