Capítulo 13: Los últimos días del resto de mi vida (parte 2) Cerezos en flor

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La semana se había pasado rápido andando de un lado a otro, Ranma apenas podía con la agenda de la peliazul que estaba llena de energía y parecía no afectarle.

Pero valía la pena, vivía con ella en el departamento y salían diario a todas partes acompañados por los amigos de la muchacha quienes incluían en el paquete al rubio de ojos azules, aunque el francamente pensaba que los suyos eran más bonitos y resaltaban más.

Iban caminando por la acera de la calle, ese era el último día que estarían en Kyoto. Mañana volverían a Nerima a reanudar sus vidas aparentemente anteriores. Esperaba quedarse un poco más, ignorando el hecho de que el inglés pretendiera a la chica la situación estaba totalmente a su favor, la conocía de antes eso le daba ciertas ventajas.

—Oye Ranma ¿Quieres un helado?— Le preguntó la ella de pronto

—Vamos, hace mucho que no comemos uno— Respondió alegre, eso parecía una cita y no la desaprovecharía.

—Bueno— esperó un rato —¿Lo comerás siendo un chico?

El azabache la miro extrañado —¿Esta mal?— Preguntó ofendido

—No, no es eso, solo que antes no querías que la gente te viera comer helado si no estabas como chica y ahora parece no molestarte, nada mas

Ranma reparó en el pequeño detalle, era cierto no le había contado a la peliazul que ya no se transformaba. —Bueno, Akane veras, yo ya no me transformo en Ranko, hace tiempo que dejó de pasarme— Contó

—¿En serio? ¿Cómo lo lograste? ¿Conseguiste más Nanichuan?— Le preguntó emocionada y feliz, se alegraba de que por fin el chico fuera relativamente normal

—Pues no, no fue el Nanichuan, un día defendí a una anciana y al parecer ella me quitó la maldición, no sé cómo pasó, Happosai llegó con un saco de ropa interior y trató de convencerme para que le modelara, por supuesto que me negué a hacerlo y sin previo aviso me tiró una jarra de agua fría, pero no cambié— Cortó su relato recordando que después, una pelimorada casi lo violaba en la antigua habitación de su acompañante, trago duro, eso no podía contarle.

—¿Y? ¿Qué paso después?— Preguntó curiosa

—Bueno, intenté un par de veces más pero en todas seguía siendo hombre asi que asumí que ya no estaba maldito— Terminó feliz y cohibido al mismo tiempo. Sin darle tiempo a nada más, Akane lo abrazó fuertemente emocionada.

—¡Felicidades Ranma, lo conseguiste despues de todo!— Le dijo llena de alegría, el chico devolvió el abrazo un tanto posesivamente y la levantó del suelo.

Agradeciendo a todos los dioses por darle tal oportunidad. Se separaron demasiado pronto para gusto de él —Pero ya no podrás comer mantecados conmigo— Le dijo de repente seria y asustada. El azabache se extrañó.

—¿Por qué no?— Preguntó igualmente asustado. ¿Lo estaba rechazando indirectamente? La desesperación empezó a presentarse en su cuerpo y perdió un poco de color asi como abría los ojos desmesuradamente.

—Jeje— La peliazul rió bajito conteniéndose. Hasta que no pudo más —Jajajajaja. Debiste ver tu cara Jajajaja es broma, jajajajaja— El chico se sintió aliviado y se perdió en la melodiosa risa de su ex prometida que por cierto aún no soltaba.

Akane se dió cuenta de que Ranma la veía de una manera tan intensa que podría derretir cualquiera de los polos o incluso ambos. Lentamente dejo de reír y se perdió en el mar que poseían las retinas del muchacho, despertando sensaciones pasadas. Se regañó mentalmente ¿Qué estaba haciendo él? ¿Qué estaba haciendo ella? ¿Por qué simplemente no se separaba de él? Demonios ahí estaba el palpitar de su corazón, aquel que tantas veces intento controlar y no pudo. Al parecer su sentimientos no estaban tan enterrados como creyó, creía haber superado a Ranma incluso había vivido con él por una semana sin pelearse, creía que podían ser buenos amigos pero de nuevo la vida estaba haciendo de las suyas ¿Por qué? ¿Por qué ahora? No lo entendía ¿Qué hizo mal?

Cambio de roles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora