Una Sádica Tiranía

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-¡Pethrov! — Dos voces gritaron simultáneamente, llamando la atención de Pethrov, quien se volteó para ver qué era lo que pasaba.

—¿Qué pasa, por qué tanta prisa? —

—¿Puedes tratar de localizar a Lazetheez? —

—Sí, podría si estuviese viva, pero las bajas fueron demasiadas, los únicos que quedaron vivos fuimos nosotros dos—

Garleneinh le entregó el libro abierto en la página de Hoculoss a Pethrov, quien la leyó con recelo y cautela, y una vez que terminó miró a Garleneinh con un montón de preguntas en su cabeza, sin poder relacionar nada de lo que decía el texto con Lazetheez.

—¿Que tiene que ver este registro con Lazetheez? —

—Todo tiene que ver con ella, porque cuando estuvimos investigando en la casa mayor de los Tenebris Cruento llegó Jalthouk a matarnos, pero... —Sin poder seguir hablando fue interrumpido por Pethrov.

—¿Como sabes ese nombre? —La pregunta fue simple y concisa.

—Te lo dije, está todo lo que necesitamos saber en este libro, que por lo visto, trataron de destruir con fuego en un acto desesperado... —

—¿Y como se supone que Jalthouk te fue a matar si está muerto? —

—Porque no era un ser humano, era el alma de Jalthouk poseída por el poder de Hoculoss, Jeneshisu tuvo que limpiar su núcleo para... —Paró de hablar cuando vio que Pethrov cerró sus ojos y puso su mano izquierda sobre su brazalete de Donitirium—¿Qué haces? —

—Solo necesitaba saber si en realidad sabías de lo que hablabas, Lazetheez sí está en peligro, porque la busqué mientras tu veías el registro de Vaulther y no encontré su cadáver, supuse que estaría buscándote, pero la sentí muy lejos cuando traté de ubicarla—Volvió a abrir los ojos y dirigió su mirada a Garleneinh—Extrañamente esta vez se encuentra muy cerca, de hecho, la puedo sentir al otro lado del monte Osiris, por el lado oeste—

—Entonces es hora de partir—Tomó a Jeneshisu del hombro, dirigiéndole una mirada llena de confianza y seguridad—Es hora de salvar al último sobreviviente de Solestherk—

Mientras que el sol ardía ferviente en el cielo, los 3 guerreros caminaban en busca de Lazetheez, la cual se encontraba caminando tranquilamente junto al hombre desconocido, como si ya tuviese suficiente confianza en él.

—Bueno, después de todo creo que eres digno de ser mi guardia personal—Le pegó una palmada en el hombro—Pero sólo como eso, porque "Hoculaid" no suena a nombre de realeza-

—¡Hey!, si te dije mi nombre no fue para que te burles de él—Dijo mientras se frotaba el hombro.

—Esa es tu realidad, simplemente te toca aceptar lo que el mundo te dio—Se rió y lo miró de reojo—Después de todo si yo quisiera podría seguir sola, y tu sabes que soy capaz de hacerlo—

—Yo te hice una promesa. ¿Se te olvida? —

—No, no se me olvida nada de lo que hablamos 3 meses atrás—Se dio media vuelta y se puso una de sus manos en la nuca—Después de todo ese fue el día en el que me demostraste ser alguien en quien poder confiar—

—Siempre podrás confiar conmigo, te lo dije siempre—Se puso al frente de ella y con una de sus manos le acarició el hombro—Y te lo seguiré diciendo hasta aburrirme—

—Ya me lo has dicho muchas veces y no veo que te aburras de hacerlo—

—Eso es porque el día que me canse será cuando muera—Esta simple frase acabó con un silencio que para muchos sería incómodo, pero en esos instantes era la respuesta a todas las preguntas que podrían surgir entre los dos.

Umbra Inter UmbrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora