Capítulo 35: No tenemos que subir.

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Como lo bueno duro poco, ya había pasado los días, mis bebes y mi sobrina tenían un mes, ya todo estaba preparado para volver a Inglaterra. No estaba deprimida. No para nada, ni siquiera tenia miedo de lo que pudiera pasar con Robert. George me hizo prometer que jamás me volvería a sentir inferior a nadie. Además me estaba enseñando defensa personal, Anthony, Patricia y el habían insistido en que aprendiera, es muy fácil.

Se unas ocho llaves de luchas, incluyendo la de Tailandia y una llave japones. Creo que si Amelía, Patricia y yo, se la aplicamos a los chicos, yo podía al igual que ellas, aplicárselas a cualquiera. Ellos no sabían que vivía con miedo por amenazas que Robert me había hecho y por las dos veces que me había golpeado. Si dos. El idiota me golpeo en la luna de miel, por que no quise estar con el y a parte de golpearme también me obligo a estar con el. (Asqueroso) Creo que con estas nuevas clase mas mi nuevo regalo de calibre 8 que me regalaron, y mi lindo carácter de madre protectora ya no tenia tanto miedo.

-Quiero mostrarte algo. -Dijo George al entrar a la sala.

-Si, muéstrame. -Le dije con ansias.

-Aquí no. -dijo pidiendo mi mano.

-Los niños. -dije con dudas.

-Ve, para algo tiene tíos! -dijo Patricia en su tono de Diva.

-Si, ve sin miedo, todos estamos aquí. -dijo Fatima con su taza de te.

-Ok! Vamos! -Mire a mis bebes con ternura mientras dormían y fui detrás de el. Me llevo al jardín de atrás y nos sentamos en un pequeño banco que había cerca de un pequeño jardín que sembré con Fatima en aquel último mes, que decir aun me gusta sembrar. -Si dime. -Dije colocando mis manos sobre mis jeans. Ahora me gustaba vestir mas semi formal, pantalones jeans con tacones y blusitas de CEDA o de una tela ligera.

-Quiero que antes de irnos a nuestra realidad de mundos separados, recuerdes algo. -Note un lindo brillo es sus ojos, ese brillo que tanto amaba de él. El brillo que me hacia ver que estaba enamorado.

-Si, dime. -dije sin mostrar mucho interés. Aunque demás lo tenia.

-Primero, no quiero que me ocultes nada de ahora en adelante. Ya no estas embarazada, y sabes mucho sobre los williams, cualquiera puede hacerte daño. -Sonaba muy preocupado, y no es para menos. La misma Fatima me contó la verdadera razón por la cual Geraldo y ella no se llevaban. Se supone que los padres de Geraldo y los padres de Fatima, le habían arreglado un matrimonio a el y a Fatima. Pero Fatima no estuvo de acuerdo, Fatima se deshorro y tuvo que casarse con el chico que lo hizo. Claro era el amor de su vida, Geraldo tuvo que casarse con su hermana, cosa que no supero jamás. Con el tiempo mato al esposo de Fatima, dejándola viuda. Hay comenzó un odio trivial hacia ellos y notable. Geraldo la odiaba por haberlo rechazado y ella por haber matado al amor de su vida. Eso es solo uno de los secretos. -¿Entiendes? -Dijo sacándome de mis pensamientos de locuras triviales y trayendo a una cruel y peor realidad..

-Si claro. -Afirme.

-Dejando en claro eso, esto es lo segundo. -dijo pasando un caja y dejadla en mis manos. -Te lo quería dar hace meses, pero nunca era el tiempo. Ya creo que lo es. -Mientras el terminaba sus palabras, yo abrí la caja.

-¿Que? -dije cubriendo mi boca, estaba asombrada con el contenido de la caja, mis ojos sacaron lágrimas involuntarias.

-Los tenia en Canadá, los he guardado desde el día que me los diste. -Tomo un collar de plata que me había regalado hacia unos años. -Esto me lo tiraste la noche que dejaste de dormí en mi habitación. -Lo estaba colocando en mi cuello. -Casi me sacas un ojo. -dijo divertido. -Estos son los anillos de nuestra boda de fantasía. -Dijo colocando el pequeño anillo en mi meñiques. -La considere verdad. Hay fue que comencé a pensar que después que crecieras dejaría de verte como niña. -Dijo avergonzado..

-Tenia 10! -dije indignada. -Era una niña.!

-Lo se! -dijo tocando su nuca. -Pero así me sentía junto a ti, un pequeño niño de 20, junto a una de 10. -Seguía avergonzado.

-No puedo creer que te recuerdes de esa boda, era solo una niña. -dije algo sonrojada. -Casi no me acuerdo de todas esas locuras.

-Recuerdo cada día, cada hora, cada minuto y segundo junto a ti. -Se acerco, toco mis labios con los suyos. -Es imposible no recordarlo.

-¿Porque me muestras esto? -Pregunte muy conmovida con sus tiernas palabras.

-Quiero que cuando mires tu cuello, te acuerdes de mi, que cuando revises tus cosas, te acuerdes de mi. -Se que se refería a mi pequeño anillo, ya no me servía. -Y esto... -Susurro en mi cuello mientras me besaba suave, tierna, y apasionadamente. -Es para que cada vez que te toques la piel, me sientas con tu alma. -Seguía susurrando.

-Lo haré. -Dije en el mismo tono, lo bese yo esta vez, y como el jardín era privado, me subí encima de sus piernas, colgando mis manos su cuello. Haciendo nuestro beso mas apasionado. Había tenido una noche perfecta con el y mas que Patricia y Fatima durmieron con los niños. Solo fuimos nosotros, pero que decir amaba sus besos mojados y la forma eventual que nuestras lenguas se encontraban en nuestras bocas. Quería repetir este momento de libertad por ultima vez, sabia que una vez en Inglaterra a menos que no fuera en el lago, esto no pasaría otra vez. Y eso ahora se veía difícil.

-Siempre tuya. -susurré.

-Siempre mía. -dijo en él mismo tema.

Ambos susurramos. El deslizaba sus manos dentro de mi blusa, haciéndome querer que Subamos a la habitación, no pasaría teníamos que ir de compras antes de ir mañana a Inglaterra, y con todo lo que compraríamos no alcanzaría el tiempo.

-No puedo. -Dije poniendo mi frente en la suya.

-Vamos! Di que si, sera la ultima vez, que pueda tenerte con libertad. -Susurro entre pucheros.

-Es que tendríamos que subir frente a todos y conociendo a Patricia, no dudara en dar uno de sus comentarios. -Dije casi sin respirar.

-No tenemos que subir. -Me susurro.

-¿Insinúas que lo hagamos en el jardín? -dije indignada mientras el reía. -Porque eso no pasara. -Aclare por di aun tenia alguna duda de mi cara de gorros ante lo que creí como una insinuación.

-Para lo que veo, no caminaste todo el jardín. -Puse cara de confusión mientras el me levanto, seguía con mis piernas sobre el alrededor de su cintura, y mis brazos sobre su cuello, me llevaba entre risas, bajamos una escaleras que llevaron a un pequeño sótano en el jardín, cuando bajamos, habían tres ventanas que dejaban ver suficiente luz en la habitación, la cual estaba muy bien decorada. -Eres la segunda chica que traigo aquí. -Aunque lo había dicho en un tono de orgullo me indigne. -Pero seras la primera en ayudarme a desarreglar la cama. -dijo mientras no lanzaba a ella.

Dicho estas palabras me deje llevar, supuse que de la chica que hablaba era de Tessana, y me dijo que nunca había estado con ella, eso me ayudo a relajarme, no es que no podía estar con otra chica. Después de todo yo estaba casada, pero tampoco quería saberlo.

En aquella pequeña y acogedora cabaña subterránea, despojo atrás vez toda mi ropa, teniéndome libremente por ultima vez, después de todo un mes, entre besos y caricias, solo se escucho el hermoso y suave sonido del placer... Algo que solo sentía con el.

-Aaaaah!

Los Williams.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora