Declarando guerra

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La madrugada es aquel momento del día en el que se supone que todos se encuentran sumergidos en el sueño profundo. Únicamente las personas con algún trabajo, preocupación, o simple insomnio permanecerían despiertos y aun mas, se atreverían a explorar París de noche.

Pero eso no aplica para los gatos negros.

Chat Noir se encontraba saltando de un edificio a otro. Era la primera vez que tenía una ronda de vigilancia a tan altas horas de la noche. Realmente no era porque quisiera mantener más segura París con su presencia, era porque la discusión que tuvo con su padre hacia unas horas lo había puesto muy ansioso.

¿A quién se le ocurría armar todo un alboroto solo porque se quedó a la pequeña fiesta de bienvenida de Nathaniel? ¡Él ni siquiera sabía que su padre le había preparado una entrevista con aquellos promotores! ¡No era justo que se enojara con él y le armara un buen Lío por pasar un buen rato con sus amigos!

Pero su padre no entendía nada, mucho menos si tenía que ver con amistades o pasarla bien. No, parecía que Gabriel Agreste había sido así de seco toda su vida.

El rubio entrecerró los ojos, tratando de despejar esos pensamientos, comenzó a jugar consigo mismo, para ver qué tan buena era su visión, prestó atención a la vereda por la que pasaba, intentando divisar las distintas cosas que había ahí: negocios de comida, un hotel, gorriones acurrucados en sus nidos hechos dentro de sus semáforos, un edificio que tenía una pantalla para publicidad, un pandilla de perros callejeros, basura de un desfile que había pasado ese mismo día, una tienda de abarrotes abierta las 24 horas, una rata asomándose desde la alcantarilla, una silla de ruedas con Nathaniel dibujando...

Casi choca con un poste al darse cuenta de ese pequeño gran detalle "¡¿Nathaniel dibujando?! ... ¡son las 2 de la mañana! " No dudó en ir de inmediato hacía el joven. A pesar de que él le había causado cierto resentimiento hacia unas pocas horas, no tenía razones para dejarlo ahí abandonado.

-¿Oye amigo, te encuentras bien? ¿Qué hace un chico como tú aquí? ¡Y encima dibujando!

-No podía dormir. – el pelirrojo alzó la vista de su cuaderno, sus ojos lucían algo adormilados

-Esa no es respuesta, te llevaré a tu casa ahora mismo – Chat Noir se dispuso a empujar la silla de ruedas cuando Nathaniel lo detuvo.

-Espera... - Nathaniel comenzó a apretar un poco su lápiz y la sabana que le cubría las piernas, le costaba mucho trabajo dejar de ser tan tímido-¿hablarías conmigo un poco? no me siento muy bien. Tú eres un héroe, de cierta manera te admiro, seguro podrías ayudarme.

-Oh cielos, Claro que si –A Adrien se le hinchaba el pecho de orgullo, no era muy común que le dijeran que era admirable. – pero antes dime, ¿cómo llegaste aquí?

- esa es una larga historia – el pelirrojo suspiró profundamente – Desperté a los gritos a causa de una mala pesadilla que tuve. Mi cuidador entró a mi habitación sumamente preocupado, incluso tenía hojas pegadas en la cara. Sospecho que se habrá quedado dormido mientras estudiaba. Él sugirió que saliéramos a dar una vuelta para poder calmarme.

-¿¡ese cuidador tuyo te dejó aquí!?

- No, yo le pedí que me dejara aquí mientras el compraba en aquella tienda algunas cosas que necesitaba. La pequeña salida me ha sentado de maravilla, las calles están vacías a esta hora y se disfruta mejor del ambiente.

"Parece que no soy el único que se relaja con salidas de madrugada" pensó Chat Noir mirando de reojo el cuadernillo del pelirrojo.

-Bueno entonces... cuéntame lo que ocurre.

Si la vida te da tomates...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora