Capítulo 2

1.2K 65 6
                                    

Luna dejó su mochila colgando del espaldar de la silla y se dejó caer boca arriba sobre su cama. Aquel había sido el día más intenso de su vida. Cuando bajó a desayunar esa mañana, sus padres y la señora Sharon la esperaban en la cocina. Había documentos desparramados por toda la mesa y la seriedad de los demás le dijo que algo grave estaba pasando. Le pidieron que tomara asiento, pues tenían algo que comunicarle.

Al principio pensó que se trataba de uno de los sabotajes de Ámbar, que no habían menguado un año después de la competencia internacional de patinaje. Quizás había encontrado alguna forma de inculparla de algo para meterla en problemas. Antes de que pudiera empezar a excusarse diciendo que no había hecho nada malo y que todo era una gran mentira, sus padres le pidieron que se calmara y le informaron que nadie estaba castigándola. Ese no era el motivo por el que la habían interceptado en su rutina diaria.

Sharon la miraba de una manera extraña. Esa expresión de superioridad y desinterés había cambiado por otra que ella no recordaba haber visto nunca. La contemplaba como si esa fuera la primera vez que la veía. Como si pudiera echarse a llorar en cualquier momento.

—Tenemos que hablar sobre tu origen, Sol—anunció gravemente.

Luna se quedó muy confundida ante el cambio de su nombre por uno que no se parecía en nada. Sabía que Sharon veía a sus empleados y las familias de estos como peones que se podían cambiar cuando ya no fueran útiles por unos más eficientes, pero nunca pensó que su grado de indiferencia la llevaría a olvidar el nombre de alguien que llevaba tanto tiempo viviendo en su casa.

—Mi nombre es...—estuvo a punto de corregir, tímida.

—Te pido que me perdones —Sharon se llevó la mano a la frente, como si la hastiara tener que disculparse—. Han sido días muy... difíciles para mí.

Rey, que estaba sentado a su lado, se dio cuenta de la incapacidad de su jefa para continuar con la conversación sin perder la compostura. La carga emocional de lo que iba a decir excedía su capacidad de permanecer en control, a pesar de su habitual madurez a la hora de manejar sus asuntos. Tendría que ser él quien hablara.

—Lo que la señora trata de decir es que...

—Espere—interrumpió Miguel—. Me parece que esto es algo muy importante en la vida de nuestra hija y creo que si vamos a decírselo lo correcto sería preguntarle primero si quiere enterarse, ¿no?

Su esposa asintió. Rey estaba a punto de responder cuando Sharon le detuvo.

—Tiene razón. No es un tema para tomarse a la ligera. Después de todo, yo no soy la principal afectada por todo esto. La opinión de Luna debería contar, también.

—Papá, mamá, ¿de qué está hablando?—consultó la chica, mirando a sus padres—. ¿Qué es eso tan importante que me quieren decir?

El matrimonio se dirigió una mirada cautelosa antes de que la mujer se atreviera a contestar.

—Bueno, Luna, primero te tenemos que preguntar... ¿qué tan interesada estás en saber de tu origen?

Su hija seguía desconcertada, con los ojos abiertos como platos.

— ¿Mi origen?

—Así es —confirmó Sharon—. Puntualmente sobre tus padres biológicos.

El resto era historia. Sorprendida al principio, terminó aceptando toda la información que pudiera proporcionarle. Y ahora que le constaba cómo habían sucedido las cosas y su relación con la señora Benson, no estaba tan segura de querer enterarse. Ahora ya no había vuelta atrás. Tendría que enfrentarlo.

La caída de la reina (Simbar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora