Capitulo 17

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Lauren's POV

Al despertar, salí de la habitación de invitados —porque aunque Camila no me lo había pedido, me parecía que lo mejor era que, al menos, por esa noche durmiésemos separadas para evitar momentos incomodos o aumentar su enojo. Busqué a Camila en la cocina, en la lavandería, en el baño, en su habitación, en el closet y en el pequeño estudio que el apartamento tenía. Pero no la encontré en ningún lugar.

Bajé para ver si el auto estaba en el estacionamiento, y para mi suerte, si estaba. La llamé a su teléfono unas cincuenta veces y le mandé cientos de mensajes por todas las apps que utilizábamos, pero después de un rato escuché un ruido en una de las gavetas del closet y vi que había dejado su teléfono ahí. Esperé hasta las tres de la tarde, para ver si es que Camila había ido a la universidad —a pesar de que hoy no tenía ninguna clase—, le había dado por salir a caminar un rato o estaba con Antonio y por eso no había vuelto.

Pero después de las cinco de la tarde, comencé a desesperarme cuando seguía sin dar señales de vida.

— ¿Cuál es la dirección de Antonio? —le pregunté a Emili desesperada, a través del teléfono.

— En el piso de dormitorios debajo del mío.

— ¿Me puedes mandar su número?

— Si... ¿Qué pasa? ¿Es por lo de ayer? —cuestionó preocupada.

— No, es solo que no he sabido nada de Camila en todo el día.

— Bueno, Antonio y yo estuvimos juntos hasta hace poco y el no mencionó nada de haber visto a Camila. Tampoco recuerdo haberlo visto utilizando su teléfono...

Tomé una respiración profunda, y agarré las llaves del auto junto a mi bolso y salí hacia el campus de la universidad, tratando de pensar que yo estaba exagerando y no se trataba de algo serio. Cuando estuve en el pasillo de los dormitorios, llamé a Emili de nuevo para que me diera el número de habitación de Antonio, porque él tenía el teléfono apagado. Ella bajó de inmediato y me acompañó hasta el lugar.

— ¡Abre, idiota!— espeté, tocando con furia la puerta del dormitorio de Antonio.

— Lauren, cálmate— me pidió Emili, tomando mi brazo para tranquilizarme. Negué con la cabeza, y le pedí de la manera más amable que pude que se alejara. Estar cerca de mí en ese momento era de todo menos una buena idea.

— Hey, Lauren. ¿Cómo estás? — me saludó Antonio de manera alegre al abrir la puerta.

— ¿Dónde está Camila? — pregunté, empujándolo para entrar a la habitación. Pero luego de revisar el baño y la pequeña habitación, lo único que encontré fue al compañero de dormitorio de Antonio escuchando música en su cama. Ni un solo rastro de Camila—. ¡¿Dónde está?! —grité, haciendo sobresaltar al amigo de Antonio y a Emili.

— No lo sé, Lauren. No he hablado con ella desde que se fueron del restaurante ayer.

— ¡Deja de mentir! ¡Dime donde está!

Comencé a pegarle en el pecho a Antonio, y a sentir como las lágrimas empezaban a correr por mi rostro; mientras él me sostenía y trataba de calmarme. Después de un rato, sentí como comenzaba a perder la fuerza y simplemente me derrumbé en sus brazos.

— Camila se fue de nuevo y todo es mi culpa— sollocé. Antonio acariciaba mi cabello y Emili mi espalda. Los tres estábamos en una especie de abrazo en el piso, mientras yo lloraba, y ellos probablemente intercambiaban miradas preguntándose qué hacer.

— ¿Cómo estás tan segura? Tal vez está por ahí en el campus o salió de compras o a pasear en la ciudad... ¿Y si tenía alguna clase extra hoy? — sugirió Antonio. Negué con la cabeza.

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