Amarillo

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¿Porque lo hice? No tenía la menor idea. Tomé su cara y lo besé sin siquiera pensarlo. Él me devolvió el beso, era lento pero con cierta necesidad, me encantaban sus labios. Cuando nos separamos teníamos al frente a un Lee muy feliz.

- ¿No novios? - Lee sonrió, recogió algo de la parilla y se fue.

-Eres impredecible, chica fatal- Tomó mi rostro con su mano.

- Lo predecible es aburrido- Le sonreí.

-Ahora puedes comer todo el pulpo que quieras, puede que sea afrodisíaco- Me guiño, mientras seguía comiendo su arroz.

Era un tonto. Pero besaba magnífico.

Claro que me acabe todo su pulpo. Mientras me miraba y no paraba de reírse.

-¿Cómo te puede gustar tanto el pulpo?. Debería robarte la carne- Le lancé una mirada asesina.

-El pulpo es rico y fin. Yo de ti, no me acercaría a mi carne.- Dije como cualquier cosa.

-Me gustan los retos- Se acercó y me dio un beso en la mejilla, luego descendió lentamente por mi cuello. Me estaba distrayendo y encantada le dejaría robar un trozo. Pero al abrír mis ojos, vi que teníamos público.

Le golpee el hombro con el mío. Giro para ver varios pares de ojos observandonos.

-No me importa, hueles delicioso.- Enterró la nariz en mi cabello, rozando la punta de la nariz en mi cuello.

-Quédate acá. Voy a pagar.- Iba a huir. Me estaba poniendo nerviosa. Además no volvería a dejar que él pagará.

¡Por Dios! Estaba realmente loca. Cuando llegué a la caja pude enumerar todas las razones por las cuales no debí haberlo besado. Pero la verdad ninguna superaba el hecho de que me había encantado, luego sus besos por mi cuello borraron todas las otras sensaciones que pudieron existir. Un carraspeo de garganta llamó mi atención y vi la señora detrás mio que intentaba señalarme que la fila ya había avanzado y era mi turno. Mi tonalidad debería ser parecida a la de Hellboy.

Cuando llegué a la mesa. Zack estaba hablando por teléfono.

-Yo se pero no creó que sea lo mejor.- Me vio llegar y tomó de nuevo mi rostro. Empezó a hacer pequeños círculos con los dedos en el lóbulo de mi oreja. Era relajante.

-Blaire he dicho que no. Esperó que no la contraigas de nuevo puede traerte problemas.- Cuando me di cuenta ya estaba recostada en su hombro.

-Gracias. Yo también te quiero.- Colgó y me sonrió.- Pareces un gato ¿Sabías?.

-Tus dedos son mágicos. Es más por eso.

-Deberías ver todo lo que pueden hacer- Me dijo con una mirada lasciva. Se puso de pie y me dejó con la boca abierta.- Vamos.

¡Vaya! Sabía como dejar a un mujer hecha papilla. Me extendió la mano para salir y yo se la di gustosa. Tenía una sonrisa inmensa. Cuando subimos a su carro, su teléfono sonó. Empezó a conducir.

-Sam estás en altavoz - No sabía quien era Sam. La verdad no sabía mucho de Zack.

-¿Estás con Viv?- Tendría que empezar a conocerlo

- Si. ¿Pasa algo?- Zack estaba serio.

-Nada hermano, solo que Andrea ha llegado con su mamá a armar alboroto como siempre, por eso te iba a decir que te tomaras tu tiempo- Parecía amable- Hola Viv. Tienes a mi primo delirando por ti...

- Sam... - Replicó Zack como si lo estuviera regañando.

-Esta bien me calló. Ya sabes dale tres vueltas al sector. Adios Viv. No te conozco pero me caes bien- Colgó. No pude evitar reírme porque yo podría decir lo mismo.

Simple ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora