15. Rivales en el amor

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La frase ''comer o ser comido'' jamás tuvo tanto peso para la pequeña Rin, como en el momento en que ingresó en el aula 1-3; su nuevo salón de clases. Allí encontraba cientos de rostros familiares examinándola como un espécimen raro y, hasta cierto punto, peligroso para sus propósitos individuales; personas que conocía a través de los medios y que al mismo tiempo continuaban siendo completos extraños: Kasane Teto, Yowane Haku y Akita Neru, por mencionar algunos nombres.

Aunque es bien sabido que en el mundo de la farándula abundan las rivalidades y el sentido de competencia, la joven se sentía abrumada ante las abiertas miradas de hostilidad que recibía desde su presentación hasta el momento en que tomó asiento. Le devoraban sin piedad por la simple mención del apellido ''Kagamine'' y ciertamente el hecho de compartir el color de cabello y ojos de su hermano mayor no ayudaba en nada.

Rin era la versión femenina de Len. Un ser exótico recién llegado, proveniente de una familia con dinero, fama y talento y, por si fuera poco, el foco de atención de todo aquel que supiese lo que le conviene en cuanto a conexiones. Antes de verla por lo que es, resulta más sencillo imaginarle como un signo de yenes andante.

—Akita-kun, la dejo a tu cargo para que la ayudes mientras termina de adaptarse. —dijo Hasekura-sensei antes de desaparecer del aula y volver a la sala de profesores.

Akita Neru no respondió, porque en primera no tenía caso negarse a las exigencias de la profesora. Sin embargo, lo último que tenía planeado era ser amable con una niña mimada a la que le servían todo en bandeja de plata, según su propia percepción. Admiraba y suspiraba por Len como cualquier otra adolescente que lo mirase de lejos a través de los pasillos, pero su hermana menor era punto y aparte. Apostaba su carrera a que el chico de sus sueños opinaría del mismo modo al optar por tratarla sin favoritismos, también.

Mejor dicho, no era del todo cierto que Neru desease tratar a la pequeña rubia como una compañera más en el camino hacia sus metas, o incluso como un individuo común y corriente; Akita Neru estaba profundamente celosa de Rin, e incluso un poco molesta consigo misma por ignorar hasta ahora el hecho de que Len Kagamine —su más grande ejemplo a seguir y amor platónico— compartía el apellido con una niña tan parecida a él físicamente, apenas uno o dos años menor. Era un terrible choque emocional, porque entonces ¿cuánto era lo que conocía realmente de su ídolo? ¿Era esa la clase de información que sólo compartía con sus amigos y su novia? Una marcada línea entre las fanáticas y las personas verdaderamente íntimas de Len.

«Aaah, Aaah... no puedo. Si continúo pensando de esa manera terminaré comparándome con Hatsune Miku y a ella sí que no puedo vencerla.»

De alguna errónea forma había imaginado que la diferencia entre ella y Hatsune Miku era solo cuestión de popularidad, pues si hubiese tenido a un famoso ayudándola en su debut los papeles estarían invertidos justo ahora. Por desgracia, el tiempo continuaba avanzando día tras día demostrando que el criterio de quien incursionó a Hatsune en el mundo del espectáculo era más que acertado. Por si fuera poco, hizo que se preguntase por qué no fue ella quien disfrutó de semejante suerte, siendo que todos los días se encontraba personalidades con fama y poder que podrían hacer las cosas cientos de veces más fáciles para ella.

No dudó entonces que Kagamine Rin se valiera de sus lazos sanguíneos para tratar de convertirse en la próxima gran estrella del momento, y tal vez entonces ingresar a Sega —escuela y compañía de idols— fuese sólo un medio para decir que se esforzaba de alguna forma. Y con este pensamiento fue que las aguas se aclararon en lo mas profundo de la mente de Neru: no conocía a Kagamine Rin, así como tampoco le interesaba hacerlo. Darle vueltas durante tanto tiempo a un mismo tema sólo para caer en su misma primera impresión de la chica no era nada más que un pretexto.

Akita Neru odiaba a Kagamine Rin. ¿Cómo no hacerlo, cuando es la hermanita querida de su primer amor? Por supuesto que también odiaba a Hatsune Miku, pero la escala de comparación era totalmente distinta. Rin estuvo a su lado desde el primer momento e incluso compartían la línea de sangre; además, a una novia o una esposa la puedes dejar en cualquier momento, pero no hay forma de negar a la familia. Menos aún cuando despiertas todas las mañanas mirándote como otra versión de él. 

Que nadie se entereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora