Capítulo 10: Nekoma

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El sol ascendía en el horizonte y la formación seguía su camino. No pararon en ningún momento en toda la noche y las fuerzas que los mantenían en pie comenzaban a fallar, la calida luz del sol era una bendición después de la fría noche. En la noche que pasaron en Karasuno, no habían sentido tanto frío cómo aquella, Kageyama se preguntaba si sería un indicio de que se acercaban al reino vecino.

A pesar de que los cinco cuervos que los acompañaban no mostraban la menor señal de cansancio (y a decir verdad se veían muy determinados), decidieron descansar unos segundos en la hierba, que a diferencia de la que rodeaba Karasuno, era seca y áspera, pero con los mismos extraños puntos luminosos, sólo que éstos erán de un rojo sanguinario. Otro punto curioso que Ushijima hizo notar, era que teniendo en cuenta que las tierras de Karasuno estaban conformadas en su mayoria por pantanos, en todo el camino no se habían cruzado con ningún lago, por más estancadas que estuvieran sus aguas.

Iwaizumi, en especial, tenía mucha sed, el pobre hombre parecía a punto de morir resecado de un momento a otro por más que se esforzaba en disimularlo; Ennoshita se apresuró a acercarle una pequeña botella cristalina con agua y incluso lo ayudó a beber. Inmediatamente, Tanaka también parecía tener demasiada sed, sólo que el no pretendía esconderla. Ennoshita le pasó la botella de mala gana.

- ¿Cómo le llaman al amane...? Ejem..
A ésta hora? - Preguntó Kageyama a Hinata, que se recostaba en la hierba a su lado.

- Es la hora naranja! La hora de Karasuno! - Contestó Hinata. Al parecer, le hacía gracia ese tipo de preguntas. Kageyama se sintió igual de estúpido que preguntandole a Tsukishima el resultado de 1 + 1.

- ¿Cómo es eso de "la hora de Karasuno"? - Preguntó, curioso y algo molesto con la impresión de que Hinata se riera de él.

- Bueno, cómo la mayoría de los reinos tienen una población muy pequeña, los grupos de menor rango se encargan de la cacería y recolección, los altos rangos generalmente se encargan de la guardia o los asuntos de gravedad y organización. - Explicó Hinata intentando usar palabras dificiles, cosa que parecía costarle - Para evitar las confrontaciones, según cada hora los pequeños grupos de cada reino van a cazar, claro que cómo la mayoría estamos aquí, no habrá cacería hoy! También hay veces en la que los reinos hacen acuerdos internos para cazar en los terrenos del otro, eso hacían exactamente Yamaguchi y Yachi! La señorita Kyoko era su guardia.

- Ya veo... - Contestó Kageyama algo confundido.

- En Karasuno sólo hay presas pequeñas cómo los peces del barro y los cuervos menores, pero de vez en cuando en el oeste del reino se ven bandadas de Kangherssus, (son una especie de pajaros grandes que brillan en la oscuridad), no son muy ricos si no tienen un tiempo después de muertos, pero en Nekoma se los comen vivos, por eso actualmente tenemos un acuerdo con ellos!

- Ajá - Dijo simplemente Kageyama, con el estómago revuelto de imaginarse a Hinata esperando a que el cuerpo de un pájaro se pudra para comerselo - Aún no entiendo muy bien lo de los rangos...

- Ah, pero si es muy fácil! Los altos rangos son los mayores, los que tengan más años y por lo tanto, más experiencia y fuerza, ellos se encargan generalmente de los trabajos del castillo y la guardia, los de segundo rango se encargan de la defensa y las tareas de organizacion y los de primer rango nos encargamos de la recolección y la mensajeria (a pesar de que la caceria es cosa de los primeros rangos, a los demás les gusta venir a cazar todos juntos, es bastante divertido!)

Después de la charla, el grupo siguió su camino. El sol, que antes era una bendición, ahora era una tortura, el calor los estaba derritiendo. No pasó mucho tiempo hasta que toparon con una roca muy parecida a la que vieron al llegar a Karasuno, pero ésta estaba cubierta por sedimentos de arena y sólo la resaltaba un pedazo de tela roja que flameaba en su punta al son del viento. Detrás de la gran roca se extendía una árida sabana que parecía estar sometida a una intensa sequía. Sugawara avanzó arrastrando a Daichi por los hombros hasta estar frente a la roca.

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