CAPITULO XIX " SEIS DE LA MAÑANA"

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Me había quedado esperando que llegara, toda la noche y nunca apareció, eran las seis de la mañana, preparé té y me quedé mirando la puerta, pensando, tratando de averiguar mentalmente en dónde puede estar ahorita ¿Y si le pasó algo? ¿Y si chocó? ...

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Me había quedado esperando que llegara, toda la noche y nunca apareció, eran las seis de la mañana, preparé té y me quedé mirando la puerta, pensando, tratando de averiguar mentalmente en dónde puede estar ahorita ¿Y si le pasó algo? ¿Y si chocó? Mi estómago se encoje, aunque quisiera, no podría dormir, no si él está afuera, solo, apenas y se está recuperando, el frío es su peor enemigo ahora, me quedé mirando a la ventana, como la luz era cada vez más, estaba absorta en la ventana hasta que escuché que alguien tropezó con la puerta.

— ¿IP? — estaba ebrio, muy ebrio, apenas y se mantenía en pie, intenté detenerlo, pero me puso la mano para que no me acercara.

— Déjame, déjame en paz. — dijo arrastrando las palabras.

— No, escúchame. – luché con él. – Por favor, escúchame.

— No, tengo porque, ve a revolcarte con Víctor, y a mí me puedes dejar en la miseria en la que me encontraste. — me percato de que no solo está borracho, también está sucio.

— ¿Te caíste?

— De bien alto, ha, lo dices por el lodo, es que fui a dormir junto a una mujer que tuve la certeza de que me amaba, pero está muerta.

— IP, dormiste en el panteón. — digo mientras me cubro la boca con la mano.

— No importa, iría al puto infierno si se pudiera con tal de no estar cerca de ti. — se mueve hacia el pasillo.

— IP.

— Ya Victoria, ¡Déjame! estoy jodido, y no creí que se pudiera más, pero siempre me sorprendo, ya deja de joderme, no me hables, no te me acerques. — se tambalea un poco.

— Isaac. – intenté que mantuviera el equilibrio, pero lo evitó a toda costa.

— Y tampoco me toques, mentirosa. — da un par de pasos hacia atrás y se detiene con la pared — Ya quiero ver la cara de mi padrino cuando le diga que te revolcaste con un Carrillo.

— No fue así.

— ¿A no? Bueno, no me importa, no te quiero en La Dinastía, no te quiero cerca, el padrino tendrá que elegir por tu culpa, creo que puedes ir arreglando tus cosas y volver a Madrid.

— Si le dices me van a desterrar.

— ¿Sabes qué? no me importa, por mi puedes ir y aliarte con los Carrillo, pero no esperes, que detenga una bala contra ti, no lo haré, porque los Palacios no perdonan las traiciones.

— IP, eso fue hace tiempo, yo no te traicioné.

— Si hubieras sido sincera conmigo las cosas fueran diferentes Victoria.

— Lo intenté.

— Si, todo el tiempo evitaste que nos enfrentáramos, no querías que matara a tu novio, pero sabes que ese cabrón va a ser el primero en mi lista, prepara los pañuelos, porque será el primero de los Carrillo que me bese los pies, antes de morir.

❖ 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐲𝐞𝐬: 𝐃𝐢𝐧𝐞𝐫𝐨, 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐑𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐨 ❖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora