Cap 23

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Creo que yo estaba igual de sorprendida que Alex, el hecho de que Jhoanna llegara repentinamente al departamento implicaba que ellos debían de hablar y por mas que me costara la idea debía de ser madura y retirarme.

-Creo... Que los dejaré solos.- Ninguno de ellos siquiera me miró, solo continuaron mirándose el uno al otro; Jhoanna confundida entre no saber si llorar o reír y Alex pasando saliva con dificultad. Antes de salir, tomé la chaqueta de cuero de Alex que yacía sobre el sofá para cubrirme del aura de la noche con el fin de entregársela mañana.

Por un momento mientras caminaba hacia la salida del departamento tuve la ligera esperanza de que Alex dijera o hiciera algo, pero no, no fue así. Solo continuó observándola con una mirada que no decía nada pero lograba hacer que tu imaginación explotara de sola fijarte en ella. Y eso dolía.

Caminé hacia la salida y sentí un feo nudo en la garganta. Quería, mas bien, necesitaba llorar; todo iba excelente hasta que los lazos de esta historia volvieran a juntarse. No quería desconfiar de Alex pero era solo cuestión de mirar a la menor de los Piaget para que cualquiera cayera a sus pies. Incluso Alex.

Pero debía actuar con madurez.

Debía confiar en Alex.

El había prometido cuidar de mi delante de mi padre y ¿eso debe ser suficiente? ¿no?.

Tomé el primer taxi que encontré y le di la dirección de mi casa rogando porque mi padre no estuviera despierto y comenzara con un interrogatorio. Y gracias a Dios ya todos dormían y yo solo me dispuse a subir a mi habitación y tomar una ducha con agua tibia y analizar la situación.

Eran las 4:20 de la madrugada y yo aún estaba despierta, esperando una llamada para saber si por lo menos estaba bien o como fue todo con Jhoanna pero nada, no había nada.

Busqué por milésima  vez dormir y lo logré prometiendo que le llamaría al amanecer y acabar con esta incertidumbre que yo misma creé.

***

Una semana y no se nada de Alex, no contesta mis llamadas, no viene a mi casa y las tres veces que he ido a su departamento no está. Sus amigos (incluyendo a Candice) solo me dicen que necesita espacio y ajustar en su cabeza la reaparición de Jhoanna a su vida.

Bajo los consejos de mi madre he decidido dejar que las cosas fluyan con total naturalidad, sabía que aunque Alex me prometió ser la única el hecho de que ella llegara sin previo aviso lo iba a afectar un poco. Trato de matar el tiempo estudiando para los exámenes finales o visitando junto a Dylan la construcción de nuestra casa.

-Ela, ni siquiera estas escuchando lo que te estoy diciendo- Se queja Mel. Era jueves y los chicos había planeado salir y comer fuera de casa así que estábamos en una pizzería a cuatro cuadras de la casa de Mel y habían pasado exactamente una semana y cinco días sin ver a Alex. Mel llevaba un buen rato hablando sobre no se que cosa y no le estaba prestando la atención que necesitaba y me sentía mal por eso, Mel no estaba del todo bien de salud y yo egoistamente  solo estaba pensando en mí.

-Lo siento mucho Mel, de verdad pero...- Es José quien me interrumpe.

-Pero nada Ela, debes de comenzar a aceptar la idea de que cualquier cosa puede suceder y no estar ahí martirizándote, la vida continúa.  A demás, Alex solo necesita pensar y distraerse un poco de todo esto.

-¿Y yo donde quedo, José? He estado todo estos días en la nada, ni una llamada, ni una visita ni NADA.- Exclamo ligeramente irritada. Veo como ellos también padecen conmigo y como solo quieren ayudarme pero esto es muy nuevo para mi y no es fácil de sobrellevar.  Desde el día de la fiesta no veo a Jhon y solo he sabido que ahora está en el Este del país tomándose unos días.

Abrazo a José como en la bipolar que me he convertido y el entendiéndome una vez mas responde con el mismo afecto al abrazo. En una décima de segundo escucho como algo choca contra el suelo y al voltear veo a Mel desmayada el suelo con su cuerpo sacudiéndose ligeramente.

Sin pensarlo comenzamos a gritar por ayuda puesto de que a esa hora y mas por ser día de semana el sitio no contaba con una gran cantidad de personas. Finalmente llegó un chico cuyo nombre solo recuerdo comenzaba con K presentándose como estudiante de termino de medicina y nos socorrió hasta que llegó una ambulancia.

Mi cabeza estaba recostada sobre un hombro de Anthony mientras que David, José  y el padre de Mel platicaban sobre no se que cosa; mi madre y la madre de mi amiga habían salido por café y seguro no tardan en llegar. Todos esperábamos que decían los resultados de Mel, todos estábamos ansiosos. Hace poco supimos que padecía de Hepatitis C presuntamente adquirida por la aguja contaminada con la cual se hizo su ultimo tatuaje pero nunca se había desmayado.

El doctor justo sale cuando la madre de Mel llega a la sala clamando a sus familiares.

-Soy el doctor Robinson y seré franco con ustedes, su hija no está bien de salud, la Hepatitis C ha afectado gravemente su hígado eso mas el problema en los pulmones que padece desde pequeña.- Dice directamente pero en su rostro demuestra que aun no concluye y eso nos mantiene aun mas en suspenso.

-¿Que se puede hacer entonces doctor Robinson...?- Pregunta el señor del Castillo.

-Esperar que el bebé nazca.- Anuncia y es obvio que todos nos quedamos en shock menos David que al parecer ya estaba enterado.- Por sus rostro me puedo dar cuenta de que no estaban enterados, pero hasta que el bebé no nazca no podemos intervenir quirurgicamente  y cualquier plan de aborto podría ser letal. La neumonitis que padece desde pequeña, mas la hepatitis y el bebé han afectado gravemente su sistema inmune y han bajado considerablemente su plaqueta, solo queda pedir mucho a Dios y esperar a que las cosas cambien.

Como era evidente todos caímos en un trance de desesperación e impotencia. Nadie sabía como iba a actuar el señor Arthur ante la noticia de un embarazo pero solo prefirió salir del hospital a algún sitio.

Esto estaba mal.

Asquerosamente mal.

Su madre lloraba desconsoladamente y David estaba rojo de impotencia. No nos permitirían ver a Mel hasta mañana así que David y Anthony deciden quedarse por si cualquier cosa ya que José y yo tenemos instituto mañana.

Si cualquier persona me preguntara si tengo la vida que había soñado a esta edad le contestaría que no, no deseo que mi novio desaparezca sin mas de mi vida ni mucho menos que mi casi hermana esté al borde de la muerte.

Esto apesta.

Todo apesta.

Cautivando a AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora