20 de Junio del 2015

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20 de Junio del 2015


Ahora había llegado la hora de conocer a la parte buena de la familia de Layla. Dave había escuchado tantas cosas de Frank que incluso lo había idealizado y no se equivocó en ninguna de sus suposiciones cuando finalmente lo tuvo cara a cara.

Frank era un hombre alto y grande, mucho más que Jones, pero su rostro era cien veces más agradable. En su rostro se veía lo mucho que adoraba a Layla y vio como cambiaba la expresión de su novia en cuanto lo miraba. No muchos de sus amigos habían sido simpatizantes de ella cuando se dio a conocer que no aguantaba la mierda de nadie, pero a él no le importó. Muchas cosas habían dejado de tener importancia si se trataba de algo o a alguien que no estuviese del lado bueno de su novia.

―Esta pequeña podría darle una patada en el culo a cualquier idiota que quisiera darle mierda ―contó Frank mientras acomodaba una pieza del auto en el que estaba trabajando―. Había pocos que podían seguirle el paso a mi niña y ellos lo sabían.

―Esa es una forma linda que tiene para decirte que no fui popular en la escuela y que solo traje un novio a casa ―explicó una Layla sonriente y él se la devolvió.

Amaba verla feliz y como que podía amarla a ella pero todavía no le parecía el momento para decírselo.

―Que no te haga creérselo, sé que mi niña era envidiada por todos esos idiotas porque tenía lo que ellos les faltaba ―apuntó con convicción, él estaba mucho más del lado de Frank porque también lo había visto en la universidad.

―Papá...

―Ningún «papá», yo nunca miento, ¿recuerdas, niña?

Ella dejó los ojos en blanco pero en el fondo le complacía lo que él estaba diciendo. Layla se levantó del banco en el que ambos habían permanecido observando a Frank trabajar.

―Voy a traer agua.

Él asintió y le dio un rápido beso antes de que ella despareciera en el interior. Volvió su mirada a Frank que había detenido su trabajo en el motor.

―¿Sucede algo?

―Quisiera hablar contigo de algo, muchacho.

Mierda, ¿ahora le iba a decir que se fuera de su casa? Había estado tan acostumbrado a ser espontaneo con Layla que no se había detenido a pensar en que probablemente a su padre le molestara que la besara frente a él.

Joder, ¿a qué papá le gustaría ver a su princesa ser besada?

Mierda, mierda...

―Usted dirá...

―¿Vas a estar alrededor por un tiempo? ―era una pregunta directa, quería saber las intenciones con su niña.

―Planeo hacerlo, hasta donde me lo permita su hija ―porque él no estaba teniendo un respiro de ella pronto.

―Bien, porque hay una cosa que deberías saber.

Esto se estaba poniendo serio así que no quiso decir nada hasta saber lo que él tenía para decir. Frank dejó la llave que había estado utilizando a un lado y se acercó hasta el banco donde estaba él.

―Layla probablemente nunca te lo dirá porque dice que es mi decisión decírselo a las personas o no, pero si vas a estar a su lado, es mejor que lo sepas.

―¿Saber qué?

―Tengo cáncer de pulmón.

Directo y conciso. No se había ido por las ramas así que el impacto había sido fuerte. Dave se abstuvo de decir algo porque a su cerebro le estaba costando procesar la información que le estaba siendo proporcionada.

―Co... ¿Cómo dice?

―Ya me escuchaste, muchacho ―sí, lo había hecho, pero tenía la esperanza de que fuera un error.

―Pero... ¿Ella lo sabe?

―Ya te lo dije, ella no lo dice porque piensa que es mi decisión si decírselo a alguien o no. El diagnóstico es reciente así que realmente no creo que lo haya asimilado.

Aun así, de cerca, podía ver que la fuerza de Frank no era lo que había visto en un principio. Podía ser alto y grande pero en su rostro podía ver rasgos cansados. Lo había escuchado toser un par de veces pero en su mente nunca había pasado la posibilidad de que la causa fuera una enfermedad.

―Fumé mucho en mi juventud y otro poco más en mi adultez, algo de lo que no estoy orgulloso. Lo dejé por un tiempo pero fui lo suficientemente débil como para caer después del divorcio.

Y ahora podía sentir el dolor que Layla seguramente sentía pero que se las había apañado para cubrir muy bien. Después de todo lo que había atravesado, seguramente le había caído como un baño de agua fría enterarse de otra consecuencia de lo ocurrido cuando su madre decidió cambiar a un buen hombre por alguien como Jones.

Eso la debió haber matado.

―Yo...

―No es necesario que digas nada ―agradeció eso porque no estaba seguro de lo que debía decir―. Lo que quiero que sepas es que ella va a necesitarte y no quiero que seas uno de los que las use solo por un rato. Necesita tener a alguien que va a estar ahí.

―Voy a estarlo ―aseguró.

Él asintió y volvió a levantarse para continuar con su trabajo. Layla volvió más tarde con el agua y sándwiches por lo que era la razón de que hubiera tardado tanto en salir. No sabía si debía aparentar no saber nada pero su duda estuvo resuelta cuando ella se sentó junto a él y apretó su mano en un gesto silencioso. Él la miró de regreso y supo que la tardanza no había sido deliberada. Ella sabía de lo que habían estado hablando.

Layla personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora