9. ¿Cita o paseo con tu hermana?

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Mucho tiempo sin publicar, lo sé!! pero la universidad no me da tregua :'(

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Mikuo le había dicho a Rin que no interferiría y eso es justo lo que planeaba hacer. Realmente no le importaba saber que a ella le gustaba su hermano, ni tenía motivos para interferir en su relación. Él tenía sus propios problemas con la banda y con sus sentimientos como para interferir en la vida de otros. Y sin querer Rin había provocado en él una gran sensación de... empatía. Después de todo él sabía lo que era enamorarse de alguien que no debía.

Suspiró con amargura. ¿Por qué el amor era tan complicado? Deseó estar en casa y hundir su cabeza en un balde de agua fría. Cosa que podría estar haciendo si no se hubiese ofrecido para hacer de chofer personal de su cuñado.

«¡Puaj! Qué asquerosa palabra»

Era un idiota. ¡Idiota, idiota! ¡Mil veces estúpido! Era su culpa, suya y de nadie más estar atrapado en semejante situación. Y todo porque esperaba que Rin recordara su amabilidad la siguiente vez que le preguntara sobre ser una idol.

Dio una calada a su cigarro. Vivir se estaba volviendo muy complicado para él. Luego hizo una lista mental de sus pendientes:

1-. Convencer a Rin de volverse idol.

2-. Resolver junto a Kiyoteru el asunto de la canción.

3-. Hablar con Miku, quien llevaba un par de días enojada con él.

¿Por qué? ¡Quién sabía! Lo único que Mikuo había hecho recientemente era cumplir sus caprichos como un tonto. Primero con la escena de amor en el restaurante y luego ayudando a su novio con la llegada de Rin para que ambos pasaran más tiempo juntos. Su hermana le tenía en la palma de su mano, y ella lo sabía.

Deseaba poder regresar a aquellos días en que Miku charlaba con él de cualquier cosa, le pedía consejos y lo buscaba hasta para la más mínima tontería. Quería de vuelta a la niña dulce que era antes de volverse famosa, esa pequeña que sólo él conocía.

Recordó a Rin con su vestido blanco. Se veía realmente linda y era obvio el esfuerzo que ponía en hacer que su hermano la mirara con otros ojos. Aunque era difícil adivinar cómo terminaría todo esto.

«Si logra su objetivo entonces sabré que todo es posible»

Apagó su cigarro y tiró la colilla en una coladera cercana. El olor se impregnaba en su ropa, el sabor permanecía en sus labios y la imagen de su propia hermana inundaba su mente.

Miku era caprichosa y mandona, pero también muy linda y adorable. Cuando tenía seis años y perdió su osito tardó tres días en dejar de llorar, se le formaba una gran sonrisa en el rostro al comer sus platillos favoritos y al subir al escenario emanaba un brillo capaz de cegar a quien le mirara.

«La batalla no es fácil, Rin-chan»

Luego pasó a recordar sus profundos ojos azules, su respingada nariz y sus delgados labios. Nadie en su sano juicio podría resistirse a ella y, sin embargo, Kaito se negó en rotundo a salir con ella. Entonces corrió él a consolarla sólo para escuchar de su propia boca acerca de su nueva pareja: Kagamine Len; lo que fue frustrante en varios sentidos, pues el era un año menor que ella.

La figura de Miku era una imagen grabada en su memoria que en ese momento simplemente se rehusaba a abandonarlo. Su respiración se agitó, se puso inquieto y al mirar hacia abajo sintió la presión de los pantalones sobre su entrepierna.

—Mierda... —susurró para sí.

***

Rin había arrastrado a su hermano de un sitio a otro desde que entraron al parque de atracciones. Tenía cientos de cosas para decirle y unas terribles ansias por crear miles de recuerdos a su lado, y él le daba la oportunidad perfecta para hacer todo eso. Finalmente podía estar a solas con Len, aunque era una pena que en ese momento ella pensara en el momento más como una cita, mientras él lo tomaba como un paseo con su hermanita.

—¿En qué piensas? —preguntó él con intriga.

Ella lo miró sonriente —En lo mucho que te quiero, Len.

—¿Sí? Yo también te quiero mucho, hermanita.

Y la abrazó fuertemente mientras caminaban hacia la noria. Habían guardado lo mejor para el final.

—¿Recuerdas cuando de pequeños subimos a una como esta con mamá y papá? Ella era la valiente y él se moría de miedo; todo el tiempo se aferró con fuerza a mamá... quién hubiera pensado que tiempo después se divorciarían.

El rostro de Len se oscureció al recordar lo sucedido por aquel entonces. La separación de sus padres había sido mejor que la de muchas otras parejas: mutua, sin discusiones ni conflictos por los niños, pero no por eso menos dolorosa. Durante los trámites de divorcio Rin había permanecido a su lado, leal y sin temor al futuro, y eso sólo hizo más duro el momento en que ella partió con su padre mientras que él se quedaba con su madre. Ella no volvió a casarse y él tuvo que mantener el contacto con su hermana y padre al mínimo para evitar lastimarla de alguna u otra forma. Rin lloraba por el teléfono las primeras veces, pero poco a poco ambos tuvieron que acostumbrarse. Como el hermano mayor, tenía que ser fuerte y hacer sentir a Rin protegida, así fuese desde la distancia.

Len sintió la mano de Rin sobre su mejilla. Se había perdido demasiado tiempo en sus pensamientos. Después cerró los ojos, intentando sentir más el toque de su delicada mano.

Lucía frágil, desprotegido y perdido. Rin sintió su pecho hincharse y unas enormes ganas de juntar sus labios con los de él, a pesar de saber perfectamente que eso no era posible; al menos no todavía.

«Quiero protegerte... voy a protegerte...»

El tiempo en la noria se había pasado volando. Antes de notarlo, una empleada del parque les abría la puerta invitándoles a bajar.

—Vamos, es hora de irnos.

Rin vio a su hermano removerse en su asiento, preparándose para salir primero por la puerta. De nuevo retomaba su papel de hermano mayor, olvidando la vulnerabilidad que había demostrado hasta hace un momento. Por algún motivo, ese simple acto hizo sentir a Rin muy sola... ignorada e incluso apartada de sus más profundos pensamientos.

—Debería rendirme —dijo con la voz entrecortada —...debería, pero realmente no quiero.

Secó el par de lágrimas que amenazaban con delatar sus sentimientos por Len. Ella se los daría a conocer, aunque definitivamente este no era el mejor momento para hacerlo. Poco después volvieron al coche, donde Mikuo los esperaba en la misma posición en que les había despedido. Rin suspiró con pesar, tenía una charla pendiente con él y se sentía como a punto de pactar con el diablo.

«Los cambios son para mejorar... no tengas miedo»

Vio a Mikuo tomar rápidamente el asiento del conductor, esta vez sin la caballerosidad que había demostrado por la mañana. Le pareció incongruente, pero decidió no decir nada. Una vez adentro pudo sentir una mezcla de olores: ambientador, cigarrillos y... algo más que no pudo descifrar.

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¿Qué se imaginan que estuvo haciendo Mikuo en su tiempo a solas? 7u7

Gracias por leerme!!

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