Capítulo 2

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LAUREN

— ¡Lauren, vas a llegar tarde!— Gritó mi mamá desde la cocina. Era la tercera vez que me lo decía y probablemente, estaba a punto de perder mi vuelo si no me apuraba.

— ¡Adiós, mamá!— Me despedí rápido, tomando mis maletas como pude.

— ¡Lauren Michelle!

— ¿Qué?— Pregunté sin levantar la mirada, todavía seguía muy concentrada tratando de agarrar todas mis maletas con ambas manos.

— Despídete bien de tu mamá.

Dejé las maletas en el suelo y abracé a mi mamá. Ella empezó a llorar desconsoladamente y hasta a mí se me aguaron los ojos al verla así.

— Cuídate mucho, ¿sí?— Asentí, mordiéndome el labio inferior para no llorar con ella.

— Te amo, mamá.

— Y yo a ti, hija.

Le di una última mirada a la casa en la que había creado tantos buenos recuerdos, y finalmente, salí. Afuera estaba Junior, el chofer de mi papá, que me llevaría hasta el aeropuerto.

El camino fue aburrido, y algo nostálgico. En los tres años que llevaba viviendo en Milwaukee, le había tomado un gran cariño y hasta había comenzado a considerarla mi hogar. Sin embargo, pensaba que sería bueno comenzar una nueva etapa de mi vida en un ambiente diferente. 

Junior me acompañó hasta el interior del aeropuerto, ayudándome con todas mis maletas. En el poco tiempo que llevaba trabajando con mi padre, los dos habíamos creado un vínculo casi instantáneo. Siempre que podíamos hablábamos de cualquier cosa, él era divertido e inteligente.

— El señor Cabello debe estar por llegar— anunció, luego de que entráramos al aeropuerto.

— ¿Alejandro viene?

— Su padre me dijo que él va a acompañarlas hasta Los Ángeles.

Detengamos esto un momento.

¿Por qué Alejandro iba a acompañarme a hasta Los Ángeles?

¿Por qué parece que Junior habló en plural?

— Buenos días, Lauren— me saludó Alejandro. No quise voltear por miedo a quien pudiese encontrarme a su lado, aunque ya tenía una idea de quién podía ser.

— Hola, ¿cómo estás?— Pregunté nerviosa.

Alejandro ocupó mi campo de visión, y luego una conocida figura lo acompañó. Camila estaba parada a su lado, vestía un pantalón gris y un sweater del mismo color, junto a Converse blancas. Su cabello estaba más largo desde la última vez que la vi en año nuevo, y ciertamente ella también estaba mucho más hermosa.

Hicimos contacto visual por algunos segundos, pero ella lo rompió primero y miró hacia otro lado. Pensé que sería bueno saludarnos para no levantar sospechas, pero realmente no tenía ganas de hacerlo. Por suerte, Alejandro comenzó a caminar hasta una puerta diferente. Habló unos segundos con el agente de seguridad y nos hizo señas de que pasáramos.

Me despedí de Junior rápidamente, asegurándole que pronto iba a volver para molestarlo. Él solo rió y me deseó buena suerte en mi viaje.

— ¿Tienen hambre?— Nos preguntó Alejandro, luego de entregar nuestras maletas y entrar a una zona exclusiva del aeropuerto. Al ver lo separadas que Camila y yo estábamos, levantó una ceja.

— No, gracias— respondí—. ¿Puedes ir caminando mientras le digo algo rápido a Camila?

— Claro. Creo que iré por un café.

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