La melancolía de un Extra.

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Los últimos rayos se encontraban ocultándose detrás del horizonte de París, anunciando el momento de descansar para todas las personas en la ciudad, afligidas o no, con el incidente que había tenido lugar.

Pero desde que salía a patrullar en medio de la madrugada, Adrien agreste solía dormir cuando tenía horas libres de todo su trabajo, dormía apaciblemente, hasta que en medio de sus sueños apareció un recuerdo que tenía olvidado...

-Yo también pensé eso al principio, no me sentiría tan consternado si no fuera que, al salir, cuando me estaba cambiando la piyama, vi esto...

"¿desde cuándo las pesadillas te hieren físicamente?"

-No sé qué decir, pero lo conversaré con Ladybug. Quizás sea obra de algún villano que no hayamos notado antes.

Con esas últimas palabras haciendo eco en sus pensamientos, su espíritu regresó a la realidad... de un golpe.

-¡PLAGG! ¡ESTUVE CON LADYBUG Y NO LE DIJE NADA! ¡Pensé tanto en lo que me afectaba que le dieran mucha atención, que me olvidé que fue a mí quien pidió ayuda directamente!

El mencionado kwami se exaltó tanto por el repentino grito del rubio que se cayó de la cama, molesto por ser sacado así de su descanso comenzó a jalar los cabellos del modelo, mientras protestaba por queso.

- Oh cielos, ¿qué hago? – el rubio ignoró olímpicamente a la pequeña criatura, se paró de la cama y empezó a dar vueltas por la habitación. – debo encontrar a Ladybug, ella debe saber que hacer, pero mi oportunidad pasó... y ¿qué le diré a Nathaniel? Seré un mal héroe por esto.

-¿porque no lo visitas nuevamente y tratas de indagar si le pasó algo más? - Plagg dio un gran bostezo mientras decía esto-y como te di una buena idea, de paso podrías darme Camembert y disculparte.

-mmm tienes razón, hoy pasaron varias cosas. ¡Ya está! Le haré una visita nocturna hoy.

-No pienso ayudarte si no cumples mis exigencias.

Adrien suspiró, el queso que tanto amaba Plagg se había hecho un tanto difícil de encontrar los últimos días, algo muy extraño para París. Adrien estaba convencido que la escasez de camembert se debía principalmente a su compañero de batallas, pues a pesar de su cuerpo pequeño devoraba grandes cantidades.

Tendría que primero conseguir el codiciado alimento si quería que si amigo cooperara con la visita al pelirrojo. Iría a los supermercados a buscarlo, pero primero se daría un baño.

Encendió el televisor para romper un poco el silencio de su hogar, sintonizando una película bastante popular en los últimos días.

El rubio ignoraba que incluso en el hogar Kurtzberg estaba sintonizado el mismo canal a esa misma hora...

-puedes darte el lujo... porque cuando no tienes nada, esta es la única felicidad que te puede quedar...- Seguida de una canción dramática, el sonido de la televisión combinada con unos sollozos, inundaban la sala de estar.

-¡Noo! ¡Coroneeeel M! ¡No tiene que ser así!, ¡abre esos enormes ojos azules que tienes y date cuenta que el líder de la resistencia enemiga es tu hermano! – chillaba un joven moreno frente a la pantalla, mientras degustaba Le gratin dauphinois para ahogar su llanto.

Desde la cocina un par de miradas observaban la escena, con cierta pena.

-¿ves? Solo tienes que dejarlo ver el televisor y no te molestará, aunque bueno fue una manera poco convencional en la que se conocieron... ¡y pensar que todo fue un malentendido!, mi joven amigo solo quería asegurarse que me regresarías el brazalete- Just An Extra bebió un sorbo de su café mientras decía esto- ¡oh! ¡Esto está muy bueno! En fin como te decía... siento mucho las molestias que te ha causado, pero debo admitir que él nunca me decepciona con sus maneras poco ortodoxas de hacer relaciones interpersonales, te aseguro que realmente no es una mala persona.

Si la vida te da tomates...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora