Capitulo 10

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Capitulo 10

Me separé rápidamente de Malú, la miré y no entendía nada. Me levanté y sequé mis lágrimas corriendo. Y apenas dos segundos más tarde entraba en el salón.

-Alex... Hola...

Le saludé nerviosa, me miró y luego miró a Malú.

-No sabía que tenias visita...

-(Miré a Malú) Ya... ya se iba...

Ella me miró, rápido, no pudo sostener sus ojos contra los míos, y volvió a mirar al suelo, se levantó y miró a Alex.

-Si... Ya me iba...

-Un placer verte por aquí.

Dijo Alex, aunque su cara no reflejase nada de amabilidad. La iba a acompañar a la puerta, pero Alex me lo impidió con su maleta, le miré.

-Voy yo.

Asentí, y di un paso atrás. Me quedé ahí mientras se iba, se despidieron en la puerta y cerré fuerte los ojos.

-¿Habías quedado con ella?

Preguntó acercándose a mí, me senté en la butaca y le miré.

-No... Quedé con las chicas y nos la encontramos.

-(Rió sarcásticamente) Claro...

Cogió su maleta y se fue hacia la habitación. Me senté en el sofá de nuevo y guardé la fotografía que aun estaba encima de la mesa, y puse la caja en su sitio. Me levanté y me encaminé hacia la habitación donde estaba Alex. Quería tumbarme un rato, y dejar de pensar en todo lo que había pasado. Me senté en la cama, y vi como él también lo hacía.

-Creo que me merezco una explicación.

-Alex...

Me iba a tumbar pero se levantó de golpe y le miré, ¿Qué estaba pasando? Se puso en frente de mí y me levantó con fuerza, cogiéndome de los brazos. Asustada le miré, y no le reconocí.

-Malú no es bienvenida en esta casa. ¿No te acuerdas de lo que sufriste? ¿No te acuerdas de lo que decían de vosotras? ¿No recuerdas porque la dejaste? (Sonrió) ¿No te acuerdas que ella quería ser libre...? ¡Ja! ¿Libres? No sabe lo que dice... en este mundo en el cual pertenecemos nosotros no podemos ser como los demás...

Iba a contestarle, iba a decirle que ¿Quién se creía que era? No somos nadie, no me considero mejor que los demás, ni diferente a ellos. Soy Vanesa, una chica de Málaga que vino para probar suerte en la música, nadie ni nada más que eso.

-Alex... me... me haces daño...

Dije casi en un susurro, aterrada por esa mirada que no apartaba de mis ojos. Apretó más las manos, y de pronto el timbre sonó y me soltó de golpe, caí sentada en la cama. Fue a abrir mientras yo me quedaba ahí, pequeña, como nunca me había hecho sentir. Oí como saludaba a la otra persona y le decía que me encontraba en la habitación. No vi quien entraba pero si la oí andar decidida hacia la sala dónde me encontraba.

-¿Cómo va la resaca?

La miré, y dejó de sonreír al verme. Se sentó rápidamente a mi lado, y la abracé fuerte, en silencio.

-Cariño... ¿Estás bien?

-Alba... ¿Y Alex? (Susurré)

-Me ha dicho que se iba a comp...

No dejé que terminase, rompí a llorar en su cuello, mientras intentaba calmarme. Me abrazaba fuerte mientras dejaba pequeños besos ne la cabeza.

-Ya esta, tranquila...

Solté todo lo que tenía dentro, los miedos, las inseguridad. Me calmé un poco y me separé lentamente de Alba.

-Cuéntame.

-No... no hay mucho que contar... (Dije sin mirarle)

-No me mientas. (Me cogió la barbilla con su mano e hizo que la mirase) ¿Qué pasó ayer?

-Me maree... y acabe en el hospital... (Alba asintió)

-Malú nos dijo que solo te pasaste un poco con el alcohol (añadió quitándome el pelo de la cara), ¿hay algo más?

No estaba preparada para contarle los resultados de esos análisis, aun no me creía lo que estaba viviendo, así que decidí que no era el momento.

-Me acompañó a casa... Y... luego llegó Alex.

No me gustaba mentir a mis amigas, y menos a Alba, era importante para mi, pero si me quiere entenderá que hay cosas que algunas veces tienes que guardarte para ti. Hcaerte fuerte y callar. Aunque duela.

-¿Se ha enfadado?

-(Asentí y una lagrimo cayó por mi mejilla) Mucho... Nunca, nunca le había visto así.

-Cariño... quizás se ha puesto un poco nervioso. Y bueno...

Oímos la puerta otra vez, me levanté rápido y me seque las lágrimas. Alba me miraba, y me sonrió calmándome. Me susurro un 'todo irá bien', cogió su bolso y me dio un abrazo.

-Llámame si necesitas cualquier cosa.

Asentí, y la acompañé a la puerta, pasamos por delante de la cocina, y se despidió de Alex, él sonriente hizo lo mismo. Dejé a Alba en la puerta, cerré, respiré hondo y fui a la habitación. Me tumbé, noté como otra lágrima caía por mi mejilla, pero esta vez, no dejaría que cayese ninguna más. Hoy no.

Habían pasado ya unos días desde que volví del hospital, cuando me levanté me encontré una nota de Alex, se había ido a rodar esa semana, y hoy volvía. Me había llamado a diario, preocupándose por mí, preguntándome mil cosas del nuevo disco, y sobre las novedades del libro. Esos días los pasé en Madrid, sin muchas ganas de moverme de casa, lo justo para salir con Ana y Alba que se encontraban por ahí. Inma estaba en un festival fuera de España con la película, y Malú... de Malú no había tenido noticias. Al día siguiente le mandé un mensaje pidiéndole disculpas por el comportamiento de Alex, pero no había tenido respuesta. Llegué a casa después de dar un paseo con Carmela, mi perra, al entrar vi una maleta en la puerta, paré y respiré. No sé si aun estaba preparada para verle, sentí como mi cuerpo se había hecho pequeño, di un paso, y saludé en voz alta. Noté como alguien venia hacia mí deprisa.

-¡Mi amor!

Me abrazó fuerte, y me dio mil besos por toda la cara, hasta que paró en mis labios y tiernamente me besó, mientras sus manos me acariciaban las mejillas, me relajé, por fin. Cuando nos separamos le miré.

-¿Y esto?

-Te he echado de menos...

-Alex...

-Lo... lo siento mucho Vanesa. No tenía que haberme puesto así, lo siento de verdad.

Le miré a los ojos, y recordé porque me fije en él. Su mirada penetrante, su sonrisa de canalla, me perdía siempre que le tenía delante.

-No te preocupes... Yo... yo no tenía que haber traído a Malú...

-¡Ey! (Sonrió) Esta olvidado.

Volvió a besarme, y sonreí. Este si era el Alex que conocí, el que me besó sin previo aviso en aquel videoclip, el que sentí tan mío en tan poco tiempo.

-He traído la cena. (Dijo sonriente aun pegado a mis labios)

-Me muero de hambre.

Esta vez fui yo la que le besé, cogió mi mano y me llevó hasta la cocina. Quizás era una buena noche para contarle lo que hacía ya un tiempo que sabía. Tenía el mismo derecho que yo. Él estaba implicado, era parte de él, de los dos. Íbamos a ser padres.



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¡¡Gracias por leer!!

Buen fin de semana ;)

En la cola del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora