Capítulo XI: El último abrazo

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Al salir a las calles casi desiertas no vimos ni un atisbo de luz más que la luz de la luna que ahora parecía la única luz visible. La gente comenzaba a salir de las casas.

ㅡ¿Crees que sea un simple apagón?ㅡle pregunté a mi madre.

ㅡVan dos minutos, tendrían que pasar otros trece minutos para averiguarloㅡme respondió.

Las voces de la gente que salía de sus casas se empezaba a alzar por fin en las oscuras calles.

Mi mamá me dió entonces un codazo en el hombro.

ㅡ¿Qué paso?ㅡpregunte extrañada.

ㅡBeth, la valla...ㅡdijo, y en la oscuridad pude ver sus ojos iluminarseㅡEl bosque, Beth, debe de estar...

No terminó de decir la oración cuando ambas corrimos hacia el auto de nuevo, sin comer esa orden que habíamos pedido.

ㅡ¿Crees que dure lo suficiente este apagón como para cruzar la valla?ㅡpregunte mientras me colocaba el cinturón de segurida.

ㅡNo lo sé, pero hay que intentarlo.

Mamá comenzó a conducir a una alta velocidad de nuevo. Cada minuto que pasaba rogaba porque la luz no regresará, el camino era más complicado con sólo las luces del auto. Tardamos poco más de veinte minutos en llegar al lugar.

Mamá apagó el auto salió corriendo, tomó otra piedra y la lanzó, esta vez no hubo respuesta de la valla, no hizo nada. La electricidad estaba cortada.

ㅡLanza tu mochila por encimaㅡme apresure, tome mi mochila haciendo una rápida inspección de que nada importante me faltara.

Luego la lance al otro lado de la valla.

ㅡBethㅡdijo mamá entonces, me giré para verla, estoica en el mismo lugarㅡ. Debes hacerlo tú sola.

ㅡ¿Hacer qué?ㅡpregunté con mi entrecejo fruncido y llena de confusión.

ㅡIrte. Debes hacer eso sola.

ㅡ¡¿De qué demonios estás hablando?!ㅡpensé que tal vez mamá no había tomado suficiente agua en el día y estaba sufriendo deshidratación.

ㅡBethany, vas a hacer el camino sola a partir de aquí. Vas a cruzar ese río, no es profundo, puedes nadar o incluso caminar, la corriente no es rápida.

ㅡ¡Mamá deja de hablar tonterías y vámonos de una vez!

Mi mamá se sacó entonces su chaqueta dejando ver la herida pequeña que tenía en la cara interior de la muñeca.

El aire abandonó mis pulmones y sentí mis piernas fallarme.

ㅡ¿Qué?ㅡfue lo único que mi voz pudo pronunciar. Lo único que mi mente era capaz de pensar.

ㅡFue apenas un rasguño con los dientes, pensé que sería algún rasguño pero la claramente no es así.

En su muñeca mamá tenía una herida de unos cinco centímetros apenas, bastante fina pero la piel a su alrededor comenzaba a tener un tono verde oscuro, y la herida ya parecía estar pudriéndose.

ㅡMamá noㅡdije corriendo hacia ella y echando mis brazos encima de ellaㅡ. Por favor, no.

La lágrimas llegaron de nuevo, esta vez no pude ni intente detenerlas. Mamá era todo lo que me quedaba en este mundo. Era mi ancla en el peor naufragio. Mi refugio en la peor tormenta. Era todo lo que tenía en este infierno.

Ambas sollozamos una contra la otra durante varios minutos. Luego ella me apartó con cuidado, quito el pelo de mi rostro y secó mis lágrimas con su mano. No lo había notado, pero su mano ahora estaba caliente.

ㅡBeth, no puedo salir del estado, arriesgaría a todos y a ti. Y tú tienes que hacerlo, para que no sea en vano.

No había necesidad de decirlo. Para que su muerte y la de papá no fuera en vano. Pero a mi no me importaba. Si pierdes todo lo que amas entonces te pierdes también.

ㅡNo quiero, mamáㅡdije mientras enterraba mi cabeza en su hombroㅡ. Ya no me importa salir. Quiero quedarme.

ㅡBeth, tienes que irte. Y debes hacerlo pronto.

ㅡPor favor, no me obliguesㅡsuplique. Prefería quedarme y perecer con ella que abandonarla y vivir.

ㅡVas a hacerlo, Bethㅡdijo esta vez mirándome a los ojos, sus dulces ojos color avellana sobre los míosㅡ. Por tu padre, por mi.

No quería, no quería dejarla, no quería irme. No quería extrañarla toda la vida sabiendo que la abandone.

ㅡSe que piensas que me estás abandonadoㅡdijo, como si me leyera la menteㅡ. No lo estás haciendo. Tu vida nos va a honrar por siempre.

Las lágrimas se arremolinaron de nuevo en mis ojos complementandose con el horrible sentimiento en mi pecho. Quería que acabara. Por primera vez deseé estar muerta.

ㅡHazlo, mi niña. Vete ahoraㅡdijo mi mamá, dándome un beso en la frente, y me sentí una niña de seis años de nuevo.

La abrace tan fuerte que pude sentir el calor que su cuerpo emanaba por la fiebre. Ambas sabiendo que era el último abrazo.

ㅡMamá, te amo. Siempreㅡdije diciendo cada palabra, un montón de palabras se quedaban dentro de mi pero me era imposible sacarlas todas, sentía que en cualquier momento mi corazón se iba a desprender.

ㅡY yo a ti, Beth. Te ame desde el día en que te conocí, y lo haré más allá de la muerteㅡme dijo con lágrimas en sus ojosㅡ. Ahora se fuerte. Sal de aquí y aléjate de cualquier indicio de infectados del que sepas.

Asentí. El nudo en mi garganta se hacía cada vez más grande.

ㅡVoy a ayudarte a subirㅡdijo.

Mamá me ayudo para alcanzar la parte más alta de la valla, donde me sostuve antes de dejarme caer al otro lado.

ㅡEspera, Bethㅡdijo mi madre, corrió hacia al auto, abrió el maletero y luego de escarbar sacó una caja, no era grande pero tampoco pequeña, parecía de metal, y estaba bien cerrada.ㅡEsto cabe en tu mochila, metelo.

Luego lanzó la caja que aterrizó a un metro de mí.

ㅡNo la abras, luego...puede que la necesitesㅡdijo, en su mirada pude ver un atisbo de nerviosismo. Metí la caja en la mochila, que apenas cerróㅡ, adéntrate en el bosque hasta que encuentres el río y síguelo, no es hondo, puedes cruzar caminando pero hazlo esta noche, en el día puede que alguien te vea.

Asentí.

ㅡMamáㅡdije, incapaz de decir más, aunque yo sabía que quería decir: No me dejes irme.

ㅡAhora, Beth. Hazlo ahora.

Y me fui, mirando sobre mi hombro una última vez para intentar llenar mi mente con su imagen. Para no olvidar.

Pandemia{Pausada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora