El Mal de los Sueños

691 42 2
                                    

                  

A eso de las diez de la mañana, Nicole Ramos se despertó con un horrible malestar.

Lo primero que le vino a la mente fueron las palabras "Fernanda te voy a matar".

Cuerpo y espíritu eran un templo roto y si bien el pensamiento lógico le gritaba a voces "esto te lo hiciste vos", el orgullo y la vanidad le decían "esto pasa cuando se tiene como mejor amiga a una loca de la fiesta y una bebedora compulsiva".

Nicole se llevó una mano a la cara y se encontró con que tenía los anteojos torcidos.

Maldito sea el momento en que me convencí de hacer esto.

Haciendo esfuerzos sobrehumanos, se obligó a ponerse de pie y caminó hacia la puerta baño. En cuanto se vio al espejo, quiso que la tierra se la tragase viva.

Aquel iba a ser un horrible despertar.

*****

Nicole no tenía recuerdos de lo sucedido la noche anterior. Su mente era un rompecabezas tratando de embalsar la mayor parte de piezas posibles. Había momentos en los que recordaba estar en un bar de chupitos con sus amigas, riéndose como un tonta de nada en particular, como también había momentos en que le venían al cerebro sensaciones físicas vividas, como aquella en que se la veía cariñosa con un chico (un tal Ariel, al parecer), haciendo ese tipo de cosas tan poco apropiadas en ella.

Sin duda alguna, la noche de su cumpleaños había sido todo menos placentera.

Fernanda, maldita loca, pensó la chica de ojos marrones mientras se lavaba los dientes, tratando de esfumar de su boca el mal aliento a alcohol... y a vomito.

Se vio frente al espejo y contempló, con profundo horror, que la ropa que llevaba puesta (la que utilizó ayer para salir) estaba completamente arruinada: literalmente, estaba descocida en miles y miles de tiras. Arruinada para siempre.

¿Qué fue lo que hice ayer?

Se esforzó por recordar pero ningún pensamiento salió a flote. Nicole resopló.

No podía permitir que su padrastro la viera así cuando bajara a desayunar.

*****

Durante los siguientes días que pasaron, Nicole hizo todo lo posible por recuperar el control normal de su vida. En el colegio, sus amigas no hicieron más que reprocharle una y otra vez su acto de fechoría al haberse ido del boliche sin avisarle a nadie. Nicole, ante aquellas acusaciones, no pudo hacer otra cosa más que hundir los hombros y poner cara de pérdida: sinceramente no tenía recuerdos después de su salida del bar de chupitos.

– ¿Me estás diciendo que no te acordás de que le comiste la boca a un pibe...de manera salvaje? –le preguntó Fernanda entre una mirada maliciosa y una sonrisa irónica.

Era lunes a la mañana y se encontraban en clase de inglés.

– ¿De qué estás hablando? –replicó ella, mirando a su amiga con ganas de asesinarla.

–Dale boluda, no tomaste tanto como para olvidarte de lo que le hiciste a ese flaco.

–Fernanda, no tengo la más remota idea de lo que estás hablando.

Su amiga puso los ojos en blanco y lanzó un bufido despectivo.

–Hacéte la boluda nomás, te sale muy bien.

– ¡Fernanda! ¡Me podes decir que mier...!

– ¡A ver si se dejan de molestar y prestan atención! –les gritó desde la pizarra la profesora de inglés, echando chispas por los ojos.

Espíritus en LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora