El sonido de las rápidas pisadas se hacían presentes por el solitario lugar. Los escombros se notaban por todas partes. Pesados pedazos de madera, concreto y demás materiales de construcción se observaban con frecuenciaAquella joven de vestimenta roja, buscaba en la devastada zona. Miraba a todas direcciones. Sin éxito. No hallaba lo que le interesaba.
Su ágil compañero peleaba contra aquel akumatizado. Era mas fuerte de lo que a simple vista parecía. Y no era para menos. Ya de por si eran un problema y ahora esta víctima sabia artes marciales. No era fácil, pero a pesar de todo habían logrado separarlo del objeto que contenía la mariposa maldita. Aunque no era nada favorable que hubiera caído en tal zona. Siguió buscando y un pitido se dejo escuchar. El tiempo se le acababa. Tenia que ser rápida.
Tomo su yoyó y lo aventó en dirección de uno de los castillos de aquel lugar que antes era un salón, su salón. No recordaba mucho de lo que había pasado. Lo ultimo que recordaba era lo siguiente.
La tarde se dejaba ver por el ventanal del salón, anunciando el final de las clases. Cada uno de los alumnos se disponía a recoger cada una de sus pertenencias.
La azabache hacia lo propio lentamente. Su cabeza aun seguía en aquella clase que solo predecía caos. Ella sabia que tenia mala suerte, y el destino se encargaba de echárselo en cara de vez en cuando. Y hoy era uno de esos días.
Sintió un leve escalofrío en su espalda. Algo le decía que las cosas se pondrían mas caóticas de lo que ya eran. Termino su labor y observo a sus dos acompañantes. Aquella castaña y el chico pelirrojo. Ella sonrió y los tres caminaron a la salida. Fue en ese momento que se percato que cierto rubio se encontraba entretenido en su celular. Lo observo atentamente, como si toda la tensión del día no le hubiera afectado en lo absoluto. Gato tonto pensó.
El grupo de chicos se acerco inevitablemente a aquel Joven, puesto que se encontraba en el camino a las escaleras mas cercanas. El oji-verde se percató de su presencia, girando a verlos y sonrió amablemente. Como todas las sonrisas que aquel muchacho podía dar. La azabache sintió como sus mejillas se coloreaban levemente.
-Hola chicos ¿Ya se van?- los tres asintieron, el rubio miro al pelirrojo, quien le miraba serio. Después miro a la azabache, quien al sentir su ojos sobre ella, giro la cabeza con un ligero puchero en su rostro, quería demostrarle que seguía de cierta forma enojada con el. Sin más el Agreste sonrió, Ya en la tarde platicaremos bichito pensó. Dirigió de nuevo su vista al pelirrojo.
- Nathaniel, ¿Tienes tiempo ahora? Quizás podríamos ponernos de acuerdo con la investigación- pregunto de forma amable.
Por su parte Nathaniel se sorprendió ¿Que pretendía aquel rubio? Creía que ya habían solucionado el asunto en el almuerzo. Pero sabia no podía negarse. Tenían que trabajar juntos de una forma u otra.
- ¿No tienes alguna sesión de fotos o alguna de tus clases extras pequeño Agreste? - cuestiono curiosa Alya mientras sonreía pícaramente.
El muchacho negó.
-Este es uno de esos pocos días que me suelen dar, así que pensé que podríamos adelantar algo del trabajo- el de pelo escarlata bufo, sin embargo no podía negar que lo necesitaba por el momento.
- Esta bien -contesto para seguidamente mirar a la azabache- Marinette, disculpa el no acompañarte hoy a casa- lo sonrió amablemente.
- Esta bien no te preocupes, Alya y yo tenemos que ponernos de acuerdo igual ¿verdad?- la castaña asintió.
- Ok chicas, entonces me llevo a Nathaniel, las vemos luego - sin mas se llevo casi a rastras al pelirrojo.
Ambas chicas los miraron irse. Dupain sintió como su bolsillo vibro, introdujo su mano en el, y tomo su móvil. Mensaje nuevo leyó en la pantalla, abrió el mensaje e inmediatamente su rostro se coloro.
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Solo sígueme [Marinette x Adrien/Chat Noir]
Fanfiction(+18) Por mas que se evite, los deseos siempre salen a flote. Pensamientos y acciones cargados de pecados y mentiras. Mas si estos son empujado por la lujuria. Por que al final solo sera un secreto. Su secreto... ¿Pero cuanto podrá durar ante...