Capitulo 31

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Capítulo 31

-¿Cómo vas? (Pregunté)
-Bien... ¡Cuánto tiempo!
-Pues sí... pero me encanta que me contestes igual que lo hacías antes, como si los años no hubieran pasado.
-Sabes perfectamente lo que pienso, y si no te molesta, voy a llamarte 'cuñada' ¡toda la vida!

Me reí. ¿Cómo iba a molestarme? Me encantaba aun tuviese esa confianza en mí, aunque haya pasado el tiempo y la vida nos haya separado. O mejor dicho, que yo misma nos haya separado.

-Tengo que pedirte algo...
-Cuéntame.
-Estoy en Málaga, y quiero demostrar a tu hermana que nunca he dejado de quererla... (Sonreí) ¿Me ayudas?

No se lo pensó dos veces, me dio un rotundo 'Sí' y empecé explicándole lo que quería hacer. No iba a subirme al escenario, y me iba a presentar por sorpresa en su camerino. Quería algo más especial, algo nuestro. Cómo antes. ¿Y qué mejor que en mi tierra?
Desperté a Charlotte cuando colgué el teléfono, bajamos a desayunar, volvimos a coger la maleta y esta vez nos fuimos a mi casa. No tenía una habitación preparada para ella, como en Madrid, pero todo llegaría. De momento la habitación de invitados sería la suya, y la de los perros, claro. Lo primero que hizo fue mover sus camas y llevárselos al cuarto. Parecía que les conocía de siempre, y ellos estaban igual con ella. Teníamos la playa a solo unos metros, aprovechamos y fuimos a jugar con los pequeños. Charlotte se lo pasaba en grande, y tanto Pongo como Carmela no paraban de ir arriba y abajo con la pequeña, sus pelotas y un palo que encontramos en la arena. Agotada y sin poder seguir el ritmo de ellos me senté en la arena, encima de una gran toalla que habíamos traído. Abrí el teléfono y me puse a leer a mi tropa. Encontré algún retweet de gente que ya hacía cola para el concierto de esa misma noche de Malú en Málaga, y sonreí.

-¡Ya estoy!

Dijo Charlotte entrando en mi habitación. Mi giré y se quedó sorprendida mirándome. Le sonreí.

-Estas muy guapa, mami.

Me reí. Me agaché y le besé fuerte la frente. Cómo me gustaba que esa palabra sonase de boca de mi pequeña. Aun me parecía un sueño tenerla delante de mí. Aquí, conmigo. Me levanté, y me di una vuelta. Se rio. Me había puesto unos pantalones negros, estrechos, unos zapatos de vértigo que compré hacía ya unos años con Malú, una blusa caída de un lado blanca, me maquillé sutilmente, y dejé el pelo suelto pero esa vez no me lo planché, quise hacer un guiño a cuando empezamos, por entonces llevaba mi pelo alborotado, suelto y largo.

-Tú también estás muy guapa pequeña.

Se sonrojó, y también dio la vuelta. Mis hermanos le habían regalado ropa a Charlotte, aprovechando que estábamos en Málaga. Para la ocasión elegimos un conjunto tejano que le quedaba muy bien. Juntamente con unas sandalias con brillantes, y un pañuelo en el pelo. Se había pintado los labios con un tono suave que le había dejado, y estaba lista para irse.
Y así fue, el coche que nos recogía en la puerta de casa llegó a su hora, el chofer me dio un sobre con las acreditaciones que haría que pudiésemos ir por los pasillos tranquilamente. Y así prepararlo todo mejor. No íbamos a ver todo el concierto, aunque la pequeña me había pedido ir a ver a Malú encima del escenario, y no pude negarme.
Al llegar saludamos a los pocos integrantes del equipo que quedaban detrás del escenario, hasta que Charlotte me tiro del brazo para ir fuera. La levanté en brazos y desde abajo, a un lado, vimos como Malú lo daba todo. La pequeña bailó, aplaudió y gritó, mientras yo me reía y miraba embobada a la artista que había subida en ese escenario. Tan viva, tan maestra. Como la había echado de menos...

Narra Malú

Salí enamorada de mi gente una vez más. Como siempre que me bajaba del escenario al terminar un concierto. Saludé a mis músicos, abracé a mi hermano, y nos fuimos a los camerinos, comimos algo todo el equipo, me cambié y me quedé en mi camerino unos minutos mirando el móvil. Hasta que el ruido de la puerta me hizo levantarme. Fui a abrir, y...

-¿Charlotte?

Sonreí al verla ahí, y más aún cuando apretó mis piernas con sus pequeños brazos. Me reí, la separé con cuidado, bajé y volvió a abrazarme.

-Pequeña...

La subí a mis brazos, sonrió cuando nos miramos a los ojos, di un paso hacia fuera y miré en el pasillo.

-Si la estás buscando... (Dijo Charlotte sonriéndome) Está en la azotea.

Le llené la cara de besos, y me fui corriendo a la sala de al lado.

-¡José! Necesit...
-Hola tito José.

¿Cómo? ¿Desde cuándo la pequeña conocía a mi hermano? Vi a José sonriendo, la cogió en brazos, y me sonrió.

-¿Pero...
-No preguntes, y vete corriendo ahí arriba.

Le sonreí, les abracé y salí corriendo por el pasillo. No podía creer que la volviese a tener ahí, a unos metros. Subí las escaleras desesperada, y cuando llegué a la última puerta, paré y respiré. La abrí con cuidado, y ahí estaba. De espaldas a mí, mirando el horizonte, su mar, su tierra, su esencia. Di un paso, y cerré la puerta con cuidado. Vi cómo se giraba lentamente, y al segundo cruzamos nuestras miradas, estaba algo seria hasta que sonreí y ella hizo lo mismo. Me fui acercando hacia ella, con cuidado, mientras ella estaba quieta, llegué y me quedé a un metro de ella.

-¿Que haces aquí? (Pregunté)
-He... He venido...

Estaba nerviosa, lo noté cuando dejó de mirarme y se concentró en sus manos. Me acerqué más y se las cogi juntándolas con las mías. Respiró, y me miró de nuevo.

-Estoy aquí para decirte que voy a luchar por ti...
-Vane (le interrumpí)
-No, déjame terminar. Te quiero. Y sé que te prometí que estariamos juntas y que nada ni nadie nos separaría, y... No lo cumplí. Vengo a pedirte que me ayudes, (la miré sorprendida) si... Que me ayudes a quitarme los miedos, las inseguridades, necesito que me cojas de la mano y me lleves lejos de ellos. Porque confío en ti, porque quiero confiar en nosotras y en lo nuestro.

Me quedé sin aliento, mis lágrimas apunto de abandonar mis ojos y mis manos apretando más fuerte las suyas. No supe que decirle, y se lo demostré. Solté sus manos y cogí su cara, me acerqué y la besé. Y ahí, me abandoné. Dejé que fuera la pasión quien mandara, que mis labios fueran los directores de los suyos y que el mar que habia en el fondo el mejor testimonio de nuestro amor.

-Te quiero...

Le susurré cuando me separé de ella. Me sonrió y sequé una lágrima traviesa que bajaba por su mejilla. La abracé fuerte y noté como respiraba en mi cuello.

-¿Te apetece ir a cenar? (Me dijo aún abrazándome)
-¡Claro! (Dije separandome y volviendo a coger su cara)
-Vamos a buscar a Charlotte y nos vamos.

Cogi su mano y sonriendo nos fuimos abajo. Al llegar buscamos a mi hermano, lo encontramos en la sala recogiendo los últimos objetos para dejarlos en la furgoneta. Se giró antes de que pudieramos decir nada, sonrió.

-¡Por fin!

Nos reímos y se abrazó a Vanesa, me emociona ver cómo se quieren. Se separaron y apretó de nuevo mi mano.

-Venimos a buscar a Charlotte. (Comenté)
-¡Si! ¿Dónde está?
-Pues vino Inma y dijo que se la llevaba a jugar... Est...

Vanesa soltó mi mano y dio un paso hacia José, y preguntó extrañada.

-¿Inma?

En la cola del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora