Capitulo Final

12.7K 1K 381
                                    

Camila's POV

— ¿Y...?—preguntó Dinah, levantando las cejas.

— ¿Y qué?

— ¿Qué pasó entre tú y Lauren?

— No pasó nada— murmuré, desviando la mirada de la pantalla. Dinah rodó los ojos.

— Soy tu mejor amiga, no me vengas con eso.

— Seguimos hablando por mensajes... A veces nos llamamos, pero nada más. — Me encogí de hombros.

— ¿No se han visto de nuevo?

— No, no después de dejarla en su casa el día de la fogata.

— ¿Qué hace de eso? ¿Cómo un mes?

— Un mes y una semana— contesté rápidamente. Aunque no es como que hubiese estado contando los días.

— ¿La extrañas?

— No te das ni una idea de cuánto.

— ¿Pero qué va a pasar con ustedes?

— No sé... ¿nada?

— Pero si siguen hablando...— Asentí.

— No podría decirte que somos amigas porque nunca vamos a ser eso, pero tampoco estamos juntas... Solo estamos hablando, conociéndonos mejor y tomándolo todo con calma. Yo tengo que ordenar mi cabeza antes de pensar en una relación y Lauren necesita tiempo para si misma.

— ¿Pero hay posibilidades de que vuelvan? — preguntó mi mejor amiga con esperanza.

— Quiero pensar que si, digo, aun nos coqueteamos y esas cosas... Pero ella nunca dijo algo sobre esperarme— comenté con pesar—. De todas maneras no la culparía si no lo hace... Yo soy un desastre y ella se merece a alguien mejor.

— Pero ella te quiere a ti.

— ¿Tú crees?

— Aunque no esté dentro de la cabeza de Lauren sé que las dos son la una para la otra. Digo, una es idiota y la otra inmadura. Se complementan perfecto— se burló.

Woah, gracias— murmuré con sarcasmo.

— Es un placer.

— ¡Camila, vamos! —me llamó mi mamá desde el piso de abajo.

— Mm, Dinah, tengo que irme.

— ¿Qué? ¿A dónde vas?

— Tengo una reunión. — Sonreí.

— ¿Vas a ver a Lauren? ¡Camila Cabello, contéstame! — se quejó con indignación, cuando todo lo que hice fue encogerme de hombros.

— Adiós, Dinah— dije, riendo para luego colgar.

Tomé mi abrigo, mi bolso, mi teléfono, y bajé. Mis padres me esperaban en la puerta de la entrada, y cuando me vieron llegar junto a ellos salieron para montarse en el auto. El viaje duró poco menos de veinte minutos, y un silencio sepulcral e incómodo fue todo lo que nos acompañó.

Desde que había vuelto y mis padres se habían enterado de la demanda, me trataban como si fuese la escoria de la familia. Me hablaban solo cuando era totalmente necesario, me excluían de sus salidas y le pedían al servicio que me subiera la comida a la habitación porque no querían tener que comer conmigo. Aunque no es como que yo hubiese querido comer mientras ellos me escrutinizaban con la mirada.

Entramos al gran edificio, en donde su abogado se reunió con ellos apenas los vio llegar. El mío estaba al otro lado del lugar, y se acercó a mí cuando notó mi presencia.

here; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora