Capítulo 34: Un mes mas como esposos.

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Luego de un largo día de dolores y una larga noche en el hospital, nos dirigíamos a la casa, ya no eramos Siete, eramos diez, andábamos con la felicidad en los cielos. Fatima tenia mi Chiquitín, Steven y Patricia se peleaban por Bethanny, y George no dejaba a mi pequeña Nathalia. Mientras que Amelia y yo que éramos las madres, estábamos riendo por sus ocurrencias. Sin dejar de sentirnos afortunadas por tan bello momento, es como si todo fuera siempre así.

-Llegamos. -Dijo Anthony al llegar, aun no puedo olvidar lo que me dijo en él hospital, creo que todo puede ser diferente ahora con él. Y eso no esta mal para mi.

Bajamos del auto y fui directo a mi habitación, tenia mucho sueño, quería descansar. Aunque el día anterior Amelía y yo, estábamos en la misma habitación, ya eramos demasiados para una sola cama, aunque había una cuna en la habitación, yo quería dormir con mi nueva razón de ser feliz. Al parecer serían tranquilos, desde que nacieron habían llorado muy poco.

-¿Puedo quedarme? -Pregunto George. Ya había acostado a los niños en la cama, solo asentí con la cabeza. Después de todo estaba mas feliz que yo con la llegada de los pequeños. Cuando supe que la razón de mi gran panza y elevada gordura eran dos niños tan hermosos como mi Nathalina y mi Adrian, todo aquello que pase; malas noches, náuseas, mal comer y cosas así, para mi todo había valido la pena al verlos a ellos.

-¿Dejaras de llorar? -Le pregunte a George, no dejaba de mirar a mis pequeños y hacerlo y la verdad no se por que, se veía muy tierno al hacerlo, pero me intrigaba un poco su razón, ya que presentía que la había.

Se había acostado en la cama, estábamos acurrucados a nuestros cuerpos y los niños estaban en medio nuestro, no puedo negarlo, se veía tan tierno mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, su mirada hacia ellos, era muy paterna, no había visto a nadie ponerse así, con hijos que no son suyos.

-Quizás. -Dijo luego de un momento de silencio. -Mi sueño era ser padre. -Dijo mientras acariciaba a los niños.

-¿Y ya no quieres serlo? -pregunte casi en un susurro.

-Si, solo que no puedo pintarte un pequeño así de bellos, y mi ganas de ser padre, eran contigo. -Note inseguridad en sus palabras, es como si quisiera decir algo mas, pero fueron las primeras palabras que le habían salido.

-Eres un tonto! -dije divertida.

-Sabes que seria el hombre mas feliz del mundo si todos los días de mi vida los pasara contigo. -Sonreí involuntariamente, podía ser tan cursi, pero tierno a la vez.

-Supongo que lo dices porque casi volveremos a la realidad. -Sonreí nostálgica.

-Sabes que mi realidad siempre seras tu. -Dijo tocando mi nariz, lo que me hizo sonreír. Un Bostezo salio involuntario y él cansancio y él agotamiento se hicieron presente, aunque quería evitarlo.

-Tengo sueño. -No es que no quisiera seguir hablándole o que quisiera ignorar sus palabras, pero la verdad era que estaba cansada por toda la cuestión del parto.

-Descansa pequeña. -Se acerco con cuidado de despertar a los niños y beso mi frente suave y tiernamente. -Estaré aquí cuando despiertes.

Con sus suaves palabras me acomode un poco mas en la cama, trate de buscar un poco mas de sueño y en pocos segundos lo encontré. Cuando entre en un profundo sueño, tuve una pesadilla la cual parecía muy real.

Estaba en el cementerio junto a la tumba de Lila, por alguna razón estaba escuchando su voz, todo era como ecos, escuchaba como pedía mi ayuda, me pedía buscar la verdad, después de tantos meses no se porque soñaba con ella, era algo muy extraño, comencé alejarme de la tumba de Priscila, estaba asustada y no paraba de correr, su pedido de auxilio retumbo mis oídos y la verdad no había superado su muerte, solo que ya había dejado de soñar con ella, desde que George y Patricia me había suspendido las drogas. "Brithanny, busca la verdad" esas palabras me hicieron despertar.

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