Capítulo 22.

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-¡Alison!- grito Ashley.

-Dios mío- dijo Haley.

-¿Qué hiciste? – continuo Jade.

-Yo no he hecho nada- dije escondiendo mi muñeca.

-Alison tienes la cara llena de sangre, tu no… no… no es lo que pienso, ¿cierto?- dijo Ashley.

-Lo lamento chicas, yo… yo…

-Alison no lo puedo creer como fuiste capaz, ¿Por qué los hiciste?- dijo Haley decepcionada.

-Lo siento chicas, lo lamento- dije llorando.

-Me has decepcionado- dijo Jade.

-No por favor.- ya no me salía la voz, me sentía tan avergonzada, tan inútil, tan mala conmigo misma y con las personas que me querían, que me prometí no volver hacerlo, pero ellas no me entendían, ellas no podían entenderme.- perdónenme por favor.- dije y me fui corriendo hacia el baño. Me mire al espejo no era yo, era otra persona dentro de mí, mi cara estaba llena de sangre e hinchada, me lavé las manos y la muñeca ensangrentada y luego lave mi cara, la tenía roja y muy hinchada mi piel ya no estaba suave, me miré a los ojos en el espejo y no me encontraba no sabía si era yo o una persona muerta.

Fui hasta la dirección luego de arreglarme un poco.

-Hola Alison, ¿Cómo has estado?- preguntó la director.

-No tan bien, Umm… he venido hasta aquí porque mi madre me ha venido a buscar para ir al médico porque hoy tengo consulta, estos días he estado muy cansada y me he desmayado, ¿me puede dejar ir?- dije con mi mejor cara.

-¿Dónde está tu madre?- preguntó dudoso.

-Ella está donde mi tía a una cuadra de aquí, no ha podido llegar aquí, así que me ha dicho que le pida permiso y que me encuentre con ella allá.- mentí.

-Está bien Alison te dejare salir, pero solo porque sé que no me engañarías.- dijo sonriéndome, eso que dijo me hizo sentir más horrible de lo que estaba.

-Gracias.- dije me levanté y me fui hasta la puerta. Cuando salí me di cuenta de que no tenía para donde ir… llame a Ángel para que me recogiera, veinte minutos después llegó.

-No dijiste nada, ¿verdad?- pregunté.

-No, solo hice lo que me pediste.- dijo.- Ahora, ¿Por qué estoy aquí? Y ¿Por qué estas fuera de la escuela antes dela hora de salida?.

-Estas aquí porque necesito que me hagas un favorcito y estoy fuera porque le dije a la director que iba a una consulta con mi madre.

-¡Oh!

-Sí, sí, sí, ahora vámonos de aquí.

-Cálmate enana. ¿Dónde iremos?- preguntó.

-A ver a Liam- dije.

-No, no, no – dijo y paró el auto.

-Vamos o me iré caminando, con tu ayuda o sin tu ayuda iré pero con tu ayuda será más rápido- dije.- Y ya no me vengan que no quieren que sufra, que esto, que lo otro, me vale una mierda, estoy sufriendo como quiera, ¿no?, así que vamos y punto… además ya me enteré de todo lo que tiene Liam, lo que tanto trataron de esconderme.- dije amargamente.

-¿Quién te lo ha dicho?- preguntó.

-Eso no importa ahora, mejor pon el auto en marcha y vamos al hospital.

Llegamos al hospital y caminamos hasta la habitación de Liam, no había nadie por el pasillo.

-Cuando venga alguien, llámame al móvil, ya sabré que hacer.- dije y entre a la habitación, la cual estaba completamente vacía, me pare en seco, con los ojos como platos, Liam no estaba, Oh Dios mío, oh Dios… se… se… se ha… no… no, no, me negaba a creerlo, salí corriendo de la habitación y fui hasta recepción, Ángel corría y me llamaba detrás.

-Señorita, Liam Sweater, ¿Dónde está? – dije parpadeando para no dejar escapar las lágrimas.

-Liam… Liam Sweater, aquí está.- dijo buscando en el computador.- está en el quirófano, hoy tiene operación.- explicó.

-Yo… yo… soy una amiga, ¿Cómo está él?.

-No diga a nadie que le dije, el doctor dice que puede ser que muera si la operación no sale bien.- dijo en un susurro la recepcionista, mi corazón se detuvo un segundo, Ángel apareció a mi lado y me sostuvo de la cintura. Y me llevo hacia una silla que estaba cerca.

-¿Se siente bien?- pregunto la recepcionista.

-¿Qué le dijo para que se pusiera así?- pregunto Ángel.

-Liam… Liam… Ángel si Liam no sale bien en la operación va a morir.- dije en voz baja.

-¿Cómo le ha dicho eso? No ve que esta chica no se encuentra bien, porque podría perder a su novio- le dijo Ángel enojado.

-¿Es su novio?- preguntó.

-Sí, traiga un poco de agua por favor.

-Un momento- dijo y fue a buscar el agua.

Tomé el vaso en mis manos y no paraban de temblar, Ángel cogió el vaso y me ayudó a tomarlo. No sabía que hacer me sentía perdida, como una niña de tres años que no podía encontrar a su mamá.

-Cálmate Ali, tranquila por favor- dijo Ángel preocupado.


¡Tú, siempre serás tú! (COMPLETA.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora