Sangre y Silencio

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— ¡Eh, Garleneinh! — Gritaba agitada Lazetheez — ¡El gran maestro te llama!.

— Tranquilízate mujer, pareciera que hubieses venido corriendo desde el monte Osiris — Dijo dando un pequeño salto por el susto que le produjo tan repentina llamada.

— No, no vengo desde el monte Osiris, pero llevo toda la mañana entrenando y me ordenaron buscarte — Luego de decir esto se le formó una expresión de decepción y enojo — ¡Es jueves, deberías saber que entreno!

— Lo sé, lo sé. No tienes para que alterarte, si sabes que me gusta hacerte enojar. Pones caras graciosas cuando lo haces.

— Ja ja ja, muy gracioso de tu parte.

— Te falta sentido del humor, mujer — Dijo levantándose de su asiento —

— Y a ti te falta ser más responsable — Le respondió en tono serio.

— Wow... — Dijo luego de acercarse a ella esbozando una pequeña sonrisa — Mejor me voy a ver a Balthazaar, que al parecer me necesitan más que por acá.

Antes de que Garleneinh pudiera salir de su pequeña cabaña Lazetheez le agarró de un brazo, impidiendo que pudiera seguir avanzando

— Lo siento, de verdad lo siento, pero es que últimamente no me siento muy bien.

— No tienes nada de lo que disculparte, siempre has sido mi amiga, ya estoy acostumbrado a tu forma de ser, no te preocupes por eso.

— Ah... si...— Dijo con un tono de voz apagado — Amiga...

— ¿Qué pasa? — Sacó la mano de ella de su brazo y con su dedo índice le levantó la cabeza desde el mentón — De la nada veo que te apenaste por algo.

— Sabes perfectamente por qué reacciono así — Dijo quitando la mirada — Hemos tenido tantas veces... tantos años esta misma conversación y tú sigues esquivando el tema, como si fuese ajeno a ti, como si nada hubiera pasado entre nosotros.

— Lo siento Lazie, pero sabes que no me gusta hablar de esto, y menos contigo, porque tratas de buscar la forma de que todo lo que pasó hace más de 4 años vuelva a ocurrir.

Garleneinh retiró su mano y se alejó un paso de ella, volteó su cabeza hacia la salida, pero aún caminando dispuesto a salir, volvió a ser frenado por las manos de Lazetheez, quien seguía mirando al suelo, con una expresión de tristeza dibujada en su rostro. La miró de reojo y volvió a sacar la mano de su antebrazo, esta vez saliendo sin más y mirando al cielo para tomar aire y escapar de esa incómoda situación en la que Lazetheez acostumbraba a meterlo.

Mientras paseaba sus ojos por la inmensidad del cielo divisó lo que parecía ser una gran manta en forma de triángulo, en la que se encontraba sujeto un hombre por medio de lo que aparentaba ser una gruesa vara de madera en medio de la figura de tela.

— ¿Qué se supone que es eso? — Tan extrañado como embobado por la locura que estaba viendo con sus propios ojos se dio cuenta del verdadero problema — ¡Un intruso!

Se devolvió rápidamente a su cuarto, ignorando la presencia de Lazetheez, quien se encontraba sentada y con la mirada perdida. Descolgó su arco y el carcaj con flechas que tenía al lado de su cama y salió corriendo del lugar para perseguir al extraño que sobrevolaba en algún tipo de artilugio que lo lograba mantener en el aire sin caer. Corriendo entre la vegetación y tratando de buscar con la mirada en el cielo a su objetivo entre la espesura de los árboles.

— ¿Dónde estás? — Se preguntó a sí mismo mientras corría en línea recta en dirección al monte Osiris — ¡Te encontré!

Saliendo de la arboleda y a los pies del monte pudo ver al sujeto sobrevolando los cielos a unos 20 metros de distancia, pero comenzó a volar en forma de media luna, para dar la vuelta y regresar por donde había venido. Viendo esto, y sin dudarlo ni siquiera un segundo Garleneinh sacó una de sus flechas y subiendo el monte lo más rápido que le permitía su cuerpo apuntó en dirección al sujeto, quien ya había dado la vuelta y venía en dirección a él. Disparó directamente a la cabeza, pero falló el tiro provocando que la flecha en vez de impactar al intruso diera contra una de las varas que mantenían la forma triangular de manera estable, rompiendo por completo la estructura y provocando que el hombre cayera de bruces contra el árbol que se encontraba en zona más alta del monte Osiris e impactando contra una de las ramas de la zona más alta, la cual se quebró e hizo que el extraño fuese golpeándose constantemente con las ramas del árbol mientras bajaba a la base del mismo de manera lenta y dolorosa. Garleneinh corrió hacia el árbol, y unos segundos después que logró llegar, el desconocido cayó al piso, quedando tendido y gritando de dolor. Tiró al suelo el arco y lo tomó de ambos hombros, e ignorando las heridas del hombre lo levantó de golpe y golpeando su espalda contra el tronco del árbol sacó una de las dagas insertadas en su traje.

— ¿¡Quién eres y que mierda era eso con lo que estabas flotando en el aire!? — Le gritó posicionando la punta de la daga en las costillas del hombre — ¡Habla!

— Agh... — Gimió y luego escupió sangre al suelo — Eso no es de tu incumbencia.

— Claro que es de mi incumbencia, te inmiscuiste en un terreno que no debiste, y por ello tendrás que pagar las consecuencias.

— No... no sé a qué te... ­— Soltó una tos ronca acompañada de sangre — Refieres...

— Sabes lo que viste, sabes lo que hiciste — Enterró la punta de la daga en el costado del hombre y guiñándole un ojo y con una malévola sonrisa prosiguió — y sabes que es lo que viene.

— Yo no te hecho nada ni a tí, ni a tu... sociedad secreta.

— Wow... por lo visto sabes que nuestra existencia es secreta.

— Déjame ir... por favor, te lo suplico...

— Lo lamento mucho, pero nosotros tenemos un código.

— ¿Qué... que código? — El hombre con las pocas fuerzas que le quedaban levantó débilmente el brazo izquierdo y bajándolo de golpe y sin fuerzas para ocultar la piedra que sostenía con su mano derecha a sus espaldas.

— Es un intercambio justo, tú sangre, para obtener el silencio absoluto sobre nosotros.

— Sangre por silencio... que inmundicia de personas...

Garleneinh logró enterrar la daga hasta la mitad antes de que el hombre reaccionase y le diera un fuerte golpe en la cabeza con la roca que ocultaba en su mano derecha, generando que Garleneinh cayera de buces al piso, provocándole un profundo y alargado corte en el costado al extraño antes de que soltara la daga y quedase semi-inconsciente en el piso. El hombre se levantó del suelo, tapándose la herida del costado con una mano, se agachó para recoger la daga y una vez que la tenía en su poder se acercó a Garleneinh y le dijo en voz alta:

— Tu sangre — Poniéndole el pie en las costillas con la intención de tirarlo cuesta abajo miró la daga en sus manos y sonrió — Por tu secreto desvelado... ¿No te parece un trato justo?

— De... demonios — Fueron las últimas palabras que pudo decir antes de perder por completo la consciencia y caer rodando cuesta abajo del monte Osiris, mientras el hombre lo seguía con la daga en las manos, con la clara intención de matarlo.

Umbra Inter UmbrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora