Capítulo 23: Te Extrañe

171 19 13
                                    

¿Escuche bien? ¿Dijo novia? La chica clara de pelo morocho, aparentaba de algunos 24 años, la mal parida, semi Barbie, estaba tomada de la mano de George, no puedo creerlo. Ese maldito! Mintió! Si busco novia, claro, yo tengo la culpa, ya que lo lance a brazos de otra. Pero no pudo buscar una menos plástica, o menos brindada.

Su vestido negro con blanco, corto, o que decir, súper corto, perecía una prostituta. Aquí en pleno termino del siglo, la chica ya le esta haciendo honor a su generación, de nuevas rameras, al menos eso es lo que vende este nuevo milenio. Chicas arrogantes, petulantes y amadoras de enseñarlo todo. Ni yo que tengo solo dieciocho, visto tan vulgar, se podía decir que aparentaba su edad y ella la mía. Bien George, me buscaste a mi, solo que sin cerebro.

-Perdón por presentársela ahora, pero no podía esperar, presentar esta preciosa chica. -Cuando vi que beso su boca con lujuria frente a todos, no solo se me salio el jugo que tomaba por la boca, también algo dentro mio sentí que se rompió. Nunca había sentido tanta rabia acumulada.

-¿A donde vas Brith? -dijo Robert tomando mi brazo cuando me paraba de la mesa, mis lágrimas querían salir, pero las contuve, no podía articular palabra, solo recordar la escena que había visto hacia tan solo segundos.

-Brith y yo tenemos que salir. -Fatima me había salvado, lo que me hizo darle una mirada de agradecimiento. Mientras limpiaba su boca para pararse de la mesa.

-Si, quedamos las tres en ir a comprar ropa para vaquitas. -dijo Amelía haciendo énfasis en vaquitas y mirando a Steven, él cual reía por lo bajo sin parar.. Estaba comenzando adorar a esas dos chicas.

-Pero acaben de comer. -casi suplico Robert.

-Mi apetito se fue. -dije mirando mi plato, y no mentía ya esa chica metiendo su lengua en la garganta de George, había revuelto mi estomago, estaba totalmente asqueada, y puedo decir que hasta celosa. La plástica y perfectamente arreglada #ProstiBarbie, eras muy hermosa. Y debía aceptarlo.

-Y el mío. -dijeron Amelía y Fatima al unisonido.

-Pues vallan bien y disfruten sus compras. -dijo Geraldo denotando felicidad, al parecer no le importo que abandonáramos la comida. Se notaba muy radiante, mientras miraba a George con su Golfa mal vestida.

-Nos vemos amor. -dijo Robert, no me gustaban los afectos en público, pero en ese momento estaba tan emputada y enojada que deje que introdujera su lengua tan profundo con quisiera dentro de mi garganta, sin importar la expresión de George, él cual se que miraba.

-Adiós cariño. -dije para sonar mas cursis.

Amelía se despidió con mas cursilería de Steven, creo que mas de la acostumbraba, eso fue bueno ya que pudo tomarse como efectos del embarazo mi actitud cursis con Robert, eso no era propio de mi. Nos retirábamos del comedor con el saludo de Fatima a su mimado sobrino, ignorando totalmente la presencia de la golfa, acto que agradecí.

-¿Y tu? ¿No me vas a saludad? -Me miro con cara de querer un abrazo y así era, pues sus brazos estaban abiertos, sostuve una sonrisa maliciosa en él rostro, mientras lo miraba para hablar.

-Claro! ¿Porque no? -Me acerque como que fuera abrazarlo, pero no fue lo que hice, guíe mi pierna derecha hasta su miembro y lo inmovilice con un tremendo golpe cuando vi que se encogió de dolor me puse a su altura mientras todos se asombraban con mi acción. -Eso es por ignorar mi presencia en la mesa. -Le dije muy serena frente a su rostro constipado, la verdad que aun retorcido de dolor, vi su mueca de placer, al parecer sabia porque lo hacia.

-¿Alguna otra razón? -dijo queriendo ser sarcástico entre su dolor, Sonreí y me fue colocando derecha otra vez.

-Por dejar mis chocolate... -Comencé a enumerar. -y por durar casi un mes sin hablarme, y por ser la ultima en enterarme de todo. -Me puse en pie, vi a Geraldo muy sereno, a Robert con una extraña mueca de con función, a Steven, Amelía y Fatima riendo entre dientes por mis locuras, a Anthony sin decir nada junto a la ventana del comedor y a la golfa junto a George preguntándole si estaba bien y aun torcido del dolor, debo admitirlo, le pegue muy duro. -Perdón por mi actitud. Aún soy una maldita adolescente y para el colmo, estoy llena de hormonas. -dije retirándose de aquel lugar, sin importar nada. Anthony Amelía y Fatima me siguieron.

Los Williams.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora