Capítulo 3: El caballero de chocolate.

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~¡𝐻𝑜𝑙𝑎! ¿𝐸𝑠𝑡𝑎́𝑠 𝑑𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑡𝑎 𝑡𝑎𝑛 𝑝𝑟𝑜𝑛𝑡𝑜?

𝑀𝑢𝑦 𝑏𝑖𝑒𝑛, 𝑐𝑎𝑟𝑔𝑢𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑡𝑢 𝑝𝑟𝑜𝑔𝑟𝑒𝑠𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟.

¡𝐿𝑖𝑠𝑡𝑜 𝑠𝑖𝑔𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑎 𝑎𝑣𝑒𝑛𝑡𝑢𝑟𝑎!~

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Chappie y Manic habían conseguido llegar al pueblo gomita pero habían problemas.

Nuestros héroes se escondían en unos arbustos de malvavisco mientras veían a caballeros hechos de jengibre. Éstos acorralaban a los aldeanos y les quitaban todas sus pertenencias.

–Debemos ayudarlos –susurró Chappie–, esa es la caballería del rey agrio.

–Pero cómo... ¡Espera, ya sé! –Manic había olvidado la magia que poseía. Cogió un dulce de su traje y lo arrancó.

El erizo verde pensó en una espada y mágicamente, la espada apareció ante él.

–¡Wow el oráculo se ha lúcido con la magia! –mencionó Chappie.

Manic escondió la espada en su espalda y con pasos sigiloso se fue acercando hasta los caballeros. Cabe decir que estos media aproximadamente dos metros de altura. Chappie le seguía de cerca.

–Debemos derribarlos a todos de una solo ataque —le susurró el perrito.

–¡Déjame eso a mí! —le guiñó el ojo.

Llegaron detrás de unas cajas de madera, Manic le hizo señales a su compañero para atacar a los caballeros. Chappie salió de su escondite y corrió en dirección a los enemigos.

–¡Escuchen caballeros de jengibre, son tan feos que los niños lloran con tan sólo verlos! –ladraba para llamar su atención.

Los caballeros escucharon la voz del cachorro.

–¡Atrapen a ese parlanchín! –dijo el caballero líder y los demás corrieron detrás de Chappie.

Chappie corrió mientras ladraba guió a los enemigos hasta un callejón sin salida. Luego se volteó para enfrentarlos.

–¡Ahora Manic! –le dio la señal al erizo.

---❪🍭❫Momentos antes de la actuación de Chappie❪🍭˖❫–--

Manic se había colado por una de las casas mientras buscaba subir a los tejados de galleta. Cuando logró subir, buscó y siguió a Chappie hasta un callejón sin salida y para su buena suerte, encontró un tipo bar que tenía varios barriles en una despensa en los tejados. Cuando escuchó que Chappie le dio la señal, tomó su espada y rompió el pedazo de pan que sostenía los barriles. Estos rodaron y cayeron encima de los caballeros de jengibre. Los aplastaron y dejaron inconscientes.

–Wow, menos mal era miel con licor. ¡Bien pensado caballero! –ladró Chappie.

Manic corrió hasta en donde tenían acorralados a los aldeanos. Y les liberó de unas cadenas hechas con goma de mascar y turrón.

–¿Todos se encuentran bien? –les preguntó en general.

Los aldeanos le vieron impresionados y susurraban cosas.

–¡Mami es el caballero gomita! –gritó una niña mientras señalaba Manic.

Manic se tenso al escuchar eso y aun más, cuando los aldeanos le vieron con esperanza en sus ojos. Hasta que el grito de su amigo escuchó.

Manic And The Candy World (Scourganic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora