Él se limpiaba el rostro y yo no sabía qué hacer, esta era la tercera situación vergonzosa que pasaba con él, << ¿qué pasa destino?, que mal trabajo el tuyo>> se supone que estaba intentando evitar esto, ¿acaso cada que intente evitar algo va a pasar todo lo contrario?... en esta situación sólo tenía las siguientes opciones:
1. Lo ayudo y le limpio el chocolate que le escupí en la cara….
No, no parece ser buena idea, se lo escupí en la cara, eso no es bueno… no es buena idea y punto.
2. Lo ayudo y le coqueteo un poco.
No, rechazada totalmente, no estaba en el mejor momento ni en la mejor situación para coquetear.
3. Me importa un bledo, aprovecho que se está limpiando el rostro y huyo.
¡¡¡Chinchinchin!!! ¡¡¡Esa era!! Esa era la opción correcta.
No di tregua alguna y me lancé a la carrera, si odiaba correr, pues ya no lo odiaría más, corrí como si estuviese escapando de prisión o algo así, no hice paradas ni nada, no faltó el loco maniaco que se me juntaba a la carrera creyendo quien sabe qué… << gente loca >> cuando me sentí muy cansada paré a tomar aire… vaya que correr no era lo mío ( por eso decidí hacer algún deporte, futura historia que contaré) me senté en un andén y lloré amargamente, ¿ no adivinan por qué? Porque cuando bajé la mirada para atarme los cordones de los zapatos me di cuenta que no traía la bolsa donde tenía mis cajas de chocolate, de la desesperación dejé mis chocolates amados en la escena del crimen y el puto de Christian debe tenerlos, ¡yo mato y como del muerto por esos chocolates! Debo rescatar mis amados chocolates… - me levanté del andén muy decidida y resignada volví a sentarme en él- no, no podía hacerlo… no sería capaz de verlo otra vez, debe estar muy furioso, tras de que casi lo secuestro le escupo chocolate en la cara, una persona normal no aguantaría tanto.
No hice más que llorar, llorar y llorar… ¿qué querían que hiciera? Era chocolate y no eran uno, no eran dos,.. Eran cinco cajas… tal vez parecía una María magdalena, pero juro que valían la pena mis lágrimas.
Una vez terminé de hacer mi espectáculo callejero seguí mi camino hasta mi casa, ya no estaba feliz, ni nada de esa mierda, estaba demasiado deprimida… mis chocolates.
No me había percatado de lo cerca que estaba de mi casa, vaya que había corrido lo suficiente para que el camino se me acortara de tal manera. Estaba a eso de 10 calles de mi barrio, juro que fueron las 10 calles, los 30 minutos más tristes de mi vida, eso después de aquella vez que mi amiga se enteró que fui yo quien asesinó a su hámster ( otra historia que debo contar).
En fin, llegué a casa, no había nadie << era de esperarse>> tuve que volarme las rejas, que por cierto era mala idea considerando que mi uniforme era de falda, larga, pero aun así falda, se me vería hasta lo indeseable, pero eso a quien le importa, yo lo único que quería era dormir y seguir llorando la perdida de mis amados chocolates. Gracias a Zeus no tuve ningún accidente volando la reja, atravesé el jardín y debajo del tapete estaban las llaves de emergencia, las tomé, abrí la puerta y entré a mi hogar dulce hogar.
Tomé una siesta de cinco horas << muy poquitas >> que se me pasaron demasiado rápido, cuando desperté eran las siete de la noche y ni siquiera había caído en cuenta que mi madre estaba en la casa, salí de mi habitación y tomé camino a la cocina, pero antes debía pasar por la sala de estar y ¡a que no adivinan! En la mesa de la sala de estar estaba mi bolsita con mis amados chocolates, no pude evitar gritar de la emoción y correr hasta a la mesa sólo para abrazarlos, debía saber si no estaba soñando y para mi suerte, no estaba soñando, estreché fuertemente mis amados chocolates entre mis brazos con mi cara de orgasmo mental, << no lo puedo negar, fue un momento raro y romántico, era el reencuentro de dos amores >>. Mientras abrazaba mis amados chocolates observé por la ventana porque me pareció ver una sombra y era Christian, sonriendo desde la ventana… el muy putito tierno me había devuelto mis amados chocolates.
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Una tonta chica llamada VIOLET -------> (en edición)
HumorViolet es una chica de apenas 17 años que ha dedicado los años de su vida a tres simples cosas: -Comer -Respirar -Cometer tonterías Su historia comienza desde los 13 años, cuando conoce a Christian, un chico tres años mayor que ella con el cual fant...