Cap 36

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La noche es lluviosa, se puede escuchar levemente la campana sonar, impulsada por el frío viento. Un par de pasos hacen chapotear el agua del suelo. Una mano abre rechinando la gran puerta de la iglesia. En su interior, un silencio sepulcral, o espiritual dado el lugar, varias velas encendidas a los pies de algunas esculturas de santos, un par más en el altar. El silencio es interrumpido por el ruido de los pasos que comienzan a aproximarse al confesionario, mientras un par de gotas caen de las ropas de aquella persona. Ingresa y se sienta.

-"padre… he pecado"- escucha el padre desde el otro lado, después de abrir la ventanilla de madera.

-"dime hija, cuáles son tus pecados?"

-"he asesinado gente, muchos… ya he perdido la cuenta. Es un lucroso trabajo"

-"eres asesina a sueldo"- pregunta para aclararse.

-"así es. Muchos han sido por mi trabajo, otros, simplemente estaban al medio. Todos han sido criminales, delincuente de baja o alta clase, de alguna u otra manera. Pero aun así no me redime de mis culpas, nunca ha sido por justicia o algo parecido, solo es trabajo. Jalo el gatillo sin pensarlo dos veces"

-"… eso es terrible hija. Y dime, sientes remordimiento? … el Señor comprenderá si estas arrepentida, puede existir redención para tu alma si realmente lo estás"

-"la verdad padre… no me arrepiento de ninguna sola muerte, simplemente no siento aquello"

-"entonces no lo entiendo, porque lo confiesas si no sientes culpa"- pregunta un tanto desconcertado el sacerdote, en sus años escuchando pecados nunca se había topado con un caso como este.

-"porque solo quería preparar el terreno para sincerarnos… y dígame padre, cuáles son sus pecado?"- dice enfatizando sus.

-"como?"- preguntó sorprendido el hombre de Dios

-"un sacerdote corrupto, trabaja para James Thirlwall en su negocio redondo, el tráfico de menores…"- el apacible hombre se sobresalta ante las palabras e interrumpe.

-"que es lo que estás hablando?! Quien eres?!"

Pero en ese momento unas manos atraviesan de golpe la puerta de confesionario, agarrando al sacerdote de la sotana, atrayéndolo hacia afuera, encontrándose de frente con el inexpresivo rostro de quien creía muerta, Perrie Edwards.

-"T-tú… no puede…"- dijo con voy temblosa.

-"shh… padre, no interrumpa, Dios nos oye, él quiere escuchar su confesión… Usted entrega a los niños huérfanos del hogar de menores de la iglesia, a cambio de generosas sumas para la fundación. Que lucrativo resulta ser para esta santa iglesia los pobres niños huérfanos, no? Además de la imagen de generosidad que trasmite Thirlwall por ser el benefactor de esta fundación, subastas de caridad… todo aparenta ser bello, pero en realidad usted cría niños que convenientemente nadie conoce ni sabe que existen, para luego Thirlwall venderlos preferentemente al extranjero. Todo sin levantar sospechas de niños desaparecidos"

-"T-tu estas… estas…"- preguntó temeroso ante el agarre y la lapidaria mirada de la rubia.

-"muerta? … sorpresa, tal vez alguien rezó mucho por mi alma… fue usted?"- pregunta eso último con sarcasmo.

El hombre ve por unos segundos esos ojos firmes, inspirando miedo. Luego respira hondo, calibra en su mente mejor la situación, entendiendo que esto no se trata de una aparición o visita del más allá.

-"sobreviviste… realmente eres muy buena, como el señor Thirlwall pensaba"- dice más relajado. –"pero no… no se de lo que hablas"- dice nervioso.

Ciudad de vicio || JerrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora