CAPITULO VIII " BIOLOGÍA VS CIENCIAS QUÍMICAS"

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Mi alarma sonó a las cinco treinta y como pocas veces en el mundo, me estaba costando trabajo levantarme, tenía a lo mucho unas tres horas que me había venido a dormir

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Mi alarma sonó a las cinco treinta y como pocas veces en el mundo, me estaba costando trabajo levantarme, tenía a lo mucho unas tres horas que me había venido a dormir. Me levanté como un zombie, tenía el labio inflamado, me miré en el espejo, vaya mordida de Vico.

Sonreí al recordar su forma de bailar, creo que podemos llevarnos mejor por eso, no me la voy a sacar de la cabeza de ahora en adelante, no puedo parar de sonreír mientras me ducho. Me visto pensando en esa piel que fue tan mía anoche, no podía aprovecharme de ella, no sería de caballeros, seguro eso le molestaría a mi padre si pudiera verme.

Me vestí adecuadamente para la escuela, mi tío me había dejado una mochila y no lo había notado, creo que tiene todo lo necesario para triunfar en el mundo universitario y aquí voy, por mi último semestre de universidad. Salgo de la habitación para encontrarme con una enojada Victoria.

— Buenos días.

— ¿Qué dijiste? – parece que la Victoria que conocí se había comido a la Victoria de anoche.

— Buenos días.

— ¿Que tienen de buenos? ¿He?

— Estamos vivos.

— Pues siento que no, tequila fuerte el de anoche. — me acerco, tengo ganas de abrazarla, ella me mira, aterrada.

— ¿Qué haces? — me quedo parado, calculando lo que está pasando y si es que se trata de una broma.

— Nada, solo quería saludar.

— Pues ya lo hiciste, me gusta más como se escucha tu voz a la lejanía.

— Victoria... ¿No te acuerdas que pasó ayer verda'? — ella me mira fijamente, con la ceja derecha elevada.

— No, solo recuerdo que bailé con casi todos, con excepción tuya, claro. – fruncí los labios y suspiré lentamente, mierda, no lo recuerda, sin embargo, lleva colgado el cuerpo del delito, o más bien, la cabeza. Me rasqué la nariz y después de limpiarme el beso que me dio anoche, elevé el dedo índice.

— ¿Me puedes devolver mi medalla? – me quedo callado, esperando que eso le diga algo, ella se queda parada, dándome la espalda, se mira el cuello.

— ¿Qué hace tu medalla diabólica colgando de mi cuello?

— Tú me la quitaste anoche.

— ¡Ay no! ¡mierda! toma, toma, que horror ¿Tiene algo de eso de brujería? — me da mi medalla como si fuera un reptil moviéndose entre sus manos, ¿Escucharon eso? sí, es mi corazón rompiéndose, y ni sabía que aún tenía.

— No, me lo dio mi mamá. – dije suavemente.

— Qué lindo, pero aleja eso de mí, ahora. — maldita sea, miro mi medalla y me la coloco, la huelo, no puedo creer que en tan pocas horas ya huela a su perfume, tomo mi mochila y camino al comedor.

❖ 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐲𝐞𝐬: 𝐃𝐢𝐧𝐞𝐫𝐨, 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐑𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐨 ❖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora