Capitulo dos.

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Los días pasaban y Kurt y Blaine se hicieron completamente inseparables. Los dos pequeños habían encontrado una gran amistad en el otro, jugaban siempre juntos en el recreo y siempre se sentaban juntos. Para ellos era genial ser amigos.

- Blaine.- Susurró Kurt a su compañero de mesa, ya que estaban en clase y el señor Schue estaba explicando y no podían llamar mucho la atención.

- ¿Qué?

- ¿Quieres venirte hoy a mi casa a comer y pasamos la tarde entera juntos? Mi mamá me ha dicho que va ha hablar con tu mamá cuando salgamos para que puedas venirte.

El moreno sonrió emocionado.

- ¡Sí!- En ese momento todas las miradas se dirjieron a ambos amigos, incluyendo la del profesor haciendo que Blaine bajase la cabeza avergonzado.

- Lo siento.- Se disculpó con timidez, provocando una cálida sonrisa en el rostro de su profesor.

- No pasa nada Blaine.- Le respondió.- Solo que no se vuelva a repetir.

Los dos pequeños sonrieron emocionados y esperaron con expentación que terminara la clase, pues era la última hora, y en cuanto salieran por la puerta sabrian si iban a poder pasar la tarde juntos jugando y hablando de sus cosas.

Ambos recogieron sus materiales con disimulo un momento antes de que sonara el timbre que anunciaba el final de las clases, para que en cuanto este sonara, salieran rapidamente.

Y así hicieron, los dos niños corrieron llenos de ilusión a la salida donde ya sus madres estaban hablando, se miraron felices y corrieron hacía ellas.

- ¡Hola mi niño!- Saludo Elisabeth al ver a su hijo depositando un beso en su frente, al mismo tiempo que la señora Anderson hacía con su hijo.

- La mamá de Kurt me estaba diciendo que si querías ir a comer a su casa y pasar la tarde con Kurt.- Explicó la señora Anderson finjiendo que no sabía que la respuesta de su hijo sería un rotundo sí.

- ¡Sí mamá! ¡Claro que quiero!- Gritó el niño abrazando a su mejor amigo que le correspondió el abrazo con la misma emoción.

- Que amistad más bonita, ojala sean amigos siempre.- Comentó Elisabeth.

- Ojalá.- La apoyó la señora Anderson.

- Gracias mami.- El ojimiel abrazó a su madre lleno de felicidad, para el ir a comer a la casa de Kurt y pasar la tarde entera jugando con él era lo más grande del mundo y se sentía muy agradecido porque su madre le hubiese dejado.

Blaine se despidió de su madre ya que se tenían que ir pues el padre de su mejor amigo les estaba esperando con el coche. Ambos amigos se agarraron de la mano andando hasta el coche y no separaron sus manos ni aún estando en el interior y por el camino no dejaron ninguno de los dos de responder a las preguntas que ambos adultos le hacían.

- Blaine, ¿qué te gustaría comer?- Le preguntó Elisabeth al ojimiel en cuanto entraron en casa.

- Me da igual.- Respondió con timidez.

- La comida favorita de Blaine son los macarrones con queso ¿a qué si?- Esta vez habló el pequeño castaño, sabiendo que su amigo era demasiado timido como para decirle a su madre que quería comer eso.

Blaine asintió ante la afirmación de su mejor amigo y Elisabeth sonrió.

- Pues ahora mismo me pongo ha hacerlos.- Blaine sonrió agradecido y en cuanto Elisabeth comenzó a caminar, Kurt agarró a su amigo del brazo del brazo y lo llevo corriendo a su habitación cerrando la puerta para que nadie les molestase.

Inocentes [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora