Capítulo doce

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—¿Qué diablos estoy haciendo?

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—¿Qué diablos estoy haciendo?

El eco que forma el vacío del sótano resuena en su interior.

—Eh, no lo sé, déjame pensarlo... ¿enamorar?

—¿Es necesario hacer el ridículo de esta manera?

—Necesario no. Inevitable... tal vez.

El chico que está delante mío se aprieta las sienes con brusquedad, soltando un gruñido de frustración y cólera desde lo verdaderamente profundo de la garganta. ¿Tal vez sea porque nada de lo que había planeado está saliendo como pensó que resultaría, o será porque está tratando de no lanzarse a darme un buen golpe en la cara? Haré de cuenta que es la primera opción, aunque todos dentro de esta habitación sabemos muy bien cuál es la correcta.

—No estás haciendo el ridículo.

—¡No necesitas mentir, Lysandro!

Castiel me prácticamente me descuartiza con la mirada cuando ve que reprimo la carcajada que quiere salir de mis labios. Él debe estar pensando "este estúpido se ha de estar burlando de mí", pero en realidad me causa mucha gracia las muecas que hace continuamente, mientras gruñe y se cruza de brazos como si fuera un niño pequeño otra vez haciendo un berrinche. Lysandro sólo lo mira, me mira, nos mira y suspira, como diciéndose a sí mismo que está tratando con dos casos realmente perdidos. ¿Que qué hace Lysandro aquí junto a nosotros? Bueno, realmente es una larga historia. Pero resúmamosla a que cuando se trata de chicas, el albino tiene mucho que enseñarnos a nosotros dos (o eso creíamos ambos), aún cuando estemos tratando de conquistar a una. Ahora que lo pienso, ¿Debrah es realmente una chica?

—Creo que luces bien... —murmuro; no hago nada más que mentir, pero aun así Lysandro asiente de acuerdo, colocando una mano sobre su mentón y reflexionando mientras mira a Castiel. Él mira a su mejor amigo, como si se le hubiera zafado de verdad un tornillo.

—Eres un asco, Lys.

—Oye, oye. Antes de convertirse en un casanova, hay que lucir como uno, ¿no creen? O al menos eso es lo que dicen... —dice, levantando la mirada.

Es realmente gracioso que Lysandro diga eso mientras ves que Castiel y él van vestidos con las mismas prendas y que Castiel lleve un peinado en su cabello similar al de Lysandro. Oh, sí, realmente lo es. Creo que pedirle consejos al mejor amigo del pelirrojo fue una no muy buena idea, parece que su ego ha incrementado y ahora está mucho más alto de lo que estaba antes. Bueno, aunque tampoco es como si Lysandro fuera egocéntrico; sería de manera más correcta decir que se quiere mucho.

—¡Sí, pero no tan literalmente! —Castiel se acerca al chico y lo toma de su corbatín verde. Lysandro no hace nada más que mirarlo con una ceja alzada— Voy a matarte algún día de estos por tu intelectualidad y severo retraso.

—Eh, esto... —atino a levantarme sobre la tarima en la que estoy sentado y acercarme hacia ellos. Diablos, ambos son condenadamente altos, sobre todo Lysandro, que parece más un titan que cualquier otra cosa— Creo que estás siendo un poco narcisista al decir eso, Lys, sí.

Ella se lo pierde, Castiel »casthanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora