La pasarela de esa noche había terminado. Estábamos en un hotel y por la mañana saldríamos hacia Alemania, faltando en la ruta Inglaterra, España y luego de nuevo a Francia. Papá no quiso extender más la ruta, por más que le rogué.
Esa noche me fugué del hotel por unas horas, deambulando por las calles tratando de encontrar a Mi Lady... o a Marinette.
Lo cierto es que estaba sumamente distraído. Pensaba en ambas. Siempre me había sentido más fuerte mientras estaba con Ladybug, y ahora me sentía a salvo con Marinette. ¿Qué era lo correcto, ser fuerte o sentirse a salvo?... Ser fuerte sin duda, eso era lo que me decía. Mi Lady... Eso no cambiaría, Ladybug seguía siendo Mi Lady. Seguía siendo la que me hacía fuerte.
Marinette... Ella era una gran amiga, ¿no? Sólo eso. Era una gran persona a la que me admiraba y por eso por unos instantes llegué a pensar locamente de que le podría corresponder sus sentimientos, pero... Era sólo el sentimiento de gratitud, nada más. Al menos, eso era lo que me decía.
Mi celular vibró en el bolsillo. Al sacarlo me di cuenta de que era una actualización del blog de Alya. ¡El blog de Ladybug! El corazón comenzó a latir de prisa, ¿noticias de Mi Lady?
Mas no era así. Era un vídeo de dos chicos cantando una canción que le habían compuesto a Ladybug y Chat Noir, y la verdad sonaba bien, pero la chispa de decepción seguía en mi interior.
–¡Ahí lo tienen, amigos! ¿A poco no son fantásticos? Les invito a ver más vídeos hechos por Victorie y Marco, les aseguro que les encantarán –decía Alya en el vídeo. Los chicos saludaban detrás de ella, Victorie con una chaqueta roja con motas negras y un antifaz parecido al de Ladybug, y Marco con unas orejas de gato, y chaqueta de cuero con hombreras militares–. Y como sé que me preguntarán por ello, el vestuario de los chicos no está disponible en tiendas. ¡Todavía! Se trata de los diseños de una chica de París inspirados en nuestros héroes Ladybug y Chat Noir. Nada más y nada menos que diseños de la hermosa Marinette Dupain-Chang, que, no es por presumir, es mi mejor amiga.
Me quedé helado. ¿Diseños de Marinette? ¿Pero cómo era posible si...?
–A ver, Marinette. Sonríele a la cámara –decía Alya, y acto seguido enfocó a Marinette. Iba con un vestido floreado, me parece que esas flores eran llamadas Sakuras, y su pelo estaba recogido en sus dos coletas inmortales.
–Hola a todos. Soy Marinette –decía ella.
–Marinette ha decidido pasarse unos días en París luego de un largo viaje que continuará dentro de poco, ¡así que vengan y aprovechen los modelos únicos que quedan disponibles de su nueva colección independiente Miraculous!
Marinette soltó una risita y saludó con la mano.
–Sería un honor que vinieran por uno –dijo ella.
Alya se despidió. El vídeo terminó. Sentía la cara caliente, mi corazón latía deprisa, como una mariposa enjaulada.
–Te estás enamorando –susurró Plagg, escondido entre mi cuello.
No pude responderle, seguía paralizado, ni siquiera analizaba bien lo que había dicho.
–Marinette está en París –dije–. El vídeo fue subido hace pocos minutos. Ha vuelto.
–¿No escuchaste? Alya dijo que se volverá a ir –dijo Plagg, y escuché sonidos de mordiscos.
–¿Estás comiendo en mi cuello?
–Sólo un delicioso Camembert.
–¡Eres un puerco, Plagg!
–¡Me ofendes! Soy un gato. Y lo sabes, Adrien, no puedes marcharte a París ahora. Con el trote que hiciste que diese tu papá por esta gira no puedes simplemente ir y decirle que la cancele porque te quieres ir a París.
Suspiré ruidosamente, mi corazón seguía agitado.
–Lo sé, pero... Marinette ha vuelto.
–¿Debo recordarte que estamos buscando a Ladybug?
–No, Plagg.
No habló por unos instantes, hasta que agregó:
–Vámonos ya al hotel, y guarda ese celular, riesgoso te lo roban.
–¿Hola? ¿Alya, estás ahí?
–¡Quién lo diría! ¿Qué me cuenta, señor Adrien Agreste?
–Yo... Ah, ¿cómo va todo?
–Todo normal, ya sabes. ¿Te inscribirás en la universidad para septiembre?
–Ando de gira, no creo que llegue a tiempo. Quizás en enero.
–Lo sé, Adrien. Chloe es un grano en el trasero, lo sabes. Me tiene hastiada con lo de la gira.
Solté una risita. Ahora era el momento perfecto para ser casual.
–Lo sé, lo sé. Por cierto, vi la última actualización de tu blog. ¡Estuvo genial! Ya hasta pensaba que no volverías a actualizar nunca.
–Sabes que Ladybug y Chat Noir ya no andan por aquí, pero al menos ya no hay villanos. ¿Y cierto que estuvo genial? ¡Esos chicos son puro talento!
–Sí, lo hicieron fenomenal. Además de los atuendos, están bien geniales. No sabía que Marinette había regresado.
–Volvió por unos días. Ha estado viajando, adquiriendo experiencias, ya sabes.
–¿Y... Ella..., ella está bien?
–Pues, sí... ¿Pasa algo, Adrien?
–No, no –agregué rápidamente–, sólo preguntando, ya sabes, curiosidad.
–Claro... ¿Se te ofrece algo además de eso?
–No, yo no... Sólo...
–¿Quieres hablar con ella?
El corazón comenzó a acelerárseme de nuevo, como una mariposa enjaulada.
–¡No! ¡Yo no...!
–¡Oh, Marinette! Hay alguien que quiere hablar contigo...
Estaba paralizado de nuevo, paralizado por completo. Me dolía el pecho de tanto que latía, era lo más cercano a un infarto que había experimentado.
–¿Quién es? –escuché que le preguntaba Marinette a Alya.
–¡Es una sorpresa!
–¿Aló? –era la voz de Marinette en el auricular.
No podía responder.
–¿Quién es? –pausa, parece que veía el nombre de contacto–. ¿Adrien, estás ahí? ¿Adrien? –repitió mi nombre varias veces, mi respiración se aceleró–. ¡Oh, por Dios! ¿Estás ahí? ¿Estás bien? ¿Adrien? Respóndeme, por favor. Adrien... Adrien... Me estoy asustando...
–Yo... –comencé a decir, pero luego vi como regresaba Plagg y cerré y lancé el teléfono lejos.
–¿Con quién hablabas? –preguntó Plagg, abrazando un pedazo de queso.
–Nadie –conseguí decir con voz ronca.
–Parece como si hubieses visto un fantasma, o peor, a Ladybug.
Negué con la cabeza levemente y me fui a acostar para dormir. Por alguna razón tenía ganas de llorar, pero no lo hice. Se sentía horrible, como estar congelado en un estado perpetuo de nerviosismo. ¿Por qué había reaccionado así? Yo nunca había reaccionado así nunca. ¿Qué me había pasado? ¿Qué me estaba pasando?
Durante toda la noche traté de dormiré, cosa que no pude, hasta que recordé que la carta de Marinette que había arrugado esa mañana estaba reposando escondida debajo de mi almohada. Al recordarlo, logré conciliar sueño y la desagradable sensación se fue.
No soñé esa noche.
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Cartas de Mi Lady.
FanfictionAdrien recibe cartas curiosamente de dos chicas: Marinette, su amiga; y Ladybug, su compañera contra el crimen y de quien está enamorado. Otra curiosidad es que ambas chicas parten lejos de París el mismo día en que le dan las cartas a Adrien-Chat N...