De: Marinette.
Para: Adrien.
Siempre he detestado a Chloe, aunque sé que eso está mal. La he detestado y aborrecido tanto, y sin embargo siempre he tenido que estar ahí cuando está en problemas. Es algo tan... frustrante. Supongo que simplemente es mi deber.
A veces deseaba que ella se mudara lejos. Me molestaba... Me hacía sentir tan mal cuando ella venía y quería tomar tu amor a la fuerza. Amar no se trata de eso, (no es que yo sea una experta).
Suelo pensar que amar es entregar todo lo que desees voluntariamente, sin importar si la otra persona lo quiera o no, siempre y cuando sea un sentimiento sano el que provoque en ti. Por eso es que después de todos estos años ya no me importa si me amas o no, Adrien. Me haría muy feliz, ¿a quién no le haría feliz ser correspondido? Pero... No podría obligarte a amarme. O simplemente no podría dejar que me rompieras el corazón, Dios sabe que a pesar de todo, a pesar de que nunca me has correspondido... Dios sabe que no lo has hecho.
¿Por qué cada vez que leía alguna carta de Marinette me hacía sentir mal? ¿Por qué cada vez que buscaba refugio de las cartas de Ladybug partía a las de Marinette? Si a fin de cuentas seguiría sintiéndome mal.
–Eh, ¿Adrien? –escuché decir a Plagg.
–¿Qué?
–Hay akumatizados fuera... Ya sabes, en la ciudad.
–¿Y qué quieres que haga?
–¡Que los captures, cabeza de chorlito! Y quizá un poco de Camembert...
Volteé los ojos.
–No tiene sentido, Plagg.
–Hemos atrapado muchos.
–Exacto. Atrapados. –le señalé una gran vidriera en la reposaban las mariposas akumatizadas que habíamos capturado–. Sabes que no podemos volverlas a la normalidad. Sólo Ladybug puede hacerlo.
–¿Estás prestando atención a lo que dices?
–¿Qué? Sólo Ladybug puede... Oh, Dios mío.
–¡Exacto! –sonrió Plagg–, tenemos que encontrar a Ladybug.
De: Ladybug.
Para: Chat Noir.
Recuerdo la primera vez que te vi, Chat. Iván había sido akumatizado en Stone Heart e iba tras de Kim. Recuerdo que utilizaste el Cataclismo contra una malla de fútbol, algo muy torpe. Cuando atacaste Stone Heart dijiste "supongo que sólo funciona una vez, je". Siempre siendo tan mal comediante...
Me pregunté en ese instante cómo se llamaría tu Kwami. El mío se llama Tikki y es una monada. Es como... mi conciencia. Como tener un Pepito Grillo sobre tu hombro. Recuerdo que luego de no haber purificado el Akuma que estaba poseyendo a Iván renuncié a ser Ladybug. Me dije que no lo haría nunca más, que no servía para eso... Pero al final volví, ¿no?
Muchas veces me he cuestionado si realmente sirvo como Ladybug, o si realmente me lo merezco. Supongo que no debería hacerme tantas preguntas, y menos tan desmotivadoras, pero lo cierto es que antes de ser Ladybug, yo tenía una suerte horrible. Que digo horrible, ¡destructora! Recuerdo que Alya publicó en su blog tiempo después que las mariquitas eran de la buena suerte. ¿Sabes de qué me he dado cuenta, Chat? Desde que comencé a ser Ladybug mi suerte ha cambiado. Eso me gusta y me entristece al mismo tiempo.
No sé si antes tenías buena suerte o no, pero he escuchado que los gatos son de la mala suerte. ¿Imaginas eso? A mí me llega buena suerte y a ti mala. Por eso me entristece, porque puede que toda mi mala suerte se haya ido contigo y tu buena suerte conmigo, y no me gustaría ver que te pasaran todas las desgracias que a mí.
Claro, si una de esas desgracias fuese que te enamoraras de tu compañera, te dijera que no te quiere romper el corazón pero cada vez más te da motivos para amarla y eso te mata, pensé.
Simplemente, ¿cómo es que puede hacer eso?
Por alguna razón una imagen de Marinette se plasmó en mi mente. Eso me hizo recordar que, ella fue la segunda amiga que hice; el primero fue Nino. Pero... ¿se veía enamorada de mí actuaba rara en ese entonces? No... Supongo que... Fue aquel día, en el que le ofrecí mi paraguas. Recuerdo que las mejillas de Marinette se tiñeron, quizá... Quizá ese fue el momento.
Que jodido era todo esto... La única persona de la que creo que lograría enamorarme que no fuese Ladybug sería Marinette, pero ella ya no está. Ninguna de las dos está.
La pregunta del premio mayor es: ¿realmente podría enamorarme de Marinette, tendríamos oportunidad, si ella siguiese aquí? No lo puedo saber. Ella no estaba. Estaba solo y sin apoyo.
Por alguna razón, me imaginé a Marinette y a mí compartiendo tiempos juntos, riéndonos. Qué se yo, merendando, yendo a tomar un helado, saliendo al parque... Se veía acogedor. ¿Es eso lo que quería? ¿Lo que necesitaba? ¡Me estaba torturando!
¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? Quizás. Después de todo, Ladybug tenía razón: ser Chat Noir traía un precio: la mala suerte.
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Cartas de Mi Lady.
FanfictionAdrien recibe cartas curiosamente de dos chicas: Marinette, su amiga; y Ladybug, su compañera contra el crimen y de quien está enamorado. Otra curiosidad es que ambas chicas parten lejos de París el mismo día en que le dan las cartas a Adrien-Chat N...