Cap final 1/2

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Dividiré el final en dos y luego haré un epílogo.

El vaivén de las personas en el aeropuerto lograban mantener mi mente desconectada de todo lo que sucedía en a mi alrededor.

Lo sucedido con Alex pasó ya hace una semana y un día para ser exactos, el simple hecho de pensarlo se convertía en una agonía intolerante porque dolía, y lo hacía con ganas.

Sabía desde un principio que trata de formar parte de la vida de Alex de alguna manera no sería fácil pero al menos puedo decir que lo intenté, es cierto que fue bastante efímero pero hasta ahora puedo comprender que yo no formaba parte de su historia y aun que lo amé eso no bastaba para permanecer juntos. No he sabido nada de el en todos estos días y es algo que aunque cueste lo agradezco.

-¿No se suponía que estas vacaciones era para liberarte un poco?- La voz de José hace que salga del pozo de pensamientos en el que estaba sumergida. Le sonrío. Él tiene razón, el objetivo principal de estas dos semanas fuera del país consistía en descansar y tomar un respiro fuera de esa atmosfera cargada de suspenso y penas. Asiento en su dirección.- Ya a partir de ahora somos libres de instituto y profesores amargados y faltosos de sexo, Ela. Sé que estás un poco cargada emocionalmente con todo lo que sucedió y aún sucede, pero por más que quieras el destino ya está escrito y tendrá que ser lo que será. Cuando volvamos nos graduaremos, alquilaremos un departamento lejos del mundo y conseguiremos un trabajo de medio tiempo para poder sobrevivir.- Dice con una emoción que no tardó en llamar la atención de varios caminantes, parecía un chiquillo a punto de conocer a su súper héroe favorito o algo así.

-Tienes razón, José. ¿Por qué no olvidarse de todo un rato?.- Mi amigo sonrió haciéndoseme imposible no hacerlo también y tomándome de la mano decidimos entrar de una vez por toda a la sala de abordaje.

Quería de verdad dejar de pensar y darle vuelta a todo pero no lograba concentrarme en nada, ni siquiera en todas las personas que al parecer se coordinaron para viajar a México ese día que andaban de aquí para allá y viceversa. Nada. Tenía más que claro que mi mejor amiga estaba al borde de la muerte y que yo debía de prepararme para criar y cuidar de un bebe en un abrir y cerrar de ojos. Mel debe pasar todos los días hasta el parto en el hospital para así tener controlada su condición hepática y el buen desarrollo del feto. Una de las cosas que la mantenían más emocionada era el hecho de que aunque no haya finalizado en su totalidad el instituto por su condición, le permitirían graduarse en una pequeña ceremonia en la habitación.

En relación a Jhon y Jhoanna, le pedí a mi amigo que no los mencionara si era posible y así poder estar más tranquila.



**


Todo el viaje me quedé dormida recuperando un poco el sueño perdido por las noches de llantos y estudios para los exámenes finales. Al llegar, José no encontró otra forma de despertarme que haciendo como si el avión se fuera a estrellar.


Imbécil.


Puto.


Lo odio.


El hotel era hermoso, realmente hermoso. Las habitaciones eran muy espaciosas y acomodadas. De esto no podía quejarme, nunca.

Las dos semanas fueron espectaculares, fuimos a la ciudad de México, visitamos muchos centros históricos al igual que playas y bares famosos. Pese a la insistencia de José de ''nada de aparatos electrónicos'' tuve que aceptar y creo que fue lo mejor que pude haber hecho. En la Riviera conocimos una pareja de esposos cuyos nombres eran Mario y Kendall con sus dos hermosos gemelos que igual venían de República Dominicana y se veía a distancia como el amor los abrazaba de una manera envidiablemente bella; fueron muy amables las pocas veces que los vimos como todas las demás personas.

Pero ese no era el pensamiento de mi amigo.

En más de una ocasión se comportó como un novio celoso dándoles malas miradas a los chicos que me observaban cuando estábamos en la playa.

Entre otras cosas hubo muchas risas como una vez que José dijo ser un macho alfa pecho peludo y no quiso ponerse los zapatos de nadar y salió de la playa lloroso porque se le clavaron espinas de erizos. Su expresión fue histórica. Pobre cubano.









Ya el último día en México sabía que debía afrontarme de nuevo a la realidad y mantenerme firme ante la toma de cualquier decisión que vaya a tomar.


Una vez en el aeropuerto, quienes nos reciben son mi madre, Dylan y la madre de José. Nos abrazamos como si no nos hubiéramos visto en años, y aunque no pude evitar que una lagrimilla se me escapara fue lindo volverlos a ver.


-¿Todo bien, Ela?- Pregunta mi madre una vez nos dirigíamos a casa.


-Si mamá.- Contesté y a pesar de todo sonreí.


-Todo saldrá bien hija, solo hay que ser paciente.- Una sonrisa de su parte me hizo calmarme y sentirme un poco más esperanzada. Mi madre, Denny Thompson, una mujer joven que oculta un extraño secreto junto a mis demás familiares, es la mujer más fuerte que conozco y a sus 34 casi 35 años ha sabido mantener una familia al pie de la letra.


Me encontraba junto a Mel y a David en la habitación del hospital. Ella dormía y David agarraba su mano con delicadeza. Desde que llegué a casa preferí comer, cambiarme e ir de inmediato a ver a mi amiga. Las cosas no están muy estables ya que un día está mejor y al otro los médicos creen que la perdemos.


Me enteré por David, que tanto ella como el ya firmaron el acuerdo en el que yo me quedaría con la criatura si algo llegara a ocurrir.


-No quiero que nada suceda, Elaine. No quiero perderla.- La voz llorosa de David me trae de vuelta a la realidad y no puedo evitar abrazarlo. Era como un niño pequeño en busca de un refugio fraternal.


-Sé que cuidarán bien de mi bebe.- La ya apagada voz de mi amiga nos hace separar y fijar nuestra atención en ella. Está pálida y ese brillo que la caracterizaba no está más. Pero sin embargo una pequeña sonrisa alumbraba su rostro y eso era más que suficiente para mantener las esperanzas que ya todos habían perdido.


-Tú también estarás para cuidar de él o ella Mel, y haremos todas esas cosas que prometimos hacer cuando una de las dos tuviera una bebe.- Mientras hablaba ella cierra sus ojos negando con tristeza.


-Sabes bien que no, Ela. Eso no sucederá.- El llanto de David hizo que mi corazón se quebrara.- Mi amor...- Sabía que debía darle su espacio y eso fue lo que hice. Ya afuera de la habitación, vi a ese chico que nos ayudó en los bolos con Mel cruzar frente a mí con una bata blanca cubriendo su conjunto azul de pasante, solo recordaba que su nombre comenzaba con K pero de una forma u otra es buenos haberle visto para agradecerle.


-Hey, hola.- Dije en tono medio alto para llamar su atención. El al darse vuelta frunció el ceño pero lo vi aligerarlo luego de reconocerme.


-Hola, ¿está todo bien?- Otra vez mi barbilla comenzaba a temblar y la angustia y desesperación me impedía hablar. Solo fui capaz de aún sin conocerle, lanzarme a sus brazos.


Y llorar.

Cautivando a AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora