7. El amor no tiene tiempo

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–Estás loco– Sehun impactó a Luhan contra la pared y lo miró amenazante. Sabía que el rubio disfrutaba mucho cuando se ponía rudo. El delgado muchacho mordió su labio y empezó a deslizar sus manos por el cuerpo del castaño. Tenía una sonrisa pícara y seductora. 

–¿Yo?– preguntó fingiendo inocencia mientras metía sus manos en el pantalón de Sehun con total facilidad. 

–No podemos hacerlo y lo sabes. Si...– el más alto de los dos tuvo que ahogar un gemido para poder continuar. –Nos meteremos el problemas. 

–El único lugar donde quiero que te metas es...– Sehun tapó la boca de su atrevido acompañante, porque sabía que si escuchaba esas palabras, su fuerza de voluntad se iría al caño. 

–No lo digas. No soy tan fuerte– pero sus palabras no fueron escuchadas. Luhan se separó y dejó un frío incómodo en todo su cuerpo, luego tomó su rostro entre sus manos. 

–¿Qué tengo que hacer para que entiendas que te necesito? No me importa si se dan cuenta que estamos juntos. ¡Que lo sepan!– el chico se acercó y, contrario a todas las cosas que hizo antes, besó con calma y dulzura los labios ajenos, haciendo que Sehun suspire y acerque más sus cuerpos en un abrazo. Apoyó su cabeza en el hombro del rubio. 

–Tienes que cuidarte. Tienes que prometerme que vas a hacer cualquier cosa para mantenerte a salvo. 

–¿Eso significa que no me vas a dejar que me aproveche de ti ahora, verdad?– Luhan hizo un puchero infantil que le sacó una sonrisa al menor de los dos. 

–Es peligroso. Sabes que si descubren que estamos juntos van a intentar separarnos. También creo que va a ser muy pesado lidiar con un problema en este lugar. Es decir, ni siquiera sabemos dónde estamos. 

–Es verdad, no sabemos ni cuánto tiempo estamos aquí. ¿Desde cuándo nos conocemos?– quiso sabe Luhan y Sehun frunció el ceño porque, para variar, su pareja estaba cambiando el tema. De todas formas decidió responder y no regañarlo. 

–No tengo idea. Es imposible contar minutos, horas o días en este lugar. Pero, si hago un cálculo rápido podría decir que, ¿una semana o dos? Tal vez. 

–¡UNA SEMANA O DOS!– el castaño se exaltó con el grito exagerado y el empujón que recibió por parte del rubio. –¡Eso es tan poco tiempo y tú me has hecho de todo! ¡Pervertido!

–Era... un cálculo aproximado.

Sehun no podía creer lo que escuchaba: ¿pervertido? ¿Acababa de llamarlo pervertido? Era una injusticia total. ¡Era él quien, desde que se habían conocido, lo coqueteaba y se le lanzaba encima! Era verdad, siempre respondió a sus propuestas y correspondió sus caricias. Pero, ¿por qué lo llamaba pervertido?

–Luhan– le llamó, preocupado. Se acercó lentamente para tomar sus manos, buscar una reconciliación y dar una explicación. –Jamás quise hacerte sentir de esa manera. Sé que ha sido poco tiempo desde que estamos juntos, pero jamás he querido denigrarte de ninguna forma. Te respeto y...– sus palabras fueron interrumpidas por un tierno beso, luego fue acorralado contra una pared. 

–¿Cómo es posible que hayas caído con esa actuación tan pobre? Eres tan inocente, que podría comerte– dijo Luhan mientras acariciaba su espalda y empezaba a reír. Eso molestó y resintió también a su novio. 

–No es gracioso. Que sea menor que tú, no quiere decir que puedes burlarte de mí de esa manera. Pasé un mal momento por tu culpa. 

–¡Oh, no! ¡No te enojes, cariño!– el rubio empezó a repartir besos por su rostro y se disculpó por su broma tonta. A regañadientes, Sehun aceptó sus palabras y se dejó consentir. Unas manos traviesas empezaron a tocarlo. –Entonces, ¿puedo aprovecharme de ti ahora?

Monster: You're my lucky one (OT12)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora