En la cola del viento

Capitulo 21

Capítulo 21

Me desperté y vi que estaba acurrucada en el sofá, abrazada a Malú, que aun dormía. La miré detenidamente. Que suerte tengo, pensé. Sonreí, al ver que hacia una mueca y se movía. Con cuidado me levanté. Vi la hora en el reloj de la estantería, no era muy tarde, aun nos daba tiempo de ir a cenar por ahí. Decidí dejarle una nota, y citarme con ella en mi piso dentro de un par de horas. Así tenía tiempo de desperezarse y arreglarse. Le puse música antes de irme, Alejandro fue el elegido. Sabía que se iba a despertar a la segunda canción de aquel disco, cuando oyese la risa del pequeño Dylan, ese capitán tapón que le tenía enamorada.

Cuando cogí el coche me dirigí a casa, necesitaba ordenar un poquito el piso para darle la sorpresa a Malú. Iba a contarle lo que había decidido, apenas unas horas antes, mientras ella dormía plácidamente y yo la observaba, hasta que morfeo me ganó la batalla.

Llegué, y cuando abrí la puerta de mi departamento encontré a Alba merendando en la cocina.

-¡Buenos días! (Contestó sonriente)

Me acerqué a ella y le abracé.

-¿Y esto? (Dijo cuándo nos separamos)

-Nada... tenía ganas de verte.

-Uy... ¡Cuéntame!

Le sonreí y me senté en un taburete de la sala. Le conté emocionada todo lo que había pasado, mientras ella me iba interrumpiendo cada dos por tres con sus frases o sus muecas. Me reía cada vez que de su boca salía un 'Uuuuh' o un, '¡Qué bonito! Se sorprendió con la amistad de Gonzalo, le cayó una lagrimilla cuando le explicaba que Malú me había dicho alguna frase del poema que me dediqué, y me abrazó fuerte cuando le dije que no pude acostarme con ella mientras me susurraba un 'Todo va a volver a la normalidad... y yo estoy aquí, contigo... a tu vera'.

-¿Me ayudas?

Pregunté cuando nos separamos. Ella se quedó con sus manos en mis hombros.

-No voy a mudarme de mi piso... pero, necesito darle un cambio. (Sonreí, mientras Alba me miraba seria) ¿Qué te pasa?

-¿Me vas hacer mover muebles cuando podríamos arreglar el mundo en una terraza con unas cañas?

-(Reí) Alba... he invitado a Malú a venir a casa en un par de horas... necesito ordenar todo esto, ducharme, cambiarme, preparar algo de cena...

-Vale, vale. Porque es por Malú eh...

Rodee los ojos, y me dirigí al salón. Empecé a mover sofás mientras Alba miraba la situación desde el marco de la puerta.

-¡Qué bien tener amigas! (Exclamé)

-Mira, chica... a mi si no me tratas bien...

No dejé que terminara la frase, le estampé un cojín en la cara, y reacciono. Me reí, y por fin me ayudó a mover los muebles. Cambiamos los sofás de lado, la mesa a otra esquina, el mueble más grande, con cuidado, pudimos moverlo unos centímetros de sitio. Cogí el piano de cuerda y lo puse también en el salón. Mientras la butaca la puse en el despacho. En la cocina, moví los taburetes de lado, para poder tener otra perspectiva, se había acabado darle la espalda a la puerta. En mi habitación, cambié la cama de posición, me encantaba tener Madrid a mis pies, la giré, y tenía enfrente el pequeño balcón. Tenía la idea muy clara de lo que quería cambiar y mover, así que terminamos pronto.

-¡Listo! (Dije dándole un cerveza a Alba mientras me sentaba en el sofá junto con ella)

-¿Quieres matarme?

Me giré hacia ella y me reí.

-Pero si no ha sido nada... Estas muy floja....

-Te odio. (Le tiré un beso y ella me sacó la lengua) Bueno... ¿Ahora qué?

-Ahora... es hora de irte...

Estoy segura que en otra situación me habría hecho alguna de sus bromas, pero supongo que al ver mi cara entendió que no era el momento.

-Te quiero mucho...

Le sonreí, sabía que me quería, pero nunca me lo dice. Me lo tomaré como un momento aún más especial para nosotras. Me levanté e hice que ella también lo hiciese, y le abracé.

-Y yo a ti... mucho...

Nos separamos segundos después, se fue al dormitorio y cogió su bolsa. La despedí en la puerta, entendió con solo una mirada que necesitaba estar sola y vivir lo que me estaba pasando. Todos los cambios fueran malos o buenos tenía que trabajarlos yo misma. Ella estaría siempre, tras el teléfono, en una terraza o en mi cama, abrazándome.

Miré el móvil, y me encontré un mensaje de Malú. 'Hacia tanto tiempo que nadie me despertaba con esa canción... Gracias. Nos vemos en un rato'. Sonreí. Puse música aleatoria en Itunes y me dirigí a la ducha. Al salir me dirigí a la habitación con la toalla envuelta en mi cuerpo, y el móvil en la mano. Me puse unos pantalones negros, una blusa, y aproveché que aún no hacia altas temperaturas en Madrid para estrenar mi nueva cazadora. Pedí comida a domicilio en uno de los restaurantes favoritos de Malú, y puse a enfriar un vino rosado. Volví a mi dormitorio, abrí el armario para sacar los zapatos que iba a ponerme y me topé con la ropa de Alex, cerré rápido. Aún estaba ahí, en mi casa y en mi cabeza. Volví abrir y decidida me dije que se había acabado. Cogí su ropa, por suerte no había mucha, la dejé encima de la cama, busqué una pequeña maleta y la guardé. Un día de estos se lo enviaría. El móvil sonó y pensé que era Malú, corrí hacia él. Pero no era ella, Alba me había dejado un mensaje. 'Disfruta de la noche, y relájate... Por cierto, cualquier cosa llámame, y sino, también esta Inma, me la he encontrado al salir'. Le contesté con besos y me fui al baño. Me maquillé sutilmente, un poco de sombra de ojos y lista. Tuve tiempo hasta de sentarme en el sofá y cerrar los ojos. Y el destino, tan caprichoso, hizo que sonara una de nuestras canciones.

'Nos quedó irnos de viaje, compartir locuras nuevas, nos quedó aquel tatuaje de tus manos en mis piernas...'

Tantas cosas nos quedaron por hacer. Aquellos pocos desayunos acompañados de caricias que recordaba cada vez que cantaba aquella canción. Aun no se si no pude o no quise retenerla entre tanta multitud. Su cuerpo quería más vivir, y eso estaba claro, que yo no quería compartirla, también. Quizás era la hora de irnos de viaje, y compartir la locura más grande, y bonita, que voy hacer en esta vida, y con quien mejor, que... con ella.