Verde II

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Cuando llegué a mi cuarto. Si, todo estaba arreglado y en su lugar, menos un chico en mi cama.

-Hola Noah.- Me acosté y coloque mi cabeza en su estómago.

-Estaba preocupado ¿Qué le pasó a tu celular?- Empezó a tocarme el cabello.- Tu cabello está húmedo... Ese Zack...

-Ambas cosas tienen una explicación- Lo interrumpi. Se estaba imaginando cosas- Había un niño en peligro dentro de un lago. Me lancé con el celular en el bolsillo y estaba bastante sucia luego, así que me bañe.

-¿Zack no es...nada tuyo?- Comenzó a hacer como si sus dedos fueran pies y mi cara su camino.

-La verdad no se que somos. Pero no te voy a negar que me gusta.- Cuando pasó por mi boca, lo mordi- Mañana vendrá a comer. Haré Carbonara ¿Quieres?

-Si que eres agresiva- Dijo cogiendose el dedo.- No me perderia tu pasta Flaca.

-Ahora Señor Tramell. Tiene usted muchas cosas que contarme. - Puse mis brazos cruzados encima de su duro estómago y mi mentón luego. Vi en su cara, una suma tristeza.- Lo he dejado pasar mucho tiempo. Ahora escupelo.

-Mis papás se van a divorciar - ¡Wow! Eso no me lo esperaba ni en un millón de años luz. Era una de las parejas más solidas que conocía.- Fueron problemas económicos y tuve que dejar de estudiar por un tiempo. Por eso vine a la ciudad, a conseguir trabajo. Por las mañanas estoy trabajando en una pizzería.

Impactada era algo pequeño a como estaba en este momento.

-¿Por que no me habías contado?- Era bastante para cargar solo. Aunque noté que se estaba cogiendo el cabello.

-No lo se. Yo lo iba a hacer. Hasta que pasó lo de tú ataque y no quise darte más problemas.

-Son nuestros problemas. Siempre Noah- Le pellizque el brazo- Eso por mentirme. La buena vida cansa... si claro. Ni tu te lo crees.

-Créeme cansa.- De nuevo un gesto triste. Sus ojos verdes siempre demostraban sus emociones- Cuando me fui del pueblo pensé que tendría todo lo que quería. Pero fue todo lo contrario... perdí muchas cosas flaca y ahora me doy cuenta que no se como recuperarlas.

-Noah...¿Es seguro lo de tus papás? - Me acerqué a el y puse mi cabeza en el hueco entre su brazo y su hombro.

-Si... es definitivo flaca.

-No se que decirte Noah.-El era hijo único. Sus padres habían intentado darle un hermano pero nunca lo lograron. Ese era un tema frecuente cuando eramos niños.

-Solo quiero que estés conmigo flaca. Solo necesito eso.- Me abrazó y me dio un beso en la cabeza.

-Siempre estaré contigo. No lo dudes Noah.- Le dije mientras el sueño me vencía.

Un beso en mi mejilla y la luz de mi ventana, me despertó. Miré el reloj. Era temprano y no tendría que correr. Hoy el desayuno era de Lulú... ella era la que mejor cocinaba.

-Levantate pequeña dormilona.- Me cogió los cachetes como hacía mi tia Ruth... sabía que lo odiaba y le saque la lengua.

-Dame cinco minutos más y sé mi almohada.- Saltó hacia a la cama y me enrosque sobre él. Era una almohada bastante caliente y cómoda. Cerré mis ojos.

-Hoy tengo turno hasta las dos ¿A que hora sales?- Le mostré tres dedos.- ¿Quieres que te recoja?- Asenti.- Eres una perezosa.

Lo era. Pero después de un gran desayuno, una ducha rápida y una conversación con Noah. Había llegado temprano a la Universidad. Decidí ir a hablar con un profesor antes de empezar las clases.

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