Hay estaba con unos dolores pendejos, no podía creerlo, era peor que enterrarte un cuchillo de espaldas. Y lo peor es que jamás me había enterrado un cuchillo. No podía casi ni respirar y encima lo peor de lo peor para mi en ese momento era Fatima, Patricia, y George los me tenían al borde con sus tontas preguntas, ya no podía articular nada. ¿Que porque no hablaste? ¿Que si estas loca? ¿Que si me creo súper Man? Y cosas ridículas como esas.
-Me duele! -Grite no solo para ignorar sus preguntas, sino por que ya me estaba consumiendo a mi misma con estos dolores infernales, los cuales solo aumentaban cada segundo.
-Un doctor! -Exclamaron todos algo preocupados.
-Maldición! Que dolor! -Clave mis uñas en las manos de alguien no sabia en las de quien, tenia los ojos cerrados y todos me agarraban.
-Me desgarras! -Con los gritos de Patricia supe que las manos arañadas eran las de ellas.
-Voy a parir! -Mi dolor era agudo y aun no aparecía nadie, cuando digo nadie, me refiero a un maldito doctor. -Diablos! Ya no aguanto!
-Un doctor! -Gritaron otra vez.
-La niña se pare encima! -Ya si estaba loca patricia, no sabia ni que decir, juro que sino fueran por los dolores infernales con los cuales lidiaba en ese momento me hubiese reído hasta mas no poder.
-¿No hay un estúpido medico? -Grito Fatima algo molesta ya por la situación.
-¿Que pasa señorita? -Al fin apareció un enfermero. -¿En que le puedo ayudar.? -Su comentario me pareció tonto, y lo jale por su ropa de enfermero con mucha ira y lo lleve hasta mi rostro, mientras me partía del dolor.
-No se si estas ciego, pero mis malditos gritos... -Casi lo dejo sordo con mi grito. -No son de alegría. -Dije con una risa sarcástica, entre todo mi puto dolor. Si que parecía un ser totalmente diferente.
-¿Que tiene señorita? -Pregunto el idiota, juro que mis ganas de matarlo aumentaban a cada segundo.
-¿Eres tonto o te haces? -Grito patricia.
-Esta por parir! -Gritaron todos.
-Saquen esto de mi! - Dije eufórica refiriéndome al bebe.
Gritaba fuerte. Otros enfermeros llegaron al junto de un doctor, y George me subió a la camilla, comenzaron a llevarme a la sala de partos, en realidad a otra. No fui a la misma que Amelía, estaba en otra. Como me hubiese gustado compartir este momento con ella.
-Solo puede ir el padre. -Comento el doctor ya que todos nos seguían a la sala del parto.
-No esta! -Dijimos George y yo.
-Es el! -Gritaron Fatima y Patricia.
-¿Esta o no? -Dijo el doctor algo confuso y molesto.
-Yo!
-El!
Dijimos ambos.
-Ya ven conmigo! -Grite mientras lo agarraba por el cuello.
Se abrieron las puertas de la sala de parto y se cerraron luego, dejando a Fatima y Patricia del otro lado de la puerta, yo estaba dentro con un dolor insoportable, no puedo ni explicarlo, me estaba sintiendo muy adolorida, tanto que quería morir.
-No puedo!
-Tu puedes pequeña! -Decía George.
-Me duele!
-Vamos como lo ensayamos, respira y suelta. -Decía mientras tomaba aire y lo soltaba.
-Quiero epidural! -Grite tomando a George, por la bata verde que le habían colocado.
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Los Williams.
Novela JuvenilTodos los derechos reservados. Mi creación, mi historia, espero y la disfruten.