Debí abandonarla en aquel lugar, pero algo siento que no me lo permite y la he traído conmigo. Hago mi primera parada, necesito asegurarme si Shellie sabe algo.
-Ven conmigo- ella asiente y me sigue.
Entro al bar con ella, inmediatamente toda la atención se vuelca hacia nosotras, en especial a mi compañía, caminamos. Puedo notar como los asquerosos le siguen con la mirada, mientras algunos silban.
-Sigue mirándola así, y averiguarás lo que te sucederá- le digo a un descarado hombre que le ve sin pudor el trasero, digo en voz alta para asegurarme de que todos los demás cerdos escuchen. Lo digo de manera seria y desafiante, él y otros más voltean. Me complace saber que tengo el respeto de los presente.
Llego hasta donde sé que la encontraré, su pequeña oficina. Efectivamente ahí está, y se sorprende al verme, aun más al ver que estoy acompañada.
-Perrie, se puede saber que fue lo que hiciste? Eres el objetivo de todos ahora- me dice cerrando la puerta tras de mí.
-Larga historia, me tendieron una trampa.Que es lo que sabes de James Thirlwall?-
-Bueno, lo que todos, es dueño de prácticamente toda la ciudad-
-Algo más? Él me dijo algo que me confundió, al parecer me conocía de antes, algo de mi pasado- la mujer escuchaba, pero después de mirar atentamente a la chica, por fin pudo reconocerla.
-Ella... ella es la hija de ese hombre?- preguntó algo alterada.
-Si, pero eso no importa ahora... Necesito saber...-
-Que no importa? Te llevaste a la hija de James Thirlwall? Te volviste loca!, estarás muerta en menos de dos días- la chica se extrañó con esas palabras.
-Lo sé-
-Y entonces porque estás con ella?- parecían olvidar la presencia de la chica.
-No lo sé sí? Ese no es el punto... Necesito averiguar qué es lo que sabe de mi o acerca de mis padres... Me habló como si me conociera de antes-
-Es si te mantienes con vida, deben irse ahora, ya deben de saber que están acá y vendrán por ti...- le dio la espalda y anotó algo en un papel- ...toma, tal vez puedas averiguar algo acá-
-Que es esto?- mio el contenido del papel.
-La dirección de un hombre. Vino hace unos semanas a la cantina y le escuche decir borracho a otro sujeto, que los Edwards habían tenido su merecido, tal vez sepa algo... Es lo único que puedo hacer por ti, ahora vete-
-Está bien, gracias- digo para luego retirarme sigilosamente con mi acompañante.
A la salida puedo notar como ya están en sobre aviso, pues unos hombres sospechosos entran al bar. Tomo su mano y me escabullo rápidamente al auto sin ser vistas, para luego irnos.
La llevo hasta mi departamento, no podemos estar ahí, ya deben de saber donde vivo. Le digo que aguarde en la sala mientras tomo un par de cosas, en especial mis pastillas.
-Para qué son?- escucho a un lado, frunzo el ceño.
-Te pedí que esperaras en la sala-
-Lo sé- dice sonriendo, cierro un poco más mis ojos y sigo con lo mío.-...y para qué son?-
-Me calman la ansiedad...y... porque te lo digo, deja de preguntar estupideces-
-Muy bien- noto esa sonrisa de victoria. - y donde iremos?-
-A otra casa que tengo, algo alejada de acá-
-Bien- le miro disimuladamente mientras ordeno.
Vamos al lugar del que hablé. Cuando trabajas siendo asesina la paga es bastante buena, y cuando no tienes muchos lujos en tu vida, tienes dinero. Solo lo uso para comprar autos y casas distintas, que me ayudan a escabullirme, además de armas nuevas. No hago esto por dinero, sino por vocación.
Lo había olvidado producto de toda esta situación, mi brazo izquierdo está herido y una fuerte punzada me lo recuerda, no puedo evitar quejarme.
-Estás herida- exclama, tal vez ella también lo había notado.
-No es nada-
-Déjame curarte-
-No-
-Se infectará- se me acerca y toma mi brazo, con un movimiento lo quito.
-Me curaré sola- le doy la espalda y saco los implementos para hacerlo, no es mi primera vez, pero la presencia de esta chica me perturba, y me dificulta la tarea.
-Vamos, déjame hacerlo por ti... No le diré a nadie que curé a Perrie Edwards- dice sonriéndome.
-Toma de nuevo mi brazo, me doy por vencida y comienza a curarme. Mientras lo hace no puedo evitar darle una mirada analizadora. Ella debió sentirlo, pues alza la vista, yo rápidamente volteo, esperando a que no lo haya notado. Pasan unos minutos de silencio mientras hace su labor, le veo disimuladamente.
-Gracias- digo entre diente sin mirarle, me cuesta decir esa palabra. Me levanto y me dirijo a la habitación, ella me sigue.
Es una pequeña casa, y como todas las que tengo, equipada solo para una persona, cosa que se ha vuelto un inconveniente ahora.
-Tú duerme en la cama, yo en el sofá, ya es tarde- digo tomando una cobija y almohada, acomodándolas en el sofá que se encuentra a un par de metros de la cama.
-Se ve incómodo, en la cama hay suficiente espacio para ambas- me dice de manera suave, por un momento lo pienso.
-Aún así, dormiré en el sofá- parte de mí lo hace de manera para prevenir perder la razón si la tengo muy cerca. Ella me provoca cosas incomprensibles para mí.- Puedes usar esto para dormir- le dejo una camisa y un pantalón buzo sobre la cama.
Las toma y noto como empieza a despojarse se sus ropas, volteo inmediatamente para evitar verle, siento una risa a mi espalda, ha notado mi reacción. Nuevamente siento mi rostro ardiendo, y agradezco el estar de espaldas, así no puede ver que me he sonrojado.
-Buenas Noches- dice una vez que apago la luz de la habitación. No le respondo.
-Porqué?- de pronto digo.
-Porqué qué?-
-Porqué haces esto?-
-Ya te lo dije, hay dudas que necesito averiguar acerca de mi padre, y estando contigo creo que podré despejarlas-
-Sabes lo que arriesgas, verdad?-
-Sí-
-Sabes demasiado, y no puedo dejarte salir de aquí con vida después de todo esto. Una vez que todo acabe... Te mataré- silencio. -Ahora que lo sabes puedes irte, de aquí a la mañana tienes las puertas abierta, después , no hay marcha atrás-.
-Entiendo-
-Buenas noches- digo antes de dormirme.