17. Encuentro explosivo

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La siguiente persona en encontrar a Rin entre los pasillos fue Neru, quien la llamó desde atrás a un par de metros de distancia. Las lágrimas derramadas hicieron que el rímel de sus pestañas se esparciera en sus mejillas, que estaban hinchadas y muy rojas, así que su apariencia era deplorable. Neru desconocía la causa de su estado, pero a decir verdad tampoco quería saberla. De hecho, ni siquiera sabía porqué la llamó en cuanto se percató de su presencia.

Lo primero que se le ocurrió fue decirle que volvieran al salón de clases juntas, pues la campana había sonado hacía unos minutos y ya iban tarde. Sin embargo, en cuanto abrió la boca su voz sonó demasiado golpeada, haciendo que la simple sugerencia ahora sonase como un reclamo. Por su parte, Rin prefirió no responder y limitarse a observarla como lo que era, una total desconocida que en este momento no importaba nada.

Neru, tan perceptiva como siempre, se dio cuenta del significado de su mirada vacía, y enfureció.

—No te atrevas, ¿por qué me miras como si no valiera nada? —de nuevo, Rin no dijo nada— ¡Hey, responde cuando te hablan!

Ella analizó sus palabras por un minuto. ¿En verdad tenía que responder? En primera no sabía que decir, y en segunda, se notaba a leguas que Neru no soportaba su presencia. Lo cual no entendía, pues apenas se conocían la una a la otra.

Su compañera de clases volvió a hablar, pero esta vez Rin no escuchó nada y se limitó a ver cómo los labios de la chica se movían sin que una sola palabra le importase lo más mínimo. Esta vez, Rin se dio media vuelta para continuar sumergida en sus propios problemas.

De pronto, Rin sintió un brazo dándole la vuelta, sacudiendo su cuerpo desde los hombros y obligándola a toparse con un rostro lleno de furia: Neru no le dejaría ignorarla tan fácilmente. Incluso le pareció que con una provocación más, lo próximo que recibiría sería un buen golpe en la cara.

«Muy bien. Atrévete, enana»

Neru sonrió. Un rápido vistazo a su contrincante le dijo que por fin sus pensamientos estaban en sincronía. —Muy bien— levantó el puño, dispuesta a dar pelea.

Tomó pulso y tirò el primer golpe dando en la comisura de la boca frente a ella. «Mal tino» quería darle en la mejilla y arrancarle uno o dos dientes de su perfecta dentadura. Rin respondió sin darle tiempo a siquiera pestañear, golpeó en su vientre y la hizo caer contra el piso.

Neru tosió en busca de aire. —Nada mal, niña tonta.

Si pensó que era una frágil florecilla, estaba equivocada. Se levantó y colocó ambos puños a la altura de su pecho, dispuesta a no fallar el siguiente golpe. Entonces una figura masculina se colocó en medio de ambas.

—¿Qué creen que están haciendo a mitad del pasillo, de todos los lugares posibles?

—No interfieras, Mikuo —replicó Neru—. Esto no tiene nada que ver contigo.

—Alto, alto —el peliverde se preguntó cómo podían ser tan tontas—. Si corren a Rin por una discusión como esta, se vuelve mi problema. ¿Qué crees que haces dañando su rostro, además? Si estudias en este colegio, entonces sabes de lo importante que es la imagen física.

Neru tuvo que darle la razòn. Más tarde el golpe en su vientre le pasaría factura, pero por ahora la adrenalina en sus venas hacía de buen anestésico.

—Y tú —Mikuo se enfrentó a Rin esta vez—, por favor evita meterte en problemas, ¿quieres? Ven conmigo antes de que nos descubran.

—Heeey, no he terminado con ella. Tú...

La dejó a mitad de la oración, tomando a Rin de la mano y desapareciendo con ella rumbo a la puerta de salida. ¿Quién era esta buscapleitos, y por qué estaban ambas peleando? Quería respuestas, pero claramente su pequeña socia no tenía la condición de responder a nada. Su aspecto era fatal.  

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2021 ⏰

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