2. Inspiración

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—¡¡¡Mikuo!!! —se escuchó gritar.

El peliverde quiso huir, esconderse. Dio un paso hacia atrás, evaluando con la mirada un pasillo a su derecha. Calculó cuánto tardaría en perderse por él antes de que su manager le diera alcance, pero las cuentas le decían que no lo lograría a tiempo.

Rin lo observaba atentamente esperando a ver qué haría, entonces se dio cuenta de que no le apetecía acobardarse frente a ella; irguió su cuerpo, levantó los hombros y enfocó la vista en el sujeto amenazador que se dirigía a golpearlo, tal como ya había hecho cientos de veces antes en situaciones similares.

Se dispuso a esperar su castigo con la mayor dignidad posible, entonces pasó algo que le sorprendió tanto a él, como a Lily y a los caza-talentos que habían detenido sus conversaciones para reírse del show: Kyoteru desaselerò su paso hasta que finalmente se detuvo en medio de los tres, diciendo con voz serena:

—Me han comentado que recogiste del aeropuerto a la hermana de Len. Es un placer ver que ha llegado con bien —dirigió la vista a la señorita de blusa blanca y falda verde  —. Ahora la llevo con él, tú ve con los demás.

Mikuo se quedó sin palabras. Que no le regañaran era más de lo que esperaba, y ahora incluso le decían que podía desaparecer de la escena como si nada. Tenía que aprovechar la oportunidad y retirarse antes de que cambiara de opinión, pero...

—Puedes alcanzarnos en cuanto termines —dijo Akiteru al ver cómo el chico observaba con preocupación a la pequeña rubia. Y con aquellas palabras y una gran sonrisa tomó a Rin por los hombros guiándola por el pasillo contrario al que debía ir él, dejàndolo con la boca abierta.

—¿Piensas quedarte ahí parado o irás con los chicos de una buena vez? —preguntó Lily al ver que su amigo no se movía.

***

—¿Alguna otra increíble idea, genio? —preguntó sarcástico el bajista, Luki.

—No, Akiteru terminò de bloquearme —respondió el peliverde.

—¿No se supone que habías salido para pensar? ¿tienes idea de cuánto nos regañó ese hombre cuando se enterò de que te cubrimos?

—Lo sé, lo sé. Juro que tenía algo cuando me topé con la chica, pero luego nos encontramos con Lily y todo se esfumó en medio de la plàtica —dijo con dramatismo.

—¡No me jodas! No me importa si tengo que arrastrar a la chica hasta aquí si con eso hago que te pongas a trabajar, idiota —amenazò el cantante, Meito —Sabes que lo harè.

Sus amigos no eran los únicos desesperados, él también se frustraba por no poder escribir lo que deseaba como quería. Comenzó a caminar en círculos alrededor de toda la sala y apretó los ojos esperando que así las letras fluyeran en su cabeza, pero lo único que llegaban eran los malos recuerdos de sus días antes del Project Diva.

Su banda no era tan popular como quería y no había tenido un éxito que en verdad causara impacto entre los fans, así que podía decirse que esta era su última oportunidad antes de que los sacaran fuera. La popularidad de sujetos como Len Kagamine hacía aún más complicado que alguien se fijase en ellos.

...De acuerdo, estaba exagerando y no era justo culpar a otros por su impopularidad. En realidad, el chico jamás le había agradado y el verdadero motivo por el que le hizo un favor es porque se trataba del novio de su propia hermana, Miku Hatsune. Pero no estaba arrepentido, aunque no hablaron mucho entre sì, ella era bonita y agradable.

Se puso a recordar a la pequeña rubia: era delgada, muy adorable y cuando la vio a la distancia hubiese jurado que se trataba del mismísimo Len. Sin embargo, una vez frente a frente el recuerdo de su hermano se desvaneció en el aire, dejándolo con la linda chica de ojos azules que era ella. 

Se sintiò inspirado. Mikuo se dirigiò hacia el piano, colocó una grabadora sobre la tapa de este y sus manos se comenzaron a mover como poseìdas, dejando fluir notas cargadas de fiereza. Al terminar sus compañeros lo miraban con mucha emoción en sus rostros.

—Voy por Kiyoteru.

Con la pista preparada, tomó sus cosas y salió en busca del manager quien seguramente seguía acompañando a Rin. Era irónico, iba directo hacia el hombre de quien había escapado en un principio.

Para cuando llegò a la sala de ensayos quedó aturdido con la escena: montones de personas se apretaban en la entrada y hasta el fondo para ver el ensayo de Len, que tenìa poco de haber terminado. Miró con fastidio cómo las chicas intentaban separar a Miku del chico.

«Suerte, yo me rendí.»

Del lado izquierdo los productores y camarógrafos acosaban a alguien más. Pensó en pasar de largo e ir directo hacia su amigo quien peleaba con la manager de Len como de costumbre, cuando se fijó mejor en lo que ocurrìa, la muchedumbre se habìa ido sobre Rin para bombardearla con cientos de preguntas.

«¡Claro! Si es la hermanita de la gran estrella del momento»

A su alrededor todos estaban demasiado ocupados con sus asuntos como para hacer algo al respecto, por lo que decidió ser él quien la rescatara.

—No saben cuánto lo lamento, señores —dijo con obvia falsedad—. Pero ella debería estar en otro lugar justo ahora. ¿Qué hacer luego de verla con semejante cara afligida, que amenazaba con dejar caer lágrimas en cualquier instante? Sólo pudo tomar su mano y llevarla lejos. Ella no forcejeò, tampoco.

Que nadie se entereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora