La historia cancelada

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Apenas había terminado su última clase cuando se le ocurrió revisar su celular, estaba seguro de que había vibrado a mitad de aquella hora indicando que alguien le había llamado. Sus ojos miel se encontraban entrecerrados mientras desbloqueaba el aparato.

No se había equivocado, la pantalla de su móvil le indicaba que tenía dos llamadas perdidas y un mensaje de voz. Estaba perplejo por aquello, pues no era muy común que le dejaran mensajes de voz tras haberle marcado solo dos veces. Sintió su corazón removerse un poco, se encontraba inquieto.

Pulsó el botón para escuchar aquel misterioso recado, con cierta duda. Acercó el teléfono a su oído y en seguida sonó el pitido indicando que iniciaba...

Un escalofrío recorrió su cuello cuando únicamente escuchó unos incontrolables sollozos, pasaron unos segundos. Se notaba que aquella persona estaba esforzándose en articular palabras o al menos en tratar de controlar su llanto.

Por favor, por favor...ven a verme hoy, necesito hablar con alguien, no de mí, solo, solo ven a contarme tu día... por favor...y-yo ... esto...

Eres la única persona a la que puedo acudir...

Mensaje de voz 6:27 pm ¿desea volver a escucharlo?

La robótica voz de la contestadora automática lo devolvió a la realidad repentinamente, de cierta manera deseaba no haber reconocido aquella voz tan rápido, porque en cuanto se dio cuenta quien era, su cuerpo se había llenado de una angustia total.

"Al diablo, hoy no me quedo en la biblioteca, ya veré como me recupero después con aquella materia" pensó mientras trataba de acomodar sus libros apresuradamente en la mochila, de manera inútil pues esta ya se encontraba a rebosar, tomo todo entre sus brazos con impaciencia y acto seguido tropezó y cayó estrepitosamente dentro del salón de clases; todos sus útiles quedaron regados por todas partes. Se maldijo internamente por su torpeza.

Escuchó un par de pasos apresurados entrando en el lugar.

-¡Justie! ¿Te encuentras bien?

El pelinegro se sentía hipnotizado, escuchaba las voces de las chicas que fueron a ayudarle como si estuvieran bajo el agua, muy lejos de su persona

Sintió unas manos delgadas sujetarlo del brazo, para levantarlo con fuerza. Mientras escuchaba que alguien iba levantando sus bolígrafos, plumones, libretas, libros del suelo.

No estaba pensando muy claramente, tal vez el golpe le había afectado más de lo previsto, pero si tenía clara una cosa; tenía que averiguar que le había pasado a su amigo, a su paciente, a aquel tímido pelirrojo llamado Nathaniel.

Y no era el único preocupado por él en aquel momento. Pues apenas un par de horas antes, su nombre hacía eco en un callejón apartado de la ruidosa multitud de París, aunque era por razones muy distintas a las del mencionado.

-Oye, creo que esta vez te has pasado un poco Adrien... - una pequeña sombra negra se encontraba flotando a un lado de cierto rubio que no paraba de patear una botella vacia hacia un rincón.- De hecho me sorprende un poco... decirle "se acabó" justo después que le dijeron no ¿en serio? ¿Acaso ganaste algo haciendo eso? ¿Era necesario que tu le dieras el golpe final justo frente a sus narices? Mira, sé que siempre me han interesado poco las cosas de los humanos, pero incluso yo siento que eso estuvo muy mal.

-No Plagg, es que no lo comprendes, ese chico siempre estuvo detrás de Mi Marinette, tenía que dejárselo claro... y esa fue la mejor manera que se me ocurrió. Además no se porque rayos ella insistió tanto en ocultar lo nuestro, eso siempre me molestó mucho, yo quería anunciarle a los cuatro vientos cuando aceptó ser mi novia...

Si la vida te da tomates...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora