Capitulo 12

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En los callejones oscuros se pueden encontrar cosas horribles y aunque pareciera un cuento que las madres contaban a sus niños con tal de meterse en cosas que podían salirse de su control era la verdad. O al menos eso pensaba aquel joven que trataba de calmar el dolor que sentía en esos momentos. No se le culpaba que no pudiera parar de llorar, el dolor de sus heridas eran horribles. Por momentos deseaba morir.

Cuando se calmó Dipper Pines se levantó a duras penas; el dolor en su ano- el cual parecía ser la escena más afectada de todo su cuerpo, no paraba de sangrar- se sostuvo de la pared más cercana y quedándose quieto unos minutos solo pudo pensar en cómo demonios había quedado en ese estado tan lamentable. Oh claro, solo era trabajo.

Había sido inducido por un hombre que le había pagado solo cinco miserables dólares por hacerle una mamada; no era mucho, pero la verdad en esos días no le había ido bien y necesitaba ese maldito dinero. Una mala decisión, pensó de inmediato cuando vio como aquel callejón donde le había llevado su cliente no estaba en solitario sino que, en cambio, había otros cinco hombres esperándolo. Claro, él se pudo haber defendido, pero eran bastantes.

¿Qué paso después? No lo sabía con mucha claridad. Los golpes para someterlo le habían dejado inconsciente la mayor parte del tiempo, pero por las marcas de todo el cuerpo, daba claro lo que había pasado. En parte agradecida no recordar casi nada.

A duras penas logro vestirse, al menos los bastardados habían tomado la decencia de no romper sus ropas. Oh, pero que consideración, si los tuviera frente a frente juraba que se los agradecería. Y los mataría con una puta bala en el culo a cada uno de ellos. Sabía que eso jamás sucedería, pero sonaba como un bonito consuelo. Solo quería llegar a casa, abrazar a Bill lo que quedaba de la noche y no pensar en nada. O eso estaba en sus planes cuando llegando al bloque de edificios soltó un grito cuando el cuerpo de un hombre cayendo de la ventana de su departamento impacto sobre un sedán color rojo estacionado.

Palideció de horror cuando pensó que aquel pudo ser Bill, pero al acercarse vio con un poco más de calma que solo era el gordo de su casero ¿Qué estaba haciendo en su departamento? Oh no. Aprovechando que solo había pocas personas transitando por las calles- las cuales solo un par parecían interesadas, en esas zonas, los suicidios eran comunes, y el aventarse era una buena manera de joder a un pobre tipo con arruinar su auto lanzándose-corrió aguantándose el dolor para llegar a su hogar el cual, cabía agregar, estaba en el quinto piso.

La puerta principal estaba abierta de par en par, y lentamente adentro. Lo primero que sintió fue el viento helado que se filtraba por el ventanal roto. Cerca de aquel desastre estaba el rubio que se mantenía en sus manos y sus rodillas lastimándose con los restos de vidrios. Tenía un ojo morado y un labio partido, y juntando las costadas que se ocasiono con aquello parecía estar bien. Al menos estaba mejor que él.

— ¿Qué te paso?— pregunto Bill ¿Cómo es que ahora si se daba cuenta que estaba?— estas demasiado herido— se levantó y mientras se acercaba se quitó los pedazos de vidrio que se incrustaron en las palmas de sus manos como si fueran astillas para llevarlas a la cara del más alto.

—Eso no importa— negó tomando sus manos con las suya— ¿Por qué lo mataste?— pregunto pero Bill solo se limitó a sonreír.

—Ese hombre llego, estaba molesto y quería dinero, pero yo no tengo dinero así que me golpeo y yo lo golpee más fuerte.

—Vámonos— se separó para tomar una mochila y tomar apenas un par de prendas y algo de dinero que tenía ahorrado, fue por el chico que tomo de la mano. No podía permitir que la policía indagara y se llevaran a Bill con ellos.

— ¿Dónde vamos?— pregunto siguiéndole, algo demasiado fácil pues el paso del castaño tendía a ser errático— Dipper, aprietas mucho mi mano.

—Al lugar especial que tanto hablabas, a ese lugar— salieron del edificio, y cuando llevaban una cuadra, vio como una patrulla se acercaba a la escena— solo estaremos los dos solos, sin nadie que moleste, sin que nadie nos haga daño.

—Está bien— acepto con seguridad. Como deseaba estar igual en esos momentos.

Continuara

Holas, bienvenidos sean al penúltimo capítulo de este fic, donde nos quedamos prácticamente sin cabos sueltos, realmente espero tener el final pronto. Nos vemos.

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Efecto Alicia (DipBill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora