El hijo del ex capo de la mafia que todos creían muerto ha vuelto con el único fin de recuperar lo que a traición, le fue arrebatado a su familia.
Decidido a consumar su venganza contra sus enemigos a quiénes alguna vez llamó familia, se unirá con...
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Mi papá parecía que había vuelto esta casa una Asociación Protectora de Animales, bueno, eso fue lo que le dije cuando me dijo que el hijo de Palacios vendría a vivir a la casa por un tiempo mientras arreglaban unos asuntos, seguro va a ser su matón, con eso de que el estúpido de Enrique se dejó matar hace unos meses.
Tenía poco de haber llegado de España, mi madre lo quiso así, México no es malo, pero no me gusta la compañía masculina, y mi papá suele tener mucha amistad masculina.
Estaba sentada en la parte de afuera, cerca de la alberca cuando lo vi llegar, rodé los ojos, lucía ropa típica de mexicano mafioso, botas, jeans ajustados, camisa a cuadros, se asoma un tatuaje en su brazo, bah, qué aburrido.
—IP, llegaste temprano cabrón.
—Papá... —ruedo los ojos.
—Espera mija, ven acá cabroncito, como has crecido.
—Padrino —se abrazan como dos hombres machos alfa, ruedo los ojos.
—Ven acá Vico, conoce a IP —me elevo los lentes y lo miro unos segundos.
—Mucho gusto, lindo nombre.
—Un placer, Vico —dijo él, parece sorprendido con mi forma de responder.
—Ven, debes tener hambre.
—Pa' que digo que no, si sí.
—Me encanta ese humor mexicano, a pesar de que eres irlandés.
—Padrino, mi mamá era la irlandesa, yo nací en Sonora.
—Ya lo sé, pero tiene pinta de irlandés, venga mijo —me clava la mirada.
—¿Qué pasa galán, en tu pueblo no las miras así?
—Acento español, ¡Padrino! —grita —¿Qué su hija no nació en la capital?
—Si mijo.
—Habla como taruga entonces —se ríe.
—Hijo de puta.
—Y putea como allá, se están perdiendo los valores pues.
—¿Qué esperabas? ¿Que hablara como paisana y me cubriera la cara cuando me miras?
—Tranquila, tranquila que nos amanecemos, bájale dos rayitas a tu escándalo, de otra forma, tendré que enseñarte modales y puede que te guste la forma.
—No me hables de tu, que no somos iguales, corriente.
—¿Disculpa? ¿corriente yo? sabes qué bonita, no soy yo el que está cargando unos Ray Ban piratas —sonríe fingido, lo mato a plomazos. Miro sus ojos, son bonitos, pero como es feo en el resto, automáticamente se hace feo todo.
