Ya ha pasado tiempo suficiente para comenzar con nuestra investigación, primera parada, la dirección que me ha dado Shellie.
Detengo el auto junto a una casa, parece un tanto despreocupada, sin mucho mantenimiento, claro, aparentemente. Si lo que dice Shellie es cierto, él debe de saber algo acerca de la muerte de mis padres, los motivos. Miro hacia la chica y le hago un gesto para que nos bajemos.
-Yo entraré primero para asegurarme que no esté acompañado, tu solo sígueme- ella asiente.
Rodeo el perímetro para ver si está con alguien, un solo auto, está solo. Me aseguro viendo la ventanas, lo confirmo. Con un viejo truco entro sigilosamente por la puerta trasera, ella está a paso seguro tras de mí. Camino con con cama por el breve pasillo, puedo escuchar la televisión encendida. Me pongo tras la puerta de donde proviene el sonido, le vuelvo a mirar indicándole que espere, y lo que sigue es mi pie abriendo bruscamente la puerta. El sujeto, un hombre de contextura un poco gruesa, que bebía cerveza y comía en su sillón mientras veía televisión, salta producto al ruido de la puerta abrirse, impresionado por mi repentina presencia.
-Tú....- va a tomar su arma que está en la mesa donde apoyaba antes sus pies, pero él tiene desventaja, pues yo ya tenía la mía en mis manos.
Disparo el arma que acaba de tomar, haciendo que la suelte. Al ver cómo me aproximo hacia él con paso firme y mi arma aun alzada, se desespera y trata de retroceder, pero mis manos ya lo tienen sujeto, y aunque trate de zafarse no podrá.
-James Thirlwall, qué sabes de él- digo con voz grave y semblante amenazante.
-Solo sé que te busca porque secuestraste a su hija- dice nervioso cubriéndose el rostro. En ese momento entra Jade a la habitación. -...y veo que es cierto...ofrece una generosa suma por tu cabeza-
-Algo me dice que no me estás diciendo todo- aprieto más mis manos. -...qué eres tu de él?-
-Nada- un golpe en su quijada y un sonido de dolor le hace hablar de nuevo. -está bien, trabajo para él-
-Qué eres?- no responde, otro golpe le hace soltar más palabras.
-Soy...soy encargado de difundir respeto, si?...no me golpees más- es un simple matón sin importancia que se encarga de golpear a quienes han fallado a su palabra ante Thirlwall, pero algo debe de saber. Jade mira la escena un tanto sorprendida, de seguro no está acostumbrada a ver violencia en vivo.
-Alexander Edwards...- golpe- Debbie Edwards - otro golpe.- esos nombres te suenan?-
-No son tus papis?- dice sonriendo en un acto valeroso, pero estúpido, recibe un gran golpe, se cubre el rostro.- n-no...no- dice temeroso, sabe que le espera otro golpe, y lo recibe.
-Escúchame bien, mi paciencia es muy corta, por lo que no dudaré en dispararte, si no hablas tu hablará otro...que tienes que decirme- no responde pero me ve temeroso, pues sabe que lo haré. Acerco mi arma a su frente, sin mover ningún musculo de mi rostro.
-Está bien, está bien...los Edwards trabajaban para Thirlwall, pero le desobedecieron y pagaron las consecuencias...eso es todo lo que sé, ahora déjame en paz-
Mis ojos no pueden evitar mostrar sorpresa ante tal revelación, le suelto y miro fijamente a una alfombre roja, procesando la información que no me esperaba.
-Que sucede, papá no te contó acerca de su trabajo antes de dejarte?- escucho como él se burla.
Esas palabras me hacen reaccionar, le miro con coraje y un certero golpe lo manda al suelo inconsciente. Me aseguro que lo esté, y me vuelvo hacia ella.
-Nos vamos- digo pasando por su lado.
-Pero Perrie....- dice suavemente.
-Nos vamos!- volteo y digo rotundamente, ella solo obedece.
El camino de vuelta fue silencioso, siempre lo son, pero siempre son cómodos, este no lo es. Llegamos a la casa., solo el ruido de las puertas se siente. Volteo a verle, ella me mira algo nerviosa, parece adivinar lo que pasa por mi mente. Estoy a solas con la hija del hombre que estuvo detrás de la muerte de mis padres, hacerle daño es dañarle en lo más profundo a Thirlwall, mi oportunidad de venganza. Mi respiración se vuelve agitada, doy un paso hacia ella, ella retrocede uno, doy otro, ella también retrocede otro. Esto continúa, pero su espalda topa con la pared, no puede retroceder más. Estiro uno de mis brazos hasta que mi mano alcance su cuello. Ella se estremece con el contacto.
-Entiendes la situación?- ella asiente con la cabeza.-...pues ahora has podido comprobar parte de tu teoría, la verdadera cara de tu padre, esa que no conoces- sus ojos revelan la decepción, pero me extraña que no muestren temor hacia mí, que aun mantengo mi agarre. -te arrepientes de haberte quedado?- pregunto de pronto, sin soltarla.
-No- me dice con seguridad.
-Por que no?-
-Ya te lo dije-
Pasan unos segundos de intenso contacto visual, después del momento, suelto mi mano y le doy la espalda, caminando hacia el sillón, ella solo me ve.
-Estamos condenadas por los errores de nuestros padres...y estás siendo ejemplo de ello, a pesar de no ser tú la responsable- ella comienza a acercarse con lentitud y se siente en el asiento frente a mí.
-Entonces...no me harás nada?- me pregunta firmemente.
Esta niña me confunde, cualquier chica en su situación estaría temblando. Sobre todo una hija de un magnate que ha vivido tan lejos de este submundo, tan sucio, violento y corrupto, encerrada en su burbuja de cristal, y recibiendo cada cosa que quisiera sin más que pedírselo a su padre. Se encuentra con toda esta realidad de la noche a la mañana, con una asesina que la arrastró fuera de su mansión, que amenaza que la matará, y ella se mantiene en calma.
-No...todo lo que tenga contra tu padre, es con él, no contigo- digo suspirando al sentirme convencida, pues hace rato no lo estaba.
-Tus padres...que fue lo que les sucedió?
-Los asesinaron cuando tenía ocho años...nunca supe el porqué, hasta ahora-
-Y que fue lo que pasó contigo entonces?-
-Suficientes preguntas por hoy...mañana continuaremos con nuestra búsqueda- me levanto.
-Lo siento...- volteo a ella.
-Que cosa?-
-Lo que sucedió...y que mi padre fuera el culpable-
-Ya te lo dije...lo que tenga con él no te involucra, así que no te disculpes-
Camino ahora definitivamente hacia la habitación, ya es hora de dormir. Pero me detengo al sentir que no me sigue, permanece perdida en aquel sillón, tanto que no nota que la observo por más de dos minutos.
-Te quedarás ahí? Deberías ir a dormir- digo.
-Si...claro- vuelve a la realidad y se levanta para dirigirse conmigo a la habitación.
Arreglo el sillón donde duermo, maldiciendo entre dientes por lo incómodo que es, mi espalda está arruinada. Escucho una leve risita a mi espalda.
-Enserio que hay espacio suficiente para dos acá- me dice, al parecer escuchó mis murmullos. -o es que Perrie Edwards le tiene miedo a compartir la cama con una chica?-
Que descaro, se burla de mí como si nada, nadie antes lo ha hecho, no sin recibir algún merecido por respuesta. Hace rato le amenazo con matarla y ahora se ríe en mi cara. Definitivamente es una chica especial...o rara. Le miro con seriedad y me limito a acostarme a un lado de la cama, lo más orillada posible, dándole la espalda, quiero evitar ver su rostro de victoria.
Siento como su peso de su cuerpo mueve la cama a mi espalda, y luego las luces se apagan. Solo se ilumina levemente por la luz que se cuela desde la ventana.
-Buenas noches- escucho a mi espada.
No respondo, sabe que no lo hago, pero me bastó solo sentir esas palabras más cerca de mi oído que en días anteriores,para hacerme abrir abrupto los ojos, que por más que trataron de volver a cerrarse para conciliar el sueño, no pudieron en toda la noche al saber que tenía compañía a mi lado.