De: Ladybug.
Para: Chat Noir.
¿Sabes, Chat? Lo he pensado mucho y me he decidido: te diré de quién estoy enamorada. Antes que nada espero que te prepares psicológicamente para que no pienses que soy como cualquier otra típica chica de París.
Creo que lo correcto sería decirte porqué me gusta. Bueno, la verdad ni si quiera yo lo sé a la perfección. Son tantas cosas que me hacen amarle... Como la grandiosa persona que es. Creo que eso encaja a la perfección, recopila todo lo bueno que hay en él, porque es simplemente grandioso.
No te diré cómo lo conocí, no te diré qué se de él y que no, no te diré lo que he compartido con él porque tiene irrelevancia; además de que te atreverías a tratar de descubrir quién soy si te lo digo.
Bueno aquí va: Chat Noir, estoy enamorada de... Adrien Agreste.
El mundo pareció haberse caído y roto en mil fragmentos. Como si fuese un plato de porcelana, como si fuese una fina copa de cristal, como si fuese una lágrima derramada por alguien que impacta contra el suelo, como si fuese mi corazón.
Al principio no reaccioné, fue como quedarme en blanco. Luego me invadió una calidez extraña, y no lo digo de buena forma, fue como una calidez llena de desesperación y con rasgos de que mi corazón se iba a romper de nuevo, como si fuera un líquido que brotaba mi corazón por una nueva herida.
Para que se hagan una idea de cómo reaccioné imaginen una hoja de papel blanca, impecable, a la que lentamente comenzaban a aparecérsele gotas de diferentes colores, como acuarelas brotándole de algún lugar. Algo hermoso, sin embargo, cuando la hoja ya está demasiado empapada comienza a romperse y los pedazos se convierten en algo pastoso y gris.
Ladybug no podía hacerme eso. Ella simplemente no podía quebrarme de esa manera, pero se lo estaba permitiendo, porque de verdad sentía que me quebraba.
Chat Noir le pertenece a Ladybug y Adrien le pertenece a Marinette.
No. Ya no. Ahora Adrien también le pertenecía a Ladybug. Sabía que de toparme con ella, si es que algún día conseguía eso de nuevo, le revelaría mi identidad y nuestro amor sería correspondido... Y no lo quería. No quería ser completamente de Ladybug, ¿con quién se quedaría Marinette? Seguía perteneciéndole a ella también, pero Ladybug quería arrebatarme de ella.
No creo que esa fuese la reacción que Ladybug esperaba de Chat Noir leyendo la carta, mucho menos de Adrien Agreste conociendo por fin sus sentimientos, así que me eché a llorar como todo un patético. Lo cierto es que en verdad me veía así: patético.
Noté como Plagg leía la carta de Ladybug al verme en ese estado.
–¿Que esto no tiene que ponerte feliz? –dijo Plagg–. ¡Resulta ser que Ladybug sí está enamorada de ti!
–¡No está enamorada de mí! –le grité–. Ama a Adrien Agreste.
–Tú eres Adrien Agreste, idiota.
–Y también soy Chat Noir, y ella no ama a Chat Noir, ella ama a Adrien y sólo ve a Chat Noir como un amigo.
–¿Y? Sólo tenemos que encontrarla, le revelas que eres Chat Noir y serán felices para siempre. Luego ella purifica las mariposas y todos felices para siempre.
–Tengo que ir a ver a Marinette...
–¡No, Adrien!
–¡Debo verla! Necesito verla...
–No estás razonando esto bien...
–¡Plagg... transfórmame!
–¡No...!
Marinette estaba sentada en su terraza. Parecía que estaba dibujando algo. Bajé lo más sigilosamente que pude, pero ella me notó de todas formas. Al verme me sonrió, con esa sonrisa sólo para mí que tanto me había cautivado, pero se le borró del rostro al ver mi rostro.
–¿Chat Noir? –dijo, yendo hacia mí–. ¿Qué tienes?
Negué con la cabeza. ¿Qué más podía hacer? Nada. No quería revelarle a Marinette que yo era Chat Noir. Es decir, ¿cómo reaccionaría?
–Ay Dios... Chat...
La voz de Marinette en ese momento sonó tan compasiva y familiar que tuve cierto pavor. Sentí sus brazos a mí alrededor y me aferré a ella como un niño pequeño se le aferraría a su madre.
–Lo siento –sollocé–. Lo siento mucho, Marinette. Es que no lo puedo controlar...
–Shh... Está bien, Chat. Todo está bien.
Luego de unos minutos Marinette me guió hacia donde nos habíamos sentado la otra noche y me tomó las manos.
–¿Piensas decirme qué te pasa?
Sorbí por la nariz.
–Anoche... Anoche te dije que le pertenecía a alguien en esta vida, y en la otra a otra. –Marinette asintió–. Ya no es así. Le estoy perteneciendo a una de esas dos personas en ambas vidas, y no sé qué hacer.
–¿Entonces, me estás tratando de decir que en aún quieres seguir perteneciendo a la otra persona?
–Sí...
–Si quieres seguir perteneciendo a la otra persona, creo que es una señal clara de en verdad a quién perteneces. Pero, creo que si quieres seguir perteneciendo a ambas personas, realmente no sabes a quién amar, y estás demasiado confundido.
–¿Qué pasa si pasan esas dos cosas?
–Estás súper confundido.
Ahogué un grito.
–Genial –dije–. Soy un desastre andante.
–No lo eres, Chat Noir –trató de consolarme Marinette–. Mírame. –me negué–. Mírame, Chat Noir. Te contaré una historia.
Alcé la mirada y me encontré con la preocupación reflejada en los ojos de Marinette.
–Hace mucho tiempo me enamoré de un chico –dijo ella–. Era... simplemente maravilloso. No sé cómo explicarlo, me sentía tan bien amándolo. Y lo cierto es que nunca dejó de sentirse bien. Pero... él nunca pareció darse cuenta de mis sentimientos, mucho menos mostrar algo por mí, así que decidí tratar de olvidarlo. No pude hacerlo, Chat Noir, y te confieso que si lo vuelvo a ver me dolerá, pero eso no evita el hecho de que aún lo ame y... No sé porqué te cuento esto. Quizás solo quiero que veas que te comprendo un poco y que no estás solo en esto.
Me quedé pasmado escuchando la confesión de Marinette. Por eso había evadido mi pregunta... Le dolía. Me sentí terriblemente culpable. Pero por otro lado... aún seguía enamorada... aún tenía oportunidad.
Nos quedamos callados toda la noche. Fue como si no necesitáramos decir nada. A final de cuentas, todo estaba dicho.
–Gracias, Marinette –le dije antes de irme–. Por escucharme.
–No hay de qué, Chat Noir –sonrió ella.
–¿Podríamos vernos mañana?
–Te dije que podías venir cuando quisieras...
–Me refiero en otro lugar. ¿Qué te parece en el restaurant cerca de la Torre Eiffel?
–¿Una cita con Chat Noir? Eso deja mucho que esperar.
–Bueno –sonrió él–, supongo que ambos necesitamos algo de distracción.
Ella se rió.
–De acuerdo, Chat Noir. Te veré allá. ¿Con la máscara o sin ella?
–Dijiste que dejaba mucho que esperar –le sonreí–. Dejaré que sea una sorpresa.
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Cartas de Mi Lady.
FanfictionAdrien recibe cartas curiosamente de dos chicas: Marinette, su amiga; y Ladybug, su compañera contra el crimen y de quien está enamorado. Otra curiosidad es que ambas chicas parten lejos de París el mismo día en que le dan las cartas a Adrien-Chat N...