15 de Junio del 2015

497 50 2
                                    

15 de Junio del 2015


Un mes. Un mes desde que podía considerar a la pequeña rebelde como su novia y aun no estaba del todo seguro de que fuera un sueño.

Claro está, admitir eso frente a sus amigos lo haría sonar como un auténtico marica y, joder, probablemente estaba muy en contacto de su lado femenino en los últimos días pero no podía importarle menos. Estaba feliz y era todo lo que malditamente le importaba.

Su relación estaba subiendo de nivel rápidamente y no podía importarle menos. Habían decidido que Layla iría a conocer a sus padres y a su hermana durante el fin de semana y, aunque su familia era lo mejor que le había pasado, no podía negar que estaba algo nervioso. Ellos no eran de los que juzgaban fácilmente pero sabía que la primera impresión que daba Layla no era exactamente de chica buena y tranquila ―muy lejos estaba de utilizar alguna de esas palabras para describirla―, lo cual no sabía si era algo que su familia aceptaría fácilmente.

En poco tiempo había pasado de no conocer ninguna de las clases de Layla, a esperarla afuera cada vez que salía más temprano que ella. Los lunes su última clase era de psicología y hoy estaba terminando un poco más tarde porque el profesor había decidido que hablar sobre Freud ameritaba al menos unos quince minutos más que las dos horas que había estado hablando del tema. Al menos eso fue lo que ella escribió en el mensaje junto a la palabra SOS, lo cual lo hizo reír.

Realmente no veía a Layla en esa clase. Ella se la pasaba diciendo lo mucho que detestaba tener que pasar dos horas de su vida, dos veces por semana, viendo la cara del profesor Stanley así como él había admitido que no veía el momento de terminar el semestre con el profesor de historia.

Como había previsto Jake, la mayoría de su clase reprobó.

Pero no él.

Su amigo había tenido razón que ni tantas horas buscando entre los libros de la biblioteca lo salvarían de reprobar el primer ensayo por lo que casi se rinde con esto hasta que se lo comentó a Layla. Entonces ella le había contado que ya había pasado esa asignatura y había sido la única en su curso que realmente pudo alardear de ello.

Algo que Dave no sabía era que Jake y Layla habían compartido la misma clase de historia el semestre anterior, lo cual explicaba cómo le había sido tan fácil a la pequeña rebelde sacarle a su amigo su nombre y su número.

No que Jake se hubiera hecho el difícil en lo que respectaba a hacer lucir a su amigo como un idiota, cabe acotar.

La cosa es que Layla había visto a Dave anteriormente. Le había visto con Jake en los pasillos y, cuando él le puso el reto de descubrir su nombre, supo a quién acudir sin ningún problema. En realidad eso había sido un alivio para él, no estaba seguro de si ella hubiera intentado más duro conseguirlo si no hubiera tenido una facilidad aunque le gustaba pensar que sí.

Algo que Layla había descubierto era que el profesor de historia tenía su propia bibliografía a la cual acudir. Había un autor al que él seguía fervientemente por lo que la única forma de dar con lo que el profesor estaba buscando era acudir a sus referencias.

En el momento, ella no lo sabía. Frank había tenido aquellos libros como herencia de su familia aunque nunca habían hecho más que decorar una habitación ya que él nunca fue a la universidad. Layla sacó la información de donde había podido conseguirla y terminó con felicitaciones del profesor que muchos envidiaron.

Cuando le prestó los libros, Dave aún tenía sus dudas de que aquello pudiera salvarlo pero aun así los utilizó. El profesor le había puesto una calificación alta y sintió que estaría en deuda con Layla durante mucho tiempo. No que le importara.

Layla personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora