Capítulo veinte

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Uno siempre debe tomar la responsabilidad de las decisiones que toma

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Uno siempre debe tomar la responsabilidad de las decisiones que toma. Eso, aunque nadie me lo dijera, podía saberlo y aprenderlo por mi propia cuenta en cualquier punto de mi vida, no porque yo fuera muy responsable por naturaleza, sino que me he tomado a la molestia de tomar cada elección a elección de mal en peor día a día, al parecer. Durante el último periodo en el que mi existencia ha hecho de las suyas tan miserablemente y el tiempo que he cobrado mientras sigo respirando se dispersa lentamente, he estado arrepintiéndome de cada una de las decisiones que he tomado.

—¿Estás bien con esto, Nathaniel?

No. Para nada.

—¿Prefieres ir a otro lugar?

Mi primera cita con Melody fue, más que nada, el principio de uno de mis nuevos arrepentimientos... pero buena. Definitivamente buena. Increíble. Eso creo. Bueno, ¿a quién intento convencer? Un chico que no podía concentrarse bien en lo que oía o en lo que una chiquilla le intentaba decir mientras lo miraba por todos los rincones y ángulos no es, en definitiva, lo que se le pueda llamar una "buena" cita. Más me concentraba en lo que tenía para mí mismo que lo que mi compañera casual tenía para mí, mientras ella me veía y me atrapaba con su mano arrastrándome dondequiera que fuera, y pensaba ¿qué tipo de persona soy de ahora en adelante?

—Melody, estoy bien. No le tomes tanta importancia al asunto.

—Es que, hoy es nuestra primera cita... estoy tan nerviosa. No sé qué hacer.

Las personas usan a otras personas por diversas razones. Pero, para empezar ¿yo estoy usando a Melody? ¿Para qué, si es así? ¿Para olvidar a Castiel? Durante el segundo en el que me pregunté en eso sonreí con unas ganas increíbles de retorcerme en el suelo en una carcajada rellena de una felpa tiesa, vieja y mojada en una ironía tan pura que podía llegar a ser incluso dolorosa e hiriente. Eso pareció tranquilizar a Melody, quien no dejaba de retorcerse en su mismo lugar mirando de un punto a otro sin saber, literalmente, qué hacer. En serio. Pero a mí, en cambio, me hizo entrar en un aura ligeramente más oscura que la que de costumbre y realizarme en seguida.

Hace mucho, me dije, que me había resignado a que no olvidaría a Castiel de una manera tan ridícula como esa. Entonces ¿qué haces tú aquí, chico, resignándote a salir con una chica con la cual no compartes ningún vínculo emocional?

"¡Yo sé que estás enamorado de Castiel, pero creo que puedo cambiar eso!" Si ni siquiera yo creo eso, ¿cómo es posible que tú sí? "¡Así que, por favor, sal conmigo!"

—¿Nathaniel?

Antes de poder llegar a una verdadera conclusión a todo el tumulto de preguntas que se acumulaban en una luminosidad cegadora, la luz se apagó y mis sentidos enteros volvieron a las voces alrededor. Melody me miró esperando una respuesta. Así, pospondría mi ilustración hasta la próxima vez... quizá.

—Haz lo que quieras. Finalmente, estamos en una cita.

Enrojeció violentamente ante mi tono de voz desinteresado.

Ella se lo pierde, Castiel »casthanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora