Capítulo 39: Tu Otra Vez!

76 14 2
                                    

No pude articular palabra, me sorprendí mucho al verlo allí, no pude mas y solté mi helado. Bueno, en realidad no lo había ni tomado, primero estaba en mis pensamientos y cuando lo vi con esa bandeja de mesero quise reír y también llorar, estaba muy feliz de verlo antes de tiempo.

-George! -Grite lanzándome sobre el.

-También me alegro de verte pequeña. -dijo respondiendo a mi abrazo. Por un momento pensé que aun estábamos en Monte Carlos y nos besamos. Creo que fue algo arriesgado, pero dadas las circunstancias, me da lo mismo.

-¿Porque llegaste hoy? -dije volviendo a mi asiento mas tranquila, y también me asegure de de nadie sospechoso nos observara.

-Bueno, como papá quiere mi presencia aquí, no vi razón de esperar un día mas para verlos. -dijo tomando de mi helado.

-Oye! -Le quite el helado. -Busca el tuyo.

-No cambias! -dijo entre risas. Si que era el chico mas hermoso que conocería jamas, aunque teníamos una notable diferencia de edades, creo que eso no impedía que ambos nos gustáramos como lo hacíamos, y eso me encantaba.

-¿Y como sabias que estaba aquí? -Pregunte tomando de mi helado, para disimular que lo veía como tonta, Eugenio se había movido a la mesa del lado para darnos mas privacidad.

-Bueno, cuando llegue a casa estabas saliendo, decidí seguirte. -dijo tranquilo mientras abría la boca indignada y el aprovecho y tomo mi helado. -Por cierto, creo que te quedara hermoso el vestido que compraste. -Se comía mi helado mientras estaba mas indignada que en un principio.

-¿Me espiabas? -dije tocando mi pecho aun indignada. Era algo que me enojaba, y mas en estas circunstancia, ya que debemos manejar esto al margen.

-Es el trabajo que mejor hago. -dijo dejando relucir su hermosa sonrisa y encogiéndose de hombros.

-Eres un Zopenco! -dije arrebatándola mi helado, parecíamos dos bebes, y eso es lo que mas amaba de el, que podía ser yo misma. O como cuando me hacia enojar y luego reír como hacia solo un instante.

-Hey! Comparte. -dijo divertido mientras intentaba quitarme mi helado. No dejábamos de Parecer dos niños pequeños que le gustaba comportarse como tontos.

Así pasamos toda la tarde hasta la noche, el se fue en su auto y yo me fui con Eugenio, el llegaría primero y yo después, ya teníamos todo planeado, para simular que no nos habíamos visto en meses. Llegue a casa y hay estaba el, con mis pequeños cargados. Todos estaban en casa, hasta Geraldo que no lo había vito desde que llegue. Fue una real sorpresa verlo, puedo decir que hasta me dio algo de miedo, ya que recordé lo que me había dicho George de el, y supuse que aun me tenia en la mira para ser parte de su club, pero decidí ignorar eso por el momento y seguir con mi papel.

-Hola! Llegue, estaba comprando un vestido para la fiesta del viernes y me tarde como siempre. -Fingí no haber visto a George. -¿Y mis pequeños? -Mire a George y supe como fingir asombro. -George! Estas aquí! -dije mientras me acercaba hasta el.

-Si, y conocí a tus pequeños. -dijo mientras lo sostenía tierna-mente entre sus brazos. -Son iguales a su madre. -Agrego con esa bella sonrisa en su rostro.

-Y al padre. -dijo Robert señalándose a si mismo con orgullo, pero todos allí sabíamos que el no era el verdadero padre.

-Si, iguales a ti. -dije a ver que patricia quería decir algo. Aunque no era su padre biológico, no podía quitarle el derecho que tenia por ser mi esposo.

-Creó que esto no podía ser mejor, al fin mi esposa aquí con mis hermosos hijos. Dos de un solo golpe. -dijo orgulloso, los chicos solo miraban algo incómodos, ya que Robert presumía demasiado, lo que ni siquiera tenia. Pero en parte es culpa de muchos, principalmente mía y de George.

Los Williams.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora